Aymará de Llano escribe sobre el afamado literato Noé Jitrik, sobre su idea de «incesancia» y sobre como se fueron formando vínculos en la orfandad. Ilustra Mariano Lucano.
Estar o no
estar
eso no es ya
casi
la cuestión
“Los grandes peces”, Noé Jitrik[1]
Aprendí de Noé Jitrik muchas conductas académicas y humanas, que son las que importan en serio, las más duraderas. Fue un hacedor, uno de esos seres humanos que generan ideas para proliferar actividades sin descanso. Noé nos dejó en los primeros días de este mes de octubre de 2022, después de 94 años de trabajo incansable. No sé qué habrán sentido otros amigos, discípulos y colegas pero yo sentí que se fue mi mentor. Había viajado a Colombia por trabajo y lo halló esa señora que la literatura y las artes plásticas representan vestida de negro, ¿Será una señora? Lo conocí en 1990, con otra amiga fuimos a pedirle que nos dirigiera la Tesis de Doctorado en la UBA, le tocamos timbre en su domicilio particular de CABA después de haber pactado una cita telefónica; nosotras somos de Mar del Plata y, en ese momento, no había Doctorado en Letras en nuestra Universidad de origen. Aceptó, aun cuando todavía trabajaba durante varios meses en México, de donde venía luego de un largo exilio, a causa de la Dictadura Militar argentina; aceptó diciendo que nos veía tan ansiosas que si no nos acogía parecía que, al salir de su casa, nos tiraríamos al Río de la Plata. Estábamos huérfanas de dirección y habíamos elegido al mejor, así lo sentíamos. Él también presintió esa orfandad y decidió acompañarnos.
De todas las cosas
Que olvidé
Lamento todas
“Los olvidos”, Noé Jitrik
En los innumerables viajes a Mar de Plata para dictar seminarios, evaluar proyectos o como conferencista siempre nos dejó sus saberes que pusimos en práctica y conservamos. Antes o después de dictar sus clases, al transitar las calles marplatenses, descubría una luz especial en mi ciudad, diferente a otras: “la luz tiene en la muy extensa y compleja ciudad de Mar del Plata (…) una especie de diversificación equivalente, de acuerdo con un criterio quizá no muy difundido en general pero comprensible en el orden de la pintura y otras artes visuales…”. Esta cita es parte de las primeras páginas de su novela Mares del sur en donde se explaya sobre la cuestión de la relación entre la luz y el emplazado urbano originario de esta ciudad en la que se va a desarrollar la novela. Esto es solo un ejemplo, podría seguir relatando otras anécdotas y todas tratarían de destacar esa percepción diferente que poseía y que, al transmitírmela me dejaba sorprendida porque no entendía, en el momento, hacia dónde iba con ese comentario, aunque estaba segura de que iría hacia algún destino de su incesancia (concepto que acuñó para la escritura y que operó, según mi experiencia, en su vida siempre). Lo cotidiano se transformaba en texto, en escritura, eso fue una de sus enseñanzas. Me mostró un modo de vivir entre lecturas y escrituras o de reconocer la pasión por la crítica, que sin pasión no tiene sentido, como tantas otras prácticas de nuestras vidas. En los ensayos de Noé Jitrik se reiteran algunos núcleos que proliferan a lo largo de toda su obra como si fueran surtidores liberando líquido al espacio. Lectura, escritura, corrección, re-escritura, traslado, traducción forman parte de una cadena incesante, los que también aparecen en sus novelas para un lector atento. Esos núcleos, que generan redes epistemológicas, empezaron a formar parte de mi vida en mi medida, en mi modo de aceptarlos para seguir agotándolos, si fuera posible.
Todo lo que pueda decir de la obra de Noé quedará como parcialidad ante semejante calidad y cantidad de trabajos. Solo retomo lo que se refiere a lectura y escritura. Para ello transcribo un párrafo que publiqué sobre Fantasmas del saber (lo que queda de la lectura) porque da cuenta de otras publicaciones de su profuso mundo de publicaciones:
Leer a Noé Jitrik en su nueva publicación nos ofrece la posibilidad de recuperar su escritura anterior o, en el caso de ser un lector novel, la peripecia de ingresar en su mundo. Fantasmas del saber (lo que queda de la lectura) remite —por el título de tapa— a Fantasmas semióticos: concentrados (2007) y también —por el paréntesis explicativo del título— a sus textos teóricos sobre la lectura: Cuando leer es hacer (1987), “La escritura y la lectura en su entrecruzamiento” (1989) –artículo publicado en la revista SyC y ulteriormente retomado en Los grados de la escritura (2000)–, Lectura y cultura (1990). Dado el tipo de relato de vida, otra vinculación que adviene, en cuanto a su producción reciente, es la de Casa Rosada (2014) en donde nos permite conocer parte de su vida pública entre las actividades académicas, sociales y políticas. Y así podríamos seguir estableciendo redes entre sus diferentes textos como apartados de una obra que se prolonga entre uno y otro de sus libros publicados como continuo entre la crítica, la teoría y la ficción” (De Llano, 2017) El modo en que la dimensión autobiográfica rebasa las historias de vida individual incide como teoría de la lectura y la escritura, además, como crítica literaria. Comprendí con Noé que leer y escribir (que son dos caras de la misma práctica y actividad) son ceremonias que, apelando a los saberes, convocan también a la pasión.
De Llano, Aymará 2017. “Cuando leer es hacer”. Reseñas/CeLeHis Año 4, número 10.
Referencia:
(2021) De los ensayos sencillos a una lógica en riesgo. Conversatorio con el autor organizado por Francisco Aiello y Aymará de Llano. CELEHIS, UNMdP. 19 de agosto de 2021. Disponible en:
[1] Todas las citas son de Cálculo equivocado Poemas 1983-2008 de Noé Jitrik