Una entrevista grabada por María Escapa a principio de año a David Petroni sirve para recorrer varios sentidos estéticos, con invitados, comentarios y músicas que van y vienen en el zigzagueo de una noche de verano. Retrato de Mariano Lucano.
David Petroni y su novia Daniela me reciben en su casa de Villa Urquiza, con un vino rosado bien frío, pizzas caseras y Vicente, el gato, en el medio. Nos sentamos en el patio, donde la dama de noche invade el aire. La sentí desde la puerta. Cestrum nocturnum es la solanácea que destila, por las calles porteñas, su perfume inconfundible de verano. Es increíble. La brisa corre suave y nos trae su profundo aroma. Desde el living, nos llega la música que suena en una bandeja.
-Veo que además de plantas, coleccionás vinilos. ¿Cuáles son tus favoritos?
-El primer disco de Invisible es uno de mis discos favoritos. Y justamente la tapa de ese disco tiene una ilustración de M.C. Escher, Puddle (charco), que es un referente indirecto para mí, al cual yo admiro. No es un artista que yo consuma ahora, más de pendejo sí, pero la gente me asocia mucho con él, de alguna manera. Sobre todo por el doble sentido de las imágenes, las ilusiones ópticas, el absurdo.
-Apreciás el vinilo también como objeto, entonces. Por el arte de tapa, ¿cuáles son tus preferidos? Veo que ahí tenés Artaud, bien a la vista.
-(Risas) No, ese no es mi preferido, está ahí porque no entra en la discoteca, por la forma estrellada viste. Quedó afuera. (David se levanta, cambia el disco y pone Invisible) Las tapas que más me gustan son las de Pink Floyd. Las de Spinetta obviamente también. Gulp! y Oktubre están serigrafiados por el Indio, Rocambole y Skay mismos. Expresso 2222 de Gilberto Gil me parece increíble también. Esos delirios de los brasileños de los 70 me encantan, el movimiento Tropicália. Milagro de los Peces, de Milton Nascimento. Ese es tremendo, el librito, la tapa, todo. Esto en un formato digital es imposible, se pierde. Lo artesanal es la posta. En particular me parece increíble éste de Invisible que estamos escuchando, porque puso dos temas en un single, que eran los temas más largos. Mirá, acá está. (Saca el simple del sobre). Y no eran necesariamente los más comerciales. Entonces en el LP puso temas más experimentales y silencio. ¡Se dieron el lujo de incluir silencios!
(Se escucha el silencio)
-Y a vos, en el arte visual, ¿te interesa el tema del silencio? ¿del vacío?
-El silencio es el peor de los ruidos, decía Miles Davis.
(sonríe)
-Vos titulaste justamente una obra tuya Vacío y plenitud, supongo que en alusión al libro de Francois Cheng.
-Sí, exacto. Durante el tiempo que yo hice ese mural (el que está en la estación de San Martín) estaba leyendo ese libro.
-¿Sos de San Martín?
-No, pero viví unos cuantos años ahí. Toda mi juventud. Después nos fuimos para Saavedra. Hoy en día, igualmente, los artistas no tienen la necesidad de ser de ningún lugar específico. Esto puede tener varias connotaciones, positivas o negativas, según cómo lo mires. Es parte de un todo, de una época. El nefasto gobierno actual, el neoliberalismo, se aprovechó de una idea más bien budista o democrática, para borrar la memoria y la cultura, para crear el no-lugar. De lo que yo hablo es de una búsqueda interior, humana, que nos equipara, aunque por fuera seamos todos distintos, y la meta actual es aceptar nuestras diferencias y reivindicar nuestra igualdad humana ante la ley.
-¿Y como se ve eso reflejado en tu obra?
-Creo que mi obra no dialoga con la realidad material porque me baso en otras cosas que son más trascendentes.
-Digamos que en este sentido, te diferencias del muralista político. Porque el movimiento muralista empezó como una forma de activismo, como Rivera, Berni, Spilimbergo..
-Y hoy también lo siguen siendo. Lo que me sucede a mí es que no tengo una necesidad de narrativa expresamente política. Para mí, el pintar en la calle ya es una actitud política. Por acá me taparon un par de murales, por eso es importante pintar en la calle, sobre todo hoy en día que los museos te cobran una entrada, por ejemplo. Pero es la dinámica de la calle también. Si no lo tapa el gobierno o un vecino que no le gustó, al mural te lo borra el sol. O el tiempo. A ver, uno cuando pinta en la calle impone su arte también, y el resto de la gente se lo tiene que fumar. Yo no hago concesiones. Blu, el muralista italiano, vivió acá durante el 2002-2003, la poscrisis, donde había una libertad absoluta de pintar. Él hizo murales, con el tiempo se volvió famoso y un día, por causa de la gentrificación en Drago y Urquiza, el gobierno, o el sistema mejor dicho, se aprovechó de su fama y revalorizó el precio de esos inmuebles pintados por él. Blu pinta sobre fondos detonados, con ranuras, fisuras, medio trash, muros en ruinas, su arte es de un lugar en crisis. El gobierno de Macri no entendió nada y lo emprolijó. Tapó y arregló esos fondos, ¡encima pintándolos de gris!
-Bueno, volviendo a vos. ¿Cuáles son tus referentes?
-En cuanto a las artes visuales, Julio Le Parc, por su obra y por su tozudez. Bueno ya que hablamos de la música, me inspira más Spinetta o Charly que Le Parc, la música en general. Mis colegas también me influencian, constantemente. Y también me influenció mucho el arte precolombino, más que otra cosa.
Llega Pablo Gayoso, otro gran coleccionista de vinilos, con el grabador que nos ayudó a registrar el resto de la charla y con Amapola del 66. A David se le iluminan los ojos. Pablo nos cuenta que este vinilo fue prensado en República Checa y que la música que genera el trío de Hurlingham destila amor. David pide detalles. Empecemos con las características amorosas, dice Pablo. Un álbum doble (dos objetos negros redondos) con un arte tan digno y similar en calidad a la deluxe en CD; con tapas Gatefold, cubierta interna y un sobre con letras y arte fotográfica. No hicieron «la gran Afo Verde & Sony Music» como hicieron en el Alta Suciedad del Salmón, que sacaron temas del álbum original como para que entren en un solo vinilo. Nop: hay 2 temas bonus lindísimos… No podés poner bajito esta edición de Amapola. El ampli pide a gritos que por lo menos lo lleve al 50% de volumen. Es un álbum espanta-vecinos. Que pena que todavía no hayan sacado «Haciendo cosas raras» en vinilo che… todavía. David se levanta y pone con cuidado el disco de Divididos.
-Hablando de “haciendo cosas raras”, veo que arrancaste con murales, David, y ahora, tu última muestra individual, fue una instalación lumínica (Solar). ¿Cómo llegaste hasta ahí?
-Siempre pinté desde el taller a la calle. Pinté tela, en paralelo. Es un proceso híbrido, entre la tela y el mural. La instalación lumínica es un reflejo de lo que me influencia más ahora a mí, que son las ideas conectadas a la ciencia, la desmaterialización, la luz, el espacio. Lo visible y lo invisible del espectro solar, la geometría, la arquitectura de las sombras duras. El espacio invisible que hay entre los cuerpos. Volvemos a lo invisible, al vacío. Pero el color es mi gran búsqueda, en realidad. Las interacciones entre las distintas gamas.
-Digamos que la forma es la excusa para el color. John Berger decía que el dibujo era la presencia de una ausencia.
-Exacto. El arte en general es así. Para mí la pintura es un lenguaje muy metafísico. Yo puedo pintarte una cara azul para hablar de la melancolía. Pero la melancolía no es la cara, es el azul. Ya hace un tiempo me propuse pintar sin excusas. Bueno, así llegué a la instalación lumínica, resumiendo. En un documental sobre Aníbal Troilo, Leopoldo Federico, creo que era, cuenta que ellos se mataban haciendo firuletes para que después el Pichuco tachara todas las notas de la partitura y terminara con un chan, chán. Listo. Chan, chán. ¿Para qué tanto lío?
-¿Qué es el arte para vos?
-Para mí, transmitir una emoción. Hoy en día, el arte es demasiado racional, mental. No hablo del arte performático o los happenings, sino del arte conceptual. La información es el nuevo Dios. Una idea puede ser una obra de arte. Bueno, también está el arte y el mercado del arte. Son dos cosas distintas.
-Bueno, vos decías que no hacés concesiones. No cedés.
-Yo en mi caso me puedo ganar el pan con mi obra, pero son momentos. A este gobierno le viene bien mi arte “más abstracto”. Desde ya que estamos en las antípodas, ellos no entienden nada de mi arte (de ningún arte en realidad). Prefiero pintar murales en las fábricas de San Martín que en los túneles, pero no siempre podés elegir. De pronto te encontrás pintando una medianera y después te enterás que es otro negocio inmobiliario en La Boca.
-Me hace acordar al documental A Valparaíso, de Joris Ivens, donde cuentan que algunos artistas empezaron pintando las casas de los cerros hasta que el gobierno después vio en eso una forma de “tapar” o “embellecer” a esas villas, a esos lugares pobres, y lo financió.
-El embellecimiento, lo ornamental digamos, es el lado oscuro del oficio. Es el objetivo del gobierno, no el mío. Y hoy en día la censura radica más en “te llaman” o “no te llaman”, “te dan presupuesto” o “no te dan”. Hoy, en la mayoría de los casos, no te dan, como está pasando con la ciencia, con el Conicet, etc.
-¿Qué pensás sobre la idea romántica de que “si el artista no pasa hambre, no es artista”?
-¿Como Van Gogh? (risas) Bueno, parecería una idea occidental, pero el budismo también dice que la flor de Loto crece del barro. Hoy podemos prescindir del sufrimiento, ya fue, pero Cartas a Theo fue mi libro de cabecera por mucho tiempo. En un momento de mi vida, era pintar o la muerte. Así de simple. Ahora creo que tanto la tristeza como el placer son parte de la vida. Son momentos.
-En El pez dorado, David Lynch escribe que en su primera entrevista con un psicoanalista, lo primero que el cineasta le preguntó fue si la terapia iba a cambiar su forma de hacer arte. Le dijo que sí y no fue más. ¿El arte no funciona como terapia?
(Daniela, que es psicoanalista, acota que la respuesta fue estúpida)
-Creo que si yo solo hiciera terapia con mi arte sería egoísta. Si yo hubiera sido el psicoanalista, le habría dicho a David Lynch: si venís, vas a cambiar tu forma de hacer arte, y si no venís, también. Chico Buarque una vez dijo: todo el mundo le tiene miedo al cambio y yo tengo miedo de no cambiar.
-¿Proyectos futuros?
-La energía.