Pollerita roja, adelante gracias.
Escote pendular colgando de las palabras.
Kinesiología hace, carne, postre.
Las costillas, jugosas. Las frutillas, todas.
Se peleó con los papás, ternera tinder.
Digo sí, sí, le como una frutilla, enlazo las manos.
De a poco entra pollerita, va cayendo.
Mozo a las tres, otro fresco.
Se para, mesa en la cadera. La mira, todas las frutillas.
Gomina y lapicera, musculosa traslucida.
Musculosa pollerita. Pollerita pelo corto. Pollerita manos firmes.
Gomina costillas tiernas. Gomina barba postre.
Esperamos la cuenta, tabaco y encendedor.
Le prendo el pucho, prendo el mío.
Tres palabras y sopla. Pollerita entra al corral.
Le digo que hago aros y no parece creer.
El anillo se expande hacia ella. Pollerita sopla un hilo, enhebra el aro. Hilo entra al ojal y se tuerce, se abraza al revés. Humo confundido, hilo se vuelve ojal y aro lo enhebra.
Mozo trae la cuenta, pollerita paga las costillas.
¿Segura? Segura.
Gomina abriga a la frutilla, pollerita me pone el saco.
Mozo manos levanta la mesa.
Los adoquines mojados se hacen miles, llegamos a su casa.
Tacos y mocasines en la puerta. Medias más allá y saco debajo de la cama.
Fumamos para no charlar. En el humo platos sucios, musculosa y delantal.
Se duerme pollerita, frutilla eterna.
Ahogo el cigarrillo en el cenicero, rescato mis medias y el pantalón.
En la puerta, desarmado el domador, picaporte en mano, taco o mocasín.
Taco o mocasín.
Resulta ser, pollerita tiene pies de bestia, me sobra charol.
Mocasines entonces, cordones indecisos.
Salgo a la noche, humo en hilos, adoquines un millón.