“La poesía es mi modo de estar en el mundo”

Fotografía Agustina Belén

Flores y velas (Trópico Sur Editor), de Viviana Abnur es uno de esos libros de poemas donde nada desentona, como el canto de los pájaros. Como bien indica Ana Claudia Díaz, “los poemas señalizan el movimiento, la intersección entre lo místico y el mundo real”. Piezas que urden el tejido efímero de lo real. Basta leer algunos versos de “las mujeres no existen”, “por qué no me dedico a coleccionar mariposas” o el notable “flores y velas”, para constatarlo: Abnur viene articulando una rica y compleja poética que se consolida mediante la calidez de una voz cercana al registro menos evidente de lo íntimo. Evocativa y sensorial. El pulso de una peculiar vida interior.

 

Flores y velas es el título, y, asimismo, el poema más extenso que integra la publicación. ¿Cómo surgió el libro y cómo fue su desarrollo?

-Es un libro que se armó con fragmentos de libros anteriores que me gustaban y algunos textos nuevos, un poco más experimentales, todos girando alrededor de la necesidad de perdurar, de estar en el otro, de ser recordados dentro de lo posible, en el amor. De ahí, un poco, la idea de la tapa, foto que pertenece al santuario de Gilda.

 

-Cuando te hablan hoy de Gilda, ¿qué te evoca ella?

-Me gusta la gente que en apariencia es suave, delicada, que lleva consigo, sin saberlo, “el poder de la debilidad” para decirlo en palabras del Tao. Me gusta explorar ese tipo de fortaleza. Y por supuesto, como ella, “no me arrepiento de este amor”, ni de ningún otro.

 

-Las piezas que conforman “luna doble” están escritas en prosa. ¿Pensás que alcanzan otro grado de respiración lírica?

-Sí, puede ser. Esos textos surgieron bajo la idea de collage, luego de ver una exposición de fotografías de Alejandro Montini en el Teatro San Martín, que fue muy motivadora. Esas enormes composiciones, con recortes de fotos y superposiciones, me fascinaron. Escribí el primer poema que lleva el título de uno de sus cuadros “Poetas en el fin del mundo”, se lo envié, le gustó, y bueno, seguí escribiendo el resto de la serie. Después se sumó Gastón Roccasalvo, que lo llevó al formato de video, y gracias a su trabajo fuimos finalistas del concurso Video Babel 2013. Ese encuentro fue y sigue siendo una experiencia muy gratificante.

 

-¿De qué modo se muestra necesaria en tu vida la poesía?

-No vivo la poesía como algo necesario. Para mí, necesarios son los anteojos, o un billete en el bolsillo, si estoy en Liniers a las dos de la mañana de un domingo y resulta que hay paro de colectivos y me tengo que volver en taxi, como me pasó el otro día, y una piensa en todas esas personas que siguen ahí en la parada, esperando a esa hora no sé qué, que no tienen esa posibilidad. La poesía para mí, no es necesaria, no es una posibilidad. Pisa conmigo, respira, es mi modo de estar en el mundo, vivita y coleando.

 

-Leo unos versos para ilustrarte una idea: “Me recibió la ropa de la muerta en el ropero/ sus fotos enmarcadas en la pared/ las cremas de belleza vencidas en el botiquín del baño”. Tu poética, a menudo, se construye a través de la observación del detalle. ¿Por qué los objetos de nuestra cotidianidad adquieren relevancia?

-Supongo que un poco por eso de “el cansancio de los materiales” que plantea Leonor García Hernando en su hermoso libro de poesía. No son los objetos, que pobres, deben estar saturados de hacernos el aguante, de ser testigos partícipes de nuestras vidas, sino lo sujetos a ellos que estamos. ¿Cómo ignorarlos?

 

-¿En poesía, lo terrible, al igual que lo desagradable, cae dentro del estereotipo?

-No necesariamente. En el estereotipo caemos los poetas cuando a veces nos pasamos de vivos, o hacemos malabares con el fuego, y se nos van cayendo las clavas una a una, no la poesía.

 

Juan Carlos Bustriazo Ortiz, ¿qué significa en tu vida?

 

 

-Creo que hay personas que escriben poesía y personas que están atravesadas por la poesía. A veces, muy pocas, en un poeta se resumen las dos cosas. Para mí, Bustriazo Ortiz es un ejemplo de ello. Tuve el privilegio de conocerlo en el marco de una entrevista para la revista Lamás Médula, en el año 2009. Yo iba a entrevistar a un escritor que había leído por ahí, quería ganar el premio Nobel, y me encontré con un hombre sencillo, que bien podría haber sido mi abuelito, que leía sus poemas emocionado como si fuera la primera vez, y mostraba su colección de piedras indias con el entusiasmo propio de un niño.

 

-¿Pensás que marcó tu poesía?

-Bueno, ese breve tiempo que duró el encuentro me alcanzó para saber que yo nunca iba a tener ese don, el de vivir poéticamente así, como él vivía. Un día me llamaron para decirme que había fallecido. Me contaron que la noche anterior, él que siempre dejaba una luz encendida en la entrada de su cuarto, había pedido esta vez, que la apagaran. Después, simplemente se durmió. Hasta para eso un maestro.

 

-Viviana, ¿pensás que la gran poesía consiste en saber hablar de uno mismo en un tono impersonal?

-A decir verdad, no sé qué es “la gran poesía”, pero hablar de mí en un tono impersonal, eso sí sería un gran trabajo. Supongo que no me va a salir.

 

-¿Por qué lo decís?

-Nunca me planteo de antemano el tono del poema. No quiero decir con esto que todo sea inocencia e ingenuidad en el momento de componer, por supuesto que no. Pero poder planificar el tono sería para mí de un virtuosismo que me es ajeno. Por otro lado, no sé qué es la poesía impersonal, ni por qué sería mejor. Si algo de lo que escribo te sonó así, bueno, habrá sido sin querer, una suerte de milagro.

 

-Tras leer “lost in translation” poema con que cerrás el poemario, ¿un libro sólo es fecundo y duradero si se presta a varias interpretaciones diferentes? En otras palabras, ¿una obra vive por los malentendidos que suscita?

-Malentendido es una palabra muy bonita. Muy propia de nuestro lenguaje. Humana por excelencia. El hecho de confundirnos o que el otro se confunda, entienda una cosa por otra, a veces lo opuesto a lo que quisimos decir, relativiza mucho nuestra existencia. Me parece sano e inevitable. Y muchas veces, un punto de partida. Con respecto a los libros, supongo que, nos guste o no, habrá tantas interpretaciones como lectores. O tal vez ninguna. Así que más vale, no detenerse mucho en eso y dedicarse a escribir.

 

-¿Sos obsesiva en el proceso de corrección de tus poemas?

-Depende. En general corrijo bastante, a veces años puede estar en el banco de suplentes un poema, pero obsesiva no. Me parece que el control sobre el poema se agota en algún punto, y es bueno saberlo, así que me conformo con que el poema entone con su propia voz, lo cual ya es bastante. Si canta lindo, está bien para mí.

 

-Por último, un poeta que recuerdes con frecuencia .

-Si me permitís, un poema y un poeta. El poema, “El caballo rojo” de Prévert.

 

-¿Por qué?

-No sé bien por qué, pero me encanta. Y el poeta, hoy por hoy, Cavafis. Supongo que por su poesía urbana. Pero bueno, son momentos.

 

 

Viviana Abnur (1964), publicó Agosto (2007) y Delta (2009). Coordinó el ciclo de editoriales independientes Edita/2 en el Centro Cultural de la Cooperación “Floreal Gorini” de Buenos Aires.

Escribe Augusto Munaro

Narrador, poeta, traductor, editor, periodista y lector incansable. Publicó Ensoñaciones: Compendio de Enrique de Sousa, El cráneo de Miss Siddal, Recuerdos del soñador evasivo, Cul-de-sac, Todo sea por la excepción, Gesta Cornú, Breve descripción de una |sepultura|, Noche soleada, Camino de las Damas, [Hna. Paula], Agnès & Adrien, 1944, Vida de Santiago Dabove, Islandia, A la hora de la siesta, Arletty, El baile del enlutado, La página infinita, Celuloide y El busto de Chiara.

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«Soy omnívoro y muy cambiante como lector y oyente»

De un Instituto de Carreras Alternativas a una muestra de historietas intervenidas, Leo Maslíah, el músico uruguayo que ganó el premio Gardel al Mejor álbum de música clásica y que supo formar parte de un programa de televisión junto a Guinzburg y a Fontova, nos cuenta cómo concibe sus ideas, qué lugar ocupa el humor en su producción artística y qué consume culturalmente por estos días. Su nuevo disco se llama "Últimas canciones".

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