Lesbos

Un relato de deseos velados a la sombra de la política en la antigua Grecia. La imaginación que despliega un autoerotismo vibrante y paciente, en un paisaje vasto e inspirador. Escribe Marta Ledri, ilustra María Lublin.

En mi sueño cerca se me aparece
Eros ha sacudido mis entrañas

Safo

 

Llueve sobre Lesbos. La bruma empaña los cristales del palacio. Poseidón apenas golpea el ambarino acantilado de la isla y la llovizna se despliega con la suavidad de la seda, con la amplitud de un peplo.

En su aposento la mujer se despereza. Le gusta que su cuerpo desnudo se enrede en las sábanas de hilo que han tejido las esclavas.

Es cerca del mediodía. Ya es tarde para presentarse en el Thíaso. Le llegan las cítaras pulsadas por manos femeninas. Una de ellas es de Lesbia, la discípula preferida, la que le quita el sueño. Oro y bronce, guirnaldas en sus trenzados cabellos.

El padre de la virgen, un aristócrata del lugar, se la ha confiado para que la entrene en la adoración de los dioses, en el baile con varas de  mirto y en el recitado de poesías. Tiene que estar preparada para su himeneo con un gran político. En ese territorio de agua la poesía nada tiene que ver con los cantos guerreros del Peloponeso. El azul ha impregnado de hedonismo la mélica y es dulce como el panal. 

Húmeda, gotea la miel; húmeda,  la mujer sensual y colmada de secretos… La espada y el escudo han huido de los cantos, los últimos rapsodas  son vestigios en versos que sobreviven en la memoria de los ancianos. Ahora, el canto es para Afrodita, para el  vino, para  la espuma del mar. La primavera y las olas mecen el cuerpo laxo que solo espera. Las esclavas han llenado la tina y han esparcido pétalos de rosas y nardos. Se sumerge y piensa en Lesbia. Se frota el vientre  con una esponja de mar y se detiene sobre su monte. Se explora, se anima a ir un poco más allá y lanza un gemido. Con su lengua recorre sus propios brazos y chupa cada uno de sus dedos donde anillos de zafiro se ajustan sin violencia. Alianzas con su femineidad y con la diosa del amor.

¡Lesbia! ¿Se dará cuenta la doncella de que sus ojos arden al mirarla? Que sus miembros desfallecen…

Su recinto tiene día y noche encendidas las antorchas y en el jardín hay pájaros exóticos. No ha nacido para sufrir. La vida es solo este presente que ahora por maldición de los dioses se le ha vuelto oscuro.  Por la ventana la ve correr tras la pelota que el instructor lanza para vigorizar los músculos. Alcanza a ver sus muslos salpicados por la sal y se lubrica de deseo. Esta noche la llamará con algún pretexto. Pondrá frutos secos, escanciará vino dulce y la iniciará en el amor. Esta noche, piensa y vuelve a dormitarse bajo el manso ruido de la lluvia. A lo lejos las velas de las embarcaciones se dirigen a Mitilene. Llevan cartas para el otro poeta insular que la llama “ la décima musa”.

El acantilado en su eternidad inmutable la espera con promesas de paz. Abajo, el mar es una melena encrespada y azul. Un lecho de agua para seguir soñando…

 

 

Escribe Marta Ledri

Marta Ledri. Nacida en Guleguaychú. Lic. en Letras por la USAL. Se desempeñó como docente en los niveles secunadrio, terciario y universitario (UADER). Colabora con reseñas literarias en Revista OZ ( Argentina) y en El coloquio de los perros (Cartagena, Colombia). Su poesía ha sido premiada en numerosas ocasiones y se encuentra dispersa en antologías. Fue actriz, directora y dramaturga del elenco Ordo Vagorum del Profesorado de Letras del Instituto Sedes Sapientiae. Entrevistó a Jorge Luis Borges en marzo de 1985. Actualmente lleva un ciclo de charlas literarias en la Sociedad española de Gualeguaychú. Publicó dos novelas: Jardines para dos almas (2017) de la cual se realizaron 5 reimpresiones y Agus ( novela juvenil) 2018. Libro de lectura obligatorio en Santa Cruz de la Sierra (Bolivia). Realiza talleres de escritura con Ana Guillot y en su ciudad con la Prof. Susana Lizzi. Es hija, esposa y madre

Para continuar...

Antes ¿cuándo?

En este cuento de Dafne Casoy, el tiempo se condensa para dar cuenta del deseo …

2 Comentarios

  1. Hermoso, estremecedor.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *