Hay una voz reseca
como de granel
luego
un decir resquebrajado
Una revuelta de llaves
Tres sorbos
Algunas relecturas
ese óxido.
El hundido labio
escoge su parte y confiesa
nos confiesa el todo por el todo
como si nada.
Entonces un tendido mutismo
Quienes redactan
Quienes
pero a pocos importa esto
entra por aquí y sale por allá
se debate
se hace mayoría
se pasea en cigarrillos
en una libertad tumbada
se estrena lo irrelevante.
Sin previo aviso alguien
anuncia el mandato
Aquellos, gimen.
Otros, se relamen: “Ni por asomo”
Y estos realzan la voz: “¿Para qué?”
Los remaches se enquistan
la podrida calma,
Sin embargo se esta así
acostados y en el empacho
Una modestia enana
me estremece
y parcamente corroboro que
estoy hablando de mi.