Shakespeare nos ofrece lo más bello y lo más horroroso. Tiene en sí lo mejor y lo peor del lenguaje y el hombre. Es el Bardo. Cardoso lo llama el Bastardo. Tomás Cardoso escribe sobre por qué Shakespeare es Shakespeare y por qué engancha y conmueve como pocos escritores pueden hacerlo. Ilustración de José Bejarano.
Into a thousand parts divide one man.
W.
En mi jardín se vio una estatua bella
Se juzgó mármol & era carne viva.
– Rubén Darío
I.
En el Principio era la Trama.
Recuerdo haber visto una emisión del teatro San Martín por televisión en la casa de mi abuela cuando tenía ocho años. La obra se llamaba Una libra de carne –El Mercader de Venecia-. No pude dejar de ver qué sucedía: la trama me atrapó hasta el final. Si las piezas de Shakespeare no fueran entretenidas, si no tuvieran ese grip, si fueran una serie de declamaciones poéticas, filosóficas o lo que sea, no hubieran durado ni un round con el público para el que trabajaba el Bardo –un público tan difícil de complacer como aquel niño de ocho años sentado frente al televisor…- si Shakespeare no se hubiera dedicado a ser un entretenedor, si se hubiera consagrado a ser un mero genio de la oratoria o un bardo iluminado o cualquiera de esos títulos que ahora le achacamos, no sería Shakespeare. Shakespeare es teatro, es acción & reacción. Trabajó para cumplir con un objetivo determinado: escribió una serie de roles para una serie determinada de actores. Nunca pensó en publicar su obra: nunca pensó que podía ser leída en silencio -por otro lado, gran parte de su material era robado a otras obras de otros tantos bardos…- La cuestión es que si su material no fuera entretenido en primer lugar, no le encontraríamos todas esas vertientes dialécticas o profundidades psicologistas o lo que sea que le encontramos ahora. Su nombre se hubiera perdido bien pronto tras las bambalinas: como está destinado a perderse de todos modos:
A walking shadow, a poor player that struts & frets
His hour upon the stage & then is heard no more.
II.
Muy poco se sabe de la vida, como se dice, “privada” de William Shakespeare, si es que existió alguna vez ese hombre. Es lo de menos. El estudiante de Shakespeare no necesita acumular la serie de eventos insignificantes que suelen llamarse la biografía del hombre para ver a Ofelia ahogada en defensa propia o para oír la flema marcial el rey Harry & el silbido del metal en el aire. Como escribe Emerson, un autógrafo del Bardo vale miles de dólares, pero la riqueza de su obra está ahí para el que la quiera adquirir sin precio. Hay una parva de secretos que siguen ocultos, latentes en esas páginas, para el que los quiera descubrir. No hace falta ser músico, poeta, actor, psicólogo, filósofo ni un genio para ser Shakespeare.
Te vendieron por nada, serás redimido sin dinero.
-Libro de Isaías
III.
Acaso una conspiración de bardos se encargó de trabajar el material & lo adjudicó a un tal W. Shakespeare, que al parecer era un hombre de una educación más bien precaria, por no decir que era un bruto ignorante. ¿hay un chiste – de un humor muy inglés por cierto- detrás de todo esto, del mismo modo los griegos atribuyeron la Illíada a un Bardo ciego que llamaron Homero? Tal vez el mismo nombre sea un chiste: Un Shake-speare es, como se dice en el barrio, un pajero. Un poeta es un pajero. ¿Suena vulgar, suena idiota? Cuando nos interese hablar, si alguna vez sucede, cosa improbable, de algún otro poeta de su época, engolemos la voz & hagamos de lo serio algo solemne. Pero ahora estamos hablando de Shakespeare: el más vulgar, idiota & ruin de los poetas. Si hablamos de Shakesperare adoptemos una postura anti-francesa, vale decir, anti-intelectual, que ésa es su postura. Su desdén por cualquier pedantería verbosa lo salva de la declamación rimbombante de quienes nos llenamos la boca hablando de él – pero tengamos siempre presente su epitafio: maldición eterna a quien remueva estos huesos-. Shakespeare es el poeta del estómago, de la bilis & las vísceras. Sólo a él se le podía ocurrir usarstomach como verbo.
Believe not all: but if you must believe, stomach not all.
Keats es agua, Milton es fuego, Pope es aire. Pero Shakespeare es tierra afiebrada. La poesía, que de por sí es alada, aérea, lo ama & cuida su memoria como la de un monstruo. En el Principio era el Verbo & el Verbo fue hecho Carne. La poesía es antes que nada sonido: Shakespeare probó todas las resonancias posibles de su instrumento –el idioma inglés pero no lo domesticó: lo dejó libre, fluido. Más tarde Alexander Pope lo afinó. Keats lo hizo sonar como nadie. Keats es el mejor poeta de la lengua inglesa: pero Shakespeare es el más grande: todo en Keats es bello: Shakespeare nos ofrece lo más bello & lo más horroroso. Tiene en sí lo mejor & lo peor del lenguaje & el hombre. Es el Bardo. Yo lo llamo el Bastardo.
IV.
Anoto algunos hechos aleatorios: tiene dos hermanas mayores; su padre era un hombre rico venido a menos & recibió una vez una multa por acumular basura frente a su casa; huyó de su pueblo natal, porque un tal Thomas Lucy quería matarlo; alguna vez hizo correr el rumor de que había muerto de una cuchillada en una taberna, como Errol Flynn es España; tuvo mellizos: uno de los cuales, llamado Hamnet, murió siendo un niño. W. bebía en abundancia, como cualquier mortal nacido bajo el sol de esas islas. Fumaba marihuana & cocaína. Legó a su esposa su segunda mejor cama. Su estatua en Stratford-upon-Avon ostentó durante muchos años un manojo de lana: que recién muchos años después fue reemplazado por la pluma de rigor. Acaso haya sido el primer espécimen de una raza extraña: un hombre que vive a través de un sueño & descree de la pompa & por eso mismo levanta su copa por tantos reyes muertos: un católico perseguido: un paria: una isla. Acaso haya sido australiano o japonés.
Acaso haya sido una mujer.
This is West: when the legend becomes fact: print the legend.
-The Man who shot Liberty Valance – John Ford
V.
Lo imagino insomne, o al menos, imagino que vivó un período de algunos años -¿tres, siete, toda su vida?- sin dormir. Ahora bien: al cabo de un período de insomnio tan largo, lo extraño no es producir Hamlet o King Lear, lo extraño es no producir ese material. Es el material el que suele trabaja al poeta: pero W. tiene un dominio de su oficio que lo salva de ser esclavo de su genio. All slaves are free (Othello). Como dice un bardo carioca, Marcelo D2 –Dante no podría estar más de acuerdo-: el rap no me usa a mí: yo uso el rap. El poeta está despierto a la vez que sueña. Sueña con sonidos que son palabras. Muchas de las palabras que usa Shakespeare están siendo inventadas sobre la marcha por su mal genio. En algún momento, el mismo Bardo se detiene ante uno de esos especímenes, extrañado, & se pregunta el significado de la palabra que acaba de inventar. Pero en muchos casos, sus invenciones triunfan & pasan a formar parte de la lengua:bloody, lonely, majestic, undress, hurry & etc.. Hace poco encontré uno de estos engendros, que no llegó a trascender –por ahora-: futurity. Suele decirse que el inglés de Shakespeare está caduco: que va desapareciendo. Por el contrario. Lo está tocando mañana. La lengua inglesa “actual” es la que está caduca. Un estudiante de inglés como segunda lengua entiende a Shakespeare: pero poco entiende de un reporte, correo informal o novela de corte novedoso sin sustancia.
VI.
Shakespeare trabajó lo que ahora se llama la lengua inglesa en un momento de gran fluidez, un momento líquido: las definiciones, el diccionario de Johnson, la delimitación del léxico estándar, vendrían más tarde. Shakespeare no se preocupa por saber qué es inglés & qué no: de algún modo, es el inventor de la lengua inglesa: ya que probó sus fuerzas & debilidades, expandió sus límites & le dio el poder narrativo que ni siquiera la propia lengua sabía que tenía. Uno de sus trucos más conocidos es el de alternar voces germánicas & latinas: trabajando la musicalidad de ese fuelle que es el aparato fonador: regocijándose en los diptongos, en el abrir & cerrar de las vocales, en la sonoridad de las consonantes. Pocas veces sucede –tal vez en el Corán o en la Biblia, tal vez en Dante & en su maestro, Virgilio- que las cosas de este mundo –no sólo los objetos del mundo sino las mentiras de los sentidos & de la espumosa memoria también- encuentran su expresión oral precisa: como se dice: su música.
Genial!… Para mí algo había en que Emmerich (director de Godzilla, El día después de mañana, 2012) hubiera hecho una Anonymous en donde el teatro de Shakespeare despierta pogos y llama a subirse al escenario, hace partícipe al público de su cuestión visceral.
A mí me gusta pensar que a La Tempestad la escribió F. Bacon, por ejemplo.
Aquel primer Shakespeare que vi en la tele con mi abuela era argentino: Una libra de carne: clásica pieza del gran shakespeareano Agustín Cuzzani, autor de El CentroforWard murió al amanecer.
El sueño del poeta le permitiría atravesar las reparadoras etapas REM del sueño solo con mantenerse escribiendo. Siempre me pregunté por ese indisociable vínculo entre insomnio de escritoras y escritores y la capacidad del fantaseo como sustituto del dormir. Gracias por este bello texto.
Reforzando la teoría de Roberto, copio y pego una nota que puse en el episodio 9 de Ulises ante la oscura frase rumiada por Stephen Dedalus: ‘Buen Bacon, se puso rancio. Shakespeare, acné de Bacon.’ La erudición es de Don Gifford, no mía, desde luego: Teoría según la cual Francis Bacon (1561-1626) fue, en su juventud, el verdadero escritor de las obras atribuidas a Shakespeare. La teoría fue desarrollada, entre otros, por la novelista norteamericana Delia Salter Bacon (1811-1859) y se basaba en la supuesta simetría de frases enteras de ambos escritores. Otro de los argumentos sostenía que las obras de Shakespeare tuvieron que ser escritas por un hombre mucho más culto de lo que Shakespeare nunca pudo ser.