Juan Terranova: Gauchos Irónicos del Negocio y del Humor

Juan Terranova es uno de los críticos literarios jóvenes más interesantes del momento. Alterna la escritura de ficción, el ensayo, las publicaciones en Facebook, los cursos de edición y periodismo digital, la dirección periodística en revistas digitales como Tónica y Paco, con un lúcido trabajo de crítica, en especial, hacia sus contemporáneos. Tiene la buena costumbre de liberar sus libros, ofreciéndolos para descarga libre y gratuita. Lo entrevistamos con motivo de su libro Los gauchos irónicos, donde analiza e ilumina la obra de Carlos BusquedFélix Bruzzone y Luciano Lamberti, entre otros. Actualmente acaba de editar de manera digital un libro de ensayos llamado La Palabra Crítica, que reúne trabajos críticos de varios autores contemporáneos. Con el objetivo, como aclara en Facebook, “de fogonear futuros debates”.

En Recuerdos de Córdoba, Flavio Lo Presti cita un diálogo que tuvieron, donde distinguís entre un modo de leer del crítico y otro del lector común. Podrías explicarte un poco más a qué te referís con que el crítico construye al genio.

Bueno, no creo haber usado la construcción “lector común”. No creo que exista el lector común. Existe el lector que no escribe sus lecturas. El que las escribe, de una u otra forma, se transforma en crítico. Y no existe el genio sin la legalidad del crítico. El genio que se presenta y con su solo magnetismo nos convence a sus contemporáneos de su genialidad es parte de un legado romántico que no funciona. Siempre hay que ver qué pasa con la máquina, con el mecanismo. Y el mecanismo del genio implica la adhesión de alguien que sepa leerlo. Dicho en breve, la idea de “genio” es historizable. Y en esa historia siempre hubo un crítico, un lector que escribía sus lecturas, que las hacía públicas, y que señalaba por qué ese tipo era un genio.

¿Esa fue tu idea antes de ponerte a escribir “Los gauchos irónicos”?

¿Construir genios? No, fue todo mucho más blando. Yo venía reseñando o leyendo a mis contemporáneos y un día me di cuenta de que había libros muy, muy buenos, así que decidí ampliar mis lecturas, reunirlas y armar el libro. Leo mucho a mis contemporáneos.

No hay nada más patético, ridículo y trágico que un autor argentino intentando ganar dinero con su ficción.

Si la generación del boom tuvo una gran presencia en otros mercados además del argentino, ¿ves que es posible que eso vuelva a repetirse o creés que los escritores argentinos contemporáneos se están moviendo de un modo más local?, ¿o sucede por otra razón?

Creo que vamos a ser todos pobres. Hoy si te dedicás a escribir ficción, vas a ser pobre. No muy pobre, pero pobre al fin. Piensenlo bien, chicos. La literatura no paga. Y no hay nada más patético, ridículo y trágico que un autor argentino intentando ganar dinero con su ficción. Ganarlo me parece algo noble. A veces sucede, muy excepcionalmente. Pero intentar ganarlo y quedar a mitad de camino es un espectáculo de feria de vanidades muy calamitoso. Lo sé porque recorrí ese camino.

¿Creés que existe una diferencia entre lo que publican las editoriales independientes y los grandes grupos?

Sí, desde luego.

¿Puede ser que en los grandes grupos se trabajen más bien proyectos y en las editoriales independientes exista más libertad como para publicar sin tanta planificación?

Sí, puede ser. La gran diferencia igual sigue siendo que en los sellos más chicos todavía hay editores que leen y que creen en la lectura, mientras las editoriales grandes están manejadas por analfabetos del marketing, que encima hacen libros que no se venden.

Vos tuviste la oportunidad de publicar tanto en editoriales independientes como en grandes grupos, ¿qué consideraciones tomás en cada caso al momento de escribir?

Yo trato de escribir lo mejor que puedo. Pero insisto, los editores de las editoriales “grandes” que tienen mi edad son todos unos oligofrénicos sin ningún tipo de formación. Y me cuesta hacer negocios con gente analfabeta, sobre todo si el negocio implica libros. Ahora veo que muchos sellos pequeños en vez de hacer buenos libros y venderlos bien, de trabajar con sus comunidades y sus lectores, copian los peores gestos de las editoriales grandes. Eso es una lástima. A todos nos gusta el dinero, pero hay que saber hacerlo. En el terreno editorial, copiando a los analfabetos funcionales nunca vas a ver un peso. Hoy un editor chico tendría que editar contra Planeta, no siguiendo a Planeta, por otra parte una empresa que en cualquier momento quiebra.

La web es una madre gorda que nunca te da dinero, pero que te deja prender fuego todo a la hora de la siesta.

Desde hace años venís desarrollando dos revistas digitales (Paco y Tónica), por otro lado dejás que Los Gauchos Irónicos se descargue gratuitamente. ¿Buscan modos de financiarse o utilizan lo digital de manera gratuita como modos de difusión y expansión de ideas?

Es muy difícil sacarle dinero a esas cosas todavía. Prefiero comunicar, abrir el juego. Y la web es generosa en ese sentido. Una madre gorda que nunca te da dinero, pero que te deja prender fuego todo a la hora de la siesta.

Cuál es tu opinión sobre el debate de la convivencia o el reemplazo de la cultura impresa y la digital. ¿Se lee de manera distinta según el soporte?

Se lee de manera diferente, desde luego. El acceso es diferente. Se vivencia de manera diferente. Ahora estoy leyendo Critica della Vittima, un ensayo de Daniele Giglioli, que descargué de la web. Lo leo en el Kindle. No está traducido aún. Hace un par de años tendría que haber esperado mucho hasta reunirme con el libro. Hace un poco menos lo tendría que haber leído desde una pantalla en un escritorio, ahora lo puedo leer en la cama. La modernidad descarta pocos soportes, muy al contrario, los suma. El libro en papel y el libro en digital van a convivir mucho tiempo todavía. Y eso me encanta, me entusiasma y me parece bien. Igual hoy los lectores, los que realmente leen, están en la web, en los dispositivos, en las redes sociales.

Escribe Guillermo Flores

Guillermo Flores fundó las editoriales 13x13 y 800 golpes, y las revistas culturales Colofon y Arrancar. Hoy trabaja alegremente en comunicación digital.

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