Marx renace y recorre las calles de Buenos Aires

Eléctrico Carlos Marx se plantea como una gran prueba, de hecho su subtítulo es “teatro, ensayo y aproximación”. Es un proceso en el que Marx asoma en el mundo actual y se deja sorprender por lo que ve a su alrededor, la evolución del sistema capitalista.

En un espacio con sólo una silla, una guitarra, un perchero y algunos otros objetos, una gran tela traslúcida hace de mediadora entre el escenario y el público. Sobre ella se proyectan twits de este pensador y otros como Engels y Mariátegui. Una forma de traerlos al siglo XXI y hacerlos dialogar con nuestro presente.

Manuel Santos Iñurrieta encarna a Marx pero no se funde directamente con él. Para evidenciar la distancia, usa peluca y barba burdamente falsa, y apela al pacto con el espectador para creer en la ilusión. Lo aborda a través del personaje del payaso políticamente incorrecto que ya utilizó en sus dos anteriores monólogos. Es un hombre con panza, pantalón rojo y bombín, camiseta a rayas y un lenguaje rioplatense, que homenajea a cómicos nacionales. El título de la obra cuenta esa lejanía, Marx acá no es Karl sino Carlos.

A lo largo de la poco más de una hora que dura el espectáculo, Santos establecerá una mezcla irreverente de ideas marxistas con personas, creencias y situaciones que lo influenciaron, en su formación como actor y en la vida misma. Los Rolling Stones, Atilio Borón, Raúl Serrano, los muchachos del barrio, Dios, Fidel Castro, entre otros. 

El primer acercamiento a la realidad argentina se dará a través de “los pibes de la esquina”, una bandita rea y desafiante que se cruza todos los días. Luego de comprender su lenguaje y su forma de vida, poco a poco se irá acercando a ellos. Compartirán lecturas y gustos musicales. Los muchachos quieren cambiar el mundo a los golpes, pero Marx les explica que para eso primero deben cambiarse a sí mismos, porque creen ser libres pero una cosa es ser libre y otra es estar suelto.

Así, pateando las callecitas de Buenos Aires, él relata el mundo a medida que lo vive, en un ejercicio de desdoblamiento constante: transitar y analizar. Se encontrará también con los problemas cotidianos actuales, como tratar de comprar zapatillas por internet. Haciendo dos clicks recibe en su casa una cajita, sin dialogar con nadie, sin saber a quién le pagó, entregando todos sus datos, y dando estrellitas de calificación vaya a saber a qué cielo. La comparación entre la famosa plataforma de ventas Mercado Libre y el libre mercado es desopilante. 

También tendrá sus problemitas con Dios cuando éste, proyectado como un haz de luz sobre el escenario, le da la espalda en los momentos en que más requiere de su diálogo.

Luego el filósofo deberá tomar un taxi y quien lo conduce es nada más ni nada menos que Atilio Borón, el politólogo y escritor argentino, destacado por su teoría con orientación marxista, y un compromiso explícito con el socialismo latinoamericano. Jugando con la figura del viaje iniciático, Borón comunica a Marx algunas ideas claves y éste va repensando su visión de los acontecimientos y de la realidad que lo rodea. El viaje de conocimiento se va completando con el encuentro con Raúl Serrano. El teórico y docente teatral comparte charlas y caminatas con Marx/Santos, en las que se enriquecen mutuamente. 

Estas escenas se introducen a través de videos, recurso que será usado a lo largo de la obra, así como también los twits y formas discursivas más visuales, de acuerdo a la época en la que vivimos, para aggiornar y acercar a los grandes pensadores a la coyuntura actual. Pero además como elementos de la lógica de construcción escénica de Bertold Brech. Los twits son los carteles del teatro brechtiano. 

No es casual que los encuentros con todos estos personajes se den por fuera del teatro, en otro espacio: la calle. La calle aparece como el último campo de batalla, el lugar en donde se dirimen las grandes luchas, los libros quedan guardados en la biblioteca. Marx camina la calle, se la apropia, va al encuentro de los otros, forma alianzas con la juventud, derriba muros de clase y de ideas, se construye y deconstruye a sí mismo a cada paso. Marx es un obrero del pensamiento y de la acción, con mameluco y todo.

En su condición de metáfora fantasmal, el filósofo se permite todos los recorridos y las licencias. Como ya está muerto no puede volver a morir, y desde esa premisa enaltece los ideales revolucionarios. En este sentido, la  poesía que va recitando le sirve como elemento de distracción para entrar por las grietas del sistema capitalista. El carácter lúdico y musical de los poemas facilita la memorización, los poemas dan cuenta de un trabajo artesanal que ninguna tecnología puede reemplazar. 

No faltan referencias a los groseros errores discursivos del gobierno actual, a la reciente alianza dispar con el FMI, y a los recortes económicos en la cultura que afectan directamente a la práctica teatral. 

La obra, mezcla de catarsis y de diálogo con el espectador exige una escucha activa y una entrega total del otro lado del escenario. Santos habla rápido, se pregunta y se responde, interpela con su mirada profunda, no da soluciones sino que dispara interrogantes como flechas que van directo al cerebro y al corazón. Siguiendo la lógica del teatro de Brecht, evita el didactismo fácil y promueve la pregunta constante, mediante el humor irreverente y la comicidad cómplice. Guitarra eléctrica en mano, Santos se ríe de “lo mal que toco”, de la necesidad de que recomienden el espectáculo, introduciendo mensajes que explicita como subliminales ante la risa general del público.

Eléctrico Carlos Marx demuestra con solidez, coraje y mucho humor, que Marx está más vivo que nunca. 

 

 

 

Ficha técnico artística

Texto: Manuel Santos Iñurrieta

Actuación en video: Atilio Borón, Claudio Gallardou, Raúl Serrano

Vestuario: Marina García

Escenografía: Diego Maroevic

Iluminación: Horacio Novelle

Pelucas: Alejandra Alonso, María Alonso

Diseño de utileria: Diego Maroevic

Diseño Audiovisual: María Eugenia Summa

Música: Pablo De Caro

Sonido: Daniel Alvarenga

Fotografía: Agustina Haurigot

Diseño gráfico: María Eugenia Summa

Asistencia técnica: Marina García, Diego Maroevic

Prensa: Debora Lachter

Producción: Los Internacionales Teatro Ensamble, Marina García

Dirección general: Los Internacionales Teatro Ensamble, Manuel Santos Iñurrieta

Teatro: Centro Cultural de la Cooperación (Av. Corrientes 1543, CABA).

Funciones: Sábados 22:30hs

 

Escribe Melina Martire

Soy licenciada en Artes Combinadas (UBA). Realicé la Especialización en Diseño y Planificación de Proyectos Culturales en la Alianza Francesa. Cursé el Posgrado en Gestión Cultural y Comunicación en FLACSO. En actuación me formé con Lorena Szekely, Pablo Mariuzzi, Paco Redondo, Diego Cazabat. Clown con Marcelo Katz, Marcos Arano y Pablo Fusco. Trabajé en diversas obras de teatro como actriz y gestora de prensa. Fui redactora de Revista Cultural Originarte. Publiqué en Revista Telón de Fondo. Fui redactora estable de críticas del área escénicas de Revista Funcinema, Revista Mutt, y Revista Feminacida. Actualmente escribo para Revista Colofón. Tomo clases de escritura creativa con Juliana Corbelli, ambito en el que estoy desarrollando un compilado de cuentos. En el 2019 estrené como actriz  la obra teatral Boicot en el Bauen, concebida en creación colectiva con la Compañia Irredentas. Formo parte desde hace tres años de un proyecto de investigación escénica llamado Haber Sabido con dirección de Gonzalo Facundo Lopez. En el 2020 estrené como actriz la miniserie web Una calle nos separa por Nube Cultural.

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