¿De qué hablamos cuando hablamos de erotismo? Infinidad de páginas se han escrito para contestar el reverso de esta pregunta. Así como el amor y las pasiones elevadas han sido uno de los principales temas de la literatura, el erotismo ha funcionado como un tópico corrosivo y subterráneo que ocupo diversos espacios a lo largo de la historia en base a su relación con la religión y la moral. Ubicándose en los márgenes, obligando a los autores a recurrir a seudónimos o al anonimato, despertando el escándalo y la censura, la literatura erótica se ha erigido como un sitio donde no solo se busca la indagación extrema del placer humano, sino también como un lugar desde donde se pueden reveer y cuestionar los valores de la sociedad.
En la modernidad se produce un cambio en la relación de la sociedad con la sexualidad: lejos de imponerlo a la sombra y la censura, las sociedades modernas fuerzan al sexo a hablar. Foucault se ha encargado de rastrear como esta puesta en discurso del sexo es en un punto represiva: está dirigida a expulsar las formas de sexualidad no reproductivas. Pero al mismo tiempo los discursos sobre la sexualidad se vuelven altamente productivos. Alrededor del sexo aparecen diversos discursos (la psiquiatría y la medicina) que van a funcionar como marcos reguladores. De esta forma, se despliega una “policía del sexo” que no se asocia estrechamente a una prohibición, sino a una reglamentación del discurso que establece el dónde y cuándo es posible hablar de sexo, en qué situación y entre qué locutores.
Lo que surge, entonces, es la necesidad de actualizar la pregunta con que comenzamos: ya no resulta relevante conocer de qué hablamos, sino desde donde podemos hablar de erotismo.
George Bataille va a ubicar su pensamiento en un más allá de los límites del discurso. La violencia de su mensaje obliga a descubrirse en aquello que se excluye: aquello que queda por fuera del discurso se vuelve, ahora, el lugar de resistencia desde el que se puede volver a pensar. Desde ese lugar periférico, Bataille concibe al erotismo como una experiencia interior al sujeto.
El erotismo de Bataille se define en relación con la ley, concebida como un pasaje de lo animal a lo humano, y que se articula en las esferas del trabajo y la razón. Al ubicar a la ley en el interior del erotismo, se despliegan una serie de elementos contradictorios, que crean una tensión entre contrarios (prohibición/transgresión, trabajo/deseo, razón/exceso, hombre/animal). La experiencia erótica no se va a ubicar en ninguno de los dos polos, sino en el pasaje entre ambos extremos.
Esta disolución de límites se concibe para el individuo como una pérdida de identidad: el erotismo se vuelve una experiencia de disolución en el objeto de deseo, que posibilita la sentencia “yo me pierdo”. Lo que se concibe entonces, no es ya una experiencia que rompe con la prohibición, sino una donde ambos elementos configuren una experiencia plena; donde el exceso propio de la vida ya no este puesto en obtener un provecho, sino en una perdida pura y simple; y donde el erotismo se puede pensar como una aprobación de la vida hasta en la muerte.
En 1928, bajo el seudónimo de Lord Auch, George Bataille edita la novela Historia del Ojo. Con una tirada de apenas 134 ejemplares el libro se convirtió en uno de los secretos más interesantes del género erótico. Pero no estamos solo frente a una novela erótica, sino frente a un relato hibrido e inclasificable, donde los juegos sexuales de dos jóvenes se mezclan con elementos típicos del género gótico, y con una escritura a mitad de camino entre un texto y un poema surrealista. Al mismo tiempo, este libro surge con la urgencia y la fuerza de una obsesión, al concebirse por Bataille como un intento por sortear una crisis religiosa. Historia del Ojo es un texto donde todos estos elementos se conjugan y donde ninguno prima sobre el otro, sino que en la exuberancia de cada una de sus partes se encuentra su secreto.
Historia del ojo cuenta las peripecias eróticas de un narrador sin nombre y de Simone –una adolescente multiorgásmica, a mitad de camino entre una lolita prepúber y una femme fatale. Lo que une a estos dos personajes no es tanto la necesidad de satisfacer un ansia sexual descomunal, sino la voluntad de ir siempre más allá de las fronteras de su deseo. Pero, como sabemos a partir de Sade, el impulso del deseo en libertad alberga un elemento de violencia y (auto)destrucción. Va a ser esta voluntad de transgresión, que llevada a su extremo linda con el crimen y la muerte, lo que empuje a los protagonistas durante toda la novela.
Primera decepción del lector: en Historia del Ojo casi no hay sexo. Los personajes se masturban, cometen sodomía, orinan y eyaculan unos sobre otros, inventan juegos sexuales donde los testículos de un toro o un huevo duro funcionan como receptáculos del placer, pero pocas veces su deseo es satisfecho a través del sexo. La tensión sexual no está puesta en la satisfacción y el alivio, sino en la búsqueda obsesiva de nuevas formas de perversión y disfrute.
El ojo, el huevo y los testículos funcionan como elementos que dan una clave de a donde apunta estas nuevas formas de deseo. La visión por parte del narrador de Simone sentándose en un plato de leche es lo que funciona como punto cero de la narración. El ojo y la mirada como principal medio de disfrute. El huevo y los testículos, objetos desdoblados que suplen la carnalidad del ojo, vienen a expandir y condensar la serie inaugurada en esa primera mirada.
muy interesante la nota. espero que haya una segunda parte. y una tercera y más.
saludos y gracias
flavia pantanelli
Muy interesante, últimamente escuché que había presentaciones de literatura erótica. Sería bueno indagar en esas últimas creaciones y recomendar algunos libros.
No leí nada sobre este género, me podrías pasar algunos títulos?
Merci.
Hola, Vero.
Gracias por el interes y la lectura de la nota. Es un genero super interesante que tiene una serie de grandes libros por fuera de los libros mas comerciales que fueron saliendo este ultimo tiempo de la mano de esa aberración llamada «50 Sombras de Grey». Te paso una serie de títulos sobre la tematica:
• Guillaume Apollinaire – Las once mil vergas (Esta es una pequeña novela que se podria pensar como el compendio de todas las perversiones y vicios ligados a la sexualidad, escrita ademas por uno de los precursores del surrealismo)
• Ercole Lissardi – El Centro del Mundo (Ercole Lissardi es tal vez el secreto mas interesante de la literatura erotica latinoamericana. En ese libro estan compilados 3 nouvelles de su autoria)
• Osvaldo Baigorria – Llévatela, amigo, por el bien de los tres (El relato de la experiencia del autor llevando adelante una relacion abierta con su pareja en la argentina de lo 70´s / 80´s)
Hay un monton de otros libros y autores interesantes sobre esta tematica (las novelas y obras de teatro de Sade, por ejemplo), pero tal vez esos 3 libros te funcionan como introducción a la tematica.
De nuevo, gracias por el interes y ojala puedas conseguir alguno de los libros.
Saluds!
Manuel