Nueve Veintitrés

Un cuento de Melina Martire en el que una voz reflexiona mientras ordena una casa ajena. Ilustración de Mariano Lucano.

Primero la dejé con agua para que se hiciera fuerte, después la pasé a tierra y ahí parecía que se arruinaba. ¿Las hojas?, amarillas, como quemadas. Me contaron de un suplemento que hace respirar a la tierra. Eso necesitamos Miriam, aire necesitamos nosotras. Son unas pelotitas blancas como copos de nieve, y dan medio esa cosa de libertad porque con la nieve viste que una no ve los límites. A mí me quedó una sensación tan fea del sur, porque  ¿te acordás que en el viaje de egresados una de las compañeras se agarró apendicitis?. Algo raro se intuía porque andaba por las excursiones media doblada, un poco torcida hacia adelante. Los primeros días iba con ganas a las actividades, pero a medida que pasaban los días más se inclinaba. Detonó en la jornada de sky, en la cima. Cayó de rodillas en la nieve y gritó. Después nos enteramos que el frío acentúa el dolor. Será por eso que una en invierno anda más triste.

Hablando de pena, la que está más o menos es la azalea. ¿Cada cuánto la tenía que regar? Yo no sé si le pongo poco o mucho porque me dijiste que la riegue lo suficiente. ¿Cuánto es suficiente?

Si si, la colección de cristal está bien. La pongo en la vitrina como la tenías vos, así se lucen los muñequitos. Lo único que para mí las mascotas deberían ir más adelante porque atrás se pierden un poco, pero bueno, cuestión de gustos.

Queda linda ahí exhibida. La repaso un poquito con lustramuebles para que brille, pero igual estaba impecable. Hasta la foca, ¿viste la que cambia de color?, esa también queda bien en la vitrina.

No, no, el juego de té mucho no lo uso. Si, vos me dijiste que lo aproveche, pero que se yo, me da pena sacar todo por una infusión para mi sola. Estoy usando el mate de calabaza que compraste en La Falda. ¿Te acordás que me mandabas fotos por correo? Claro, cuando se fueron de viaje con Rubén como dos meses después del casamiento. Hay una que la tengo en la cómoda. Vos arriba del caballo de excursión, el pelo revuelto por el viento. Sonrisa a medio camino, porque tendrías tu temor también. Los ojos un poco disimulados, asoma uno sólo entre dos mechones que te caen en la cara. Si, ya sé que no es la gran cosa la foto. ¿Sabés lo que me gusta de esa imagen Mir?, que te detuviste en un lindo paisaje de fondo, que le diste la Instamatic a Rubén, le insististe para que enfoque bien, que te cerraste prolijamente el rompevientos, que buscaste el punto de luz adecuado. No me encanta la foto, lo que me gusta es nuestra amistad, el espacio y el tiempo que vos le dabas.

Me da pena todo lo que sucedió. A veces abro la alacena y me da pena haber usado tu taza de maceta para el potus, pero si vieras lo bien que floreció. Eso sos para mí, en mí, un recuerdo lindo que no para de crecer.

Susana todavía no lo puede creer, dice cada vez que me llama. Que si vos eras la más joven cómo pudo ser, que no será que te diagnosticaron mal, que lamenta haberse alejado de la religión porque no te rezó lo suficiente, que es una pena que destruyan ese jardín cuando se concrete la venta. Yo trato de calmarla, le dije que me traje las plantas más queridas. Bueno, las que creí que vos querías que sí o sí vivieran.  

Algunas de las macetas chicas las puse en el baño, espero que no te moleste. Porque noté que la humedad las favorece. El lazo de amor y la violeta africana están ahí en la ventanita lo más bien, y de paso cuando me ducho les canto. Y, lo que me acuerde en el momento. Las de la negra Sosa siempre, después un poco de Serrat, y Luna Cautiva de Los Chalchaleros, esa la canto imitando la tonada, la erre resbaladiza. ¡Y claro!, con algo hay que divertirse.    

Bueno, te tengo que dejar, voy a hacer unas compras antes de que me cierre el almacén. 

Yo sé que vos no me contestas. Mi hija se piensa que no me doy cuenta, me dice “mamá dejá de hablar al aire”. Pero a mí me sale así, yo te juro que abro los ojos y lo primero que me viene a la mente cuando me despierto es tu teléfono, nueve veintitrés ocho cero cinco cuatro.

Escribe Melina Martire

Soy licenciada en Artes Combinadas (UBA). Realicé la Especialización en Diseño y Planificación de Proyectos Culturales en la Alianza Francesa. Cursé el Posgrado en Gestión Cultural y Comunicación en FLACSO. En actuación me formé con Lorena Szekely, Pablo Mariuzzi, Paco Redondo, Diego Cazabat. Clown con Marcelo Katz, Marcos Arano y Pablo Fusco. Trabajé en diversas obras de teatro como actriz y gestora de prensa. Fui redactora de Revista Cultural Originarte. Publiqué en Revista Telón de Fondo. Fui redactora estable de críticas del área escénicas de Revista Funcinema, Revista Mutt, y Revista Feminacida. Actualmente escribo para Revista Colofón. Tomo clases de escritura creativa con Juliana Corbelli, ambito en el que estoy desarrollando un compilado de cuentos. En el 2019 estrené como actriz  la obra teatral Boicot en el Bauen, concebida en creación colectiva con la Compañia Irredentas. Formo parte desde hace tres años de un proyecto de investigación escénica llamado Haber Sabido con dirección de Gonzalo Facundo Lopez. En el 2020 estrené como actriz la miniserie web Una calle nos separa por Nube Cultural.

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