¿Qué hace héroe a un héroe? ¿Cuál es el barro desde el que se configura un ícono adorado por multitudes? Desde Revista Colofón nos sumamos a las celebraciones con motivos del triunfo de Argentina en el Mundial de Qatar 2022, y Gabriela Puente analiza, desde el concepto del culto al héroe, la figura de Messi, el protagonista indiscutido del campeonato. Ilustración de Javier Ranieri.
Desde el inicio de lo que llamamos humanidad, los héroes marcaron el pulso de la Historia, los hubo míticos y civilizatorios, cívicos y muertos en batallas épicas, los hubo incluso deportivos, coronados en las Olimpíadas muchos siglos antes de Cristo.
Es la cultura griega la que configura para Occidente el concepto del culto al héroe. Y para ésta, más allá de que existan héroes y heroínas, la noción de heroicidad comporta al menos algún rasgo relacionado con la virilidad; si bien no hay para el pueblo griego una única areté, o virtud, que sea universal y válida para todos los sectores de la sociedad, la más celebrada y ponderada fue por lejos la masculina, incluso el origen etimológico del término latino “virtud” proviene de la raíz vir, esto es, viril.
Pero no cualquier varón es un héroe; éste es en esencia un semidiós. Ser un héroe implica ser un punto siempre móvil e inalcanzable, para el común de los mortales: el punto liminal en que la humanidad se trasciende a sí misma.
En estos confines alejados de Occidente, al sur de Latinoamérica, es decir al sur del sur; en Argentina, por estos días nos encontramos inmersos en la celebración de nuestro propio culto del héroe, teñido, por supuesto, de un color local. Nuestro héroe para que se precie de tal debe provenir invariablemente de un ambiente austero, pobre en la medida de lo posible y debe ostentar una infancia primigenia mezclada, por decirlo borgeanamente, con “el barro elemental, barro de América no conquistado aún”. Ese barro que es también el elemento a partir del cual Dios crea al hombre, no se debe olvidar que humanus proviene de hummus, la tierra.
Lionel Messi cumple con las características que reclama el culto, la leyenda cuenta que se hizo desde abajo, al provenir de una clase obrera sus condiciones económicas (incluso físicas) no eran óptimas para el mercado, pero fueron el barro con el que se configuró el ícono que hoy es.
Por estos días sus efigies fluyen a mares en los sitios de internet, el gesto distintivo del héroe lo define; pero es quizás una fotografía tomada para la revista “Paper Magazine”, unos meses antes del mundial de Rusia de 2018, la que lo muestra en todo su esplendor; en ella, la figura del futuro héroe aparecía recortada entre las sombras, metamorfoseándose con un macho cabrío, Messi es “the goat”; goat significa cabra, pero también significa algo más: es una sigla que cifra el epíteto con el que de ahora en más se referirán al novel héroe: “the gratest of all time”, en castellano: el más grande de todos los tiempos. La elección del término goat no es casual, ya que suena muy similar a la palabra germana y anglosajona para referirse a dios (gott y god, respectivamente).
Otra de sus icónicas fotos lo retrata con un pequeño cordero entre sus manos, las referencias al cordero de Dios, al hijo de Dios, son ineludibles. Maradona padre, Messi, el hijo que supera al padre una vez muerto aquel, y en este punto circulan profusamente por las redes interpretaciones psicoanalíticas y pseudopsicoanalíticas, puede cada lector elegir la que le plazca.
Argentina, que ya contaba con la mano de Dios, ahora añade el pie de Dios, y una deidad que se va construyendo a partir de la suma de jirones humanos.
Del otro polo, o del mismo pero guarecido, el dios omnipresente del mercado global, el de la meritocracia que oculta las reglas subrepticias que marcan desde siempre quiénes son los ganadores. Este Dios parece de tanto en tanto desplazado por la imagen heroica de un hombre que se encuentra en el límite de la humanidad, hoy le tocó a Messi, le tocó a Argentina, y la marea tribal del pueblo no puede sino rendirse ante su laureado semidiós.
Muy bueno!