La escritura de Gertrudis Gomez de Avellaneda hizo confluir en su obra identidad, el lugar de la mujer en la sociedad y esclavitud. Escribe Anahí Almasia, dibuja María Lublin.
Ante un nuevo aniversario del llamado Día del escritor, en la cocina de la revista nos debatíamos si llamarlo así, si rebautizarlo como Día de la escritora y del escritor o Escritores. El uso de las palabras y los interrogantes alredededor de ellas, modifican lo que pensamos. Después de tantos homenajes a personajes masculinos, decidimos destacar a una escritora que nada tiene que ver con Leopoldo Lugones (quien inspiró para la Sociedad Argentina de Escritores el homenaje de cada año) y de quien ya sabemos bastante. De quien no se sabe tanto es de Griselda Gómez de Avellaneda (1814-1873), Tula para los amigos, feminista de su tiempo y autora de la primera novela antiesclavista, varios años antes de que saliera a la luz La Cabaña del Tío Tom de Harriet Beecher Stowe. Cubana de origen, pasó la mayor parte de su vida en España donde desarrolló una extensísima obra que recorrió la dramaturgia, la lírica y artículos periodísticos.
Gomez de Avellaneda realiza un giro asombroso para la época al escribir su novela Sab, publicada en 1841. El título de la obra coincide con el nombre de un esclavo enamorado de su ama que, a pesar de ser esclavo, había recibido la misma formación que ella, hija de los “propietarios” de Sab. Quizá la particularidad para la época no fuera tan sólo presentar un personaje habitualmente silenciado, sino que ese personaje tuviera un tipo de reflexión e intelecto inapropiados para la condición del esclavo, lo que le permite a la autora introducirlo en el relato como una voz novedosa no tan distanciada del lector de la época. Su condición de esclavo queda suavizada por una educación igualada a la de los blancos. Además, el esclavo está enamorado. He aquí la cuestión, Sab es posiblemente un reflejo de la vida de Gertrudis. Ella, que fue reconocida en su capacidad literaria por sus obras de teatro y narrativa, defendió la igualdad de derechos de las mujeres a la educación, al divorcio, al acceso a la vida pública en artículos de prensa y en su literatura, donde las mujeres ocupaban roles protagónicos. A pesar del reconocimiento es, finalmente, rechazada su candidatura para ocupar un sillón en el espacio sagrado y masculino de la Real Academia Española en 1853.
En su novela, Sab se despide con una carta. Y Carlota dice luego de leerla: “Las mujeres, pobres víctimas ciegas”. Él se presentó bajo la forma de la escritura, como Gertrudis, ambos identificados en el lugar de los oprimidos. La autora hace un tratamiento del rol de la mujer a modo de denuncia pero, al fin y al cabo, al igual que el esclavismo, son denuncias que en aquel tiempo se agotaron en su capacidad retórica y el destino concreto fue dramático.
Cito el comienzo de la novela que es una condensación de todo lo que aquí se habla:
―¿Quién eres?¿Cuál es tu patria? […]
―Las influencias tiranas
de mi estrella, me formaron
monstruo de especies tan raras,
que gozo de heroica estirpe
allá en las dotes del alma
siendo el desprecio del mundo.
¿Quién fue Gertrudis Gómez de Avellaneda? ¿Cuál fue su patria? Sugiero leer en clave de concordancia el dar voz a Sab con la pretensión de que su valor como escritora fuera visibilizada. La patria es donde confluyen las identificaciones de un grupo de personas y, para Gertrudis, la patria era un sitio en donde los “monstruos de especies tan raras” debían tener su lugar. Más que ubicar a lo transcultural como monstruoso, lo ajeno y distinto como el borde desde donde diferenciarse, en Sab el enunciador da voz a un esclavo como novedad y espejo de otras esclavitudes. Sin embargo, la única verdadera monstruosidad en esta novela es la criminalidad de la conquista. La doble monstruosidad que toma forma en los desvalidos y la construcción de una voz americana alejada del eurocentrismo, no es ajena a la particularidad de que la autora fuera mujer. Vaya entonces este recordatorio para todas las mujeres y hombres de este mundo, el día del Escritor es también de las Escritoras.
Su posición como escritora fue revolucionaria no sólo por darle voz a los hasta entonces silenciados, sino porque imaginó que ella misma podía pretender el reconocimiento en el ámbito de las letras sin verse perjudicada por su género, “pobres víctimas ciegas”. Inclusive utilizaba un seudónimo femenino La Peregrina, orgullosa de su cautivante presencia y capacidad creadora. Sin embargo, si de algo estoy segura es que ella no estaba ciega, tenía una visión y esperanza en las “dotes del alma”. Adelantada a su tiempo, desde su obra, luchó por ello.
Bibliografía:
Gómez de Avellaneda, Gertrudis (1841), Sab. Ed. José Severa. Madrid. 2005.
Sommer, Doris (1987) “Sab, c’est moi”. En Ficciones fundacionales. Colombia: FCE, 2004
Excelente!!!!
Muuy buena nota!!!!
Gracias!!!
Que bien!! No tenía este dato. Me encantó. Gracias!!
Gracias, Vero, hay mucho por hacer todavía respecto del día del “escritor”, no es cierto, escritora?
Aunque no las veamos, las mujeres siempre están. Y aunque no las escuchemos, igual. La cultura machista es, entonces, una cultura ciega y sorda, pero no muda, Las mudas e invisibles resultan ser siempre las mujeres. Alejandra Vidal Olmos, en Sobre Héroes y Tumbas ha desarrollado como mujer a pesar de la represión en contra, y la reflexión del autor, o del personaje, es una metáfora poderosa. como esas briznas de pasto que se abren camino a través de capas de cemento consolidado y uno las ve allí, verdes, pujantes. (La cita es de memoria)
Muy interesante
Cuantas mujeres invisibilizadas por la tradición patriarcal…
Bravo por el homenaje!