Hace un tiempo que queríamos hacerle una entrevista a Sergio Bizzio porque nos gusta mucho lo que hace. También nos gusta leer hasta perder el tiempo. Dada la bibliografía, la cinematografía y la musicalidad del entrevistado, solo pudimos coincidir en una pauta: evitar ese hermoso lugar común de la pregunta a Bizzio llamada Rabia. Dolió, la idea es escuchar y aprender- quien dice escuchar también dice leer.
En una entrevista que leí hace poco mencionabas una Buenos Aires diferente: aquella de las charlas con Fogwill, Briante, Di Paola y… Osvaldo Lamborghini ¿Qué fue lo que más te impactó cuando lo conociste?
No lo conocí. Tomé una vez una copa en el bar La Paz con él y con Fogwill y esa fue la única vez que lo vi. Lamborghini pidió un oporto. Fogwill tenía “Las sombras del pájaro tostado”, la obra completa de Molinari, y leyó un poema en voz alta. Lamborghini escuchaba y asentía con la cabeza y daba sorbitos al oporto con los labios fruncidos. Yo no sabía con quién estaba. Después conseguí “Sebregondi retrocede” y recuerdo perfectamente el impacto que fue esa lectura para mí. Era increíble. Era el librito de un genio, de un monstruo, un fuera de serie. Pasé unas cuantas semanas imitándolo y varias semanas más sacándomelo de encima. Pero nunca dejé de leerlo. Lamborghini es inagotable, es como esos discos en los que uno descubre cosas nuevas cada vez que los escucha. Es uno de los tres puntos cardinales de la mejor literatura argentina. Otro es Borges, otro es Aira.
Decís que tuviste que sacártelo de encima y creo que es algo que pasa con los puntos cardinales. ¿Qué formas encontraste de sacarte de encima a un escritor que te impacta de esa manera?
Que repreguntes sobre ese punto hace pensar en una fórmula, y no es así. Hay que escribir, no hay mucho más secreto que ese.
Pude acercarme a Borges y a Cesar Aira con mayor facilidad que a la narrativa de Lamborghini. Leí El fiord y fue muy fuerte para mí. Dicen que hay un momento para cada escritor aunque con Joyce, por ejemplo, hay una recomendación: leerlo en voz alta ¿Podrías dar un “tip” similar para Lamborghini? ¿Recomendarías leer a Lamborghini en voz alta?
En voz alta, en voz baja, disfónico, de cualquier manera. Pero es cierto que “hay momentos” para cada escritor o para ciertos escritores. A mí de chico me gustaban cosas que ahora no puedo ni hojear, y viceversa. ¿Habrá que esperar ese momento? Puede ser. Mientras tanto, para matizar la espera, hay tantas cosas buenas por ahí.
A propósito, Planet es un libro muy particular y me reí mucho leyéndolo. ¿Qué te interesaba generar al escribirlo?
Bueno, nada que pueda reconocer, porque no escribo pensando en el efecto. Escribo para mí, para algunos amigos, no mucho más que eso. Además uno nunca sabe cómo va a ser leído. Hay que tener cuidado con la idea del lector, que es una idea engañosa y mercantilista: no lo conocemos, no sabemos quién es, ¿por qué renunciar a lo que nos gusta o trabajar en lo que creemos que podría atraerlo? Es una tontería. Para eso están los escritores profesionales, los que “se dirigen al público”, los que creen que la literatura es buena o mala de acuerdo al éxito de crítica o de venta de sus libros. No hay nada más ridículo que eso. Lean “El tercer policía”, de Flann O’Brian. Es un buen antídoto.
Entiendo y tomo la recomendación –leer la lectura de El tercer policía. Igual voy al momento del cierre, de la corrección. Creo que (corregime si no es así) que cuando corregís, quizás buscas generar una sensación determinada en vos o en tus amigos, para tener un parámetro…
No, la corrección tiene que ver con el ritmo, con el fraseo, principalmente, más que con el sentido o con la trama, por lo menos en mi caso. Yo corrijo mucho mientras escribo y muy poco cuando siento que llegué al final. No hago segundas o terceras versiones, es decir: no llego al final y empiezo de nuevo por el principio. Mis versiones, en todo caso, se van dando sobre la marcha.
La televisión norteamericana está desarrollando grandes fantasías cósmicas y animadas que remiten a ciertos temas literarios como Rick and Morty y Gravity Falls, ¿Te interesan estos trabajos?
No, no los conozco, voy a buscarlos, a ver de qué se trata. Gracias por la recomendación.
Para vos, ¿Cómo se conjugan la literatura y el entretenimiento?
Yo no tengo ningún prejuicio con la idea de entretenimiento. De hecho novelas como “El tercer policía” me entretienen más y mejor que casi cualquier otra cosa. ¿No es entretenido “Sebregondi retrocede”? A mí me resulta muy entretenido, aparte de todo lo demás. Barthes decía: “El Arte es ruptura del tedio”. No puedo estar más de acuerdo con eso. Yo me divierto escribiendo, me divierto leyendo, y si no me divierto lo dejo. A lo mejor ya no tengo edad para ser pedante. No escribo ni leo nada que me aburra.
En relación a Música para pensar sentado no pude dejar de pensar ¿Cómo es tu relación con el arte conceptual?
No veo la relación entre mi disco y lo que llamamos arte conceptual. Yo no soy músico, no sé tocar, toco en una banda de no-músicos que se llama Súper Siempre y grabé un disco en solitario con improvisaciones editadas (“Música para pensar sentado”), tocando todos los instrumentos que había en el estudio. Fui con la idea de hacer ruido y después editar armando melodías. Un juego. No tenía otra pretensión. Algunos no pueden creer que ese disco lo haya hecho alguien que no sabe tocar, piensan que hay una trampa. Es una desconfianza que me llena de orgullo. Pero la verdad es que yo no distingo un “do” de un “re”.
Eso es musicalidad. El sentimiento de la música, sin la técnica de la música…
Pero lo mejor que un músico puede hacer, además de tocar y experimentar, es estudiar. Aprender, copiar, desarmar las cosas que le gustan para ver cómo están hechas. El riesgo de eso es que uno se cuelgue mirando lo que hay atrás de lo que siente, pero igual me parece un riesgo muy bajo. La práctica es fundamental, tocar, tocar y tocar. Hacer música es una manera de vivir, igual que escribir. Y lo mejor es lo que va a dar de sí mismo el que sepa cómo evitar lo que se espera de él, entre otras cosas.
¿A qué te referís con colgarse mirando lo que hay atrás de lo que uno siente?
A ponerse demasiado obsesivo, demasiado autoconsciente, y no poder avanzar.
¿Puede ser que le tengas idea a enmarcar lo que hacés dentro de lo contemporáneo o de lo performático por el halo pretencioso?
No, para nada. Trato de no ser pretencioso, es algo muy feo de ver. Pero además ¿por qué tendría que ser yo el que defina lo que hago?
Tiene razón. Para mi es contemporáneo y no sólo porque labura en el mismo espacio-tiempo que nosotros sino porque me resulta entretenido/interesante en varios niveles. Quiera o no serlo. Cuando vi la presentación de Música para pensar sentado, no pude dejar de ver un todo, quizás algo cercano a lo que sería un juego de y para adultos.
Pienso en Arte contemporáneo y no pienso en John Cage (aunque la referencia 4´33´´ sirve), pienso en Dana Wyse: Una canadiense que reformula soldaditos de plástico; los interviene y a los soldaditos les falta una pierna, sangran, en definitiva, trae la guerra al juego de niños. Su trabajo resulta entretenido-interesante y comprende diversos formatos, ella comenta que lo único que tiene en común todo lo que hace es que, en principio, lo piensa en palabras[1]. Luego se fija cómo va a hacer llegar su idea, si va a hacer una instalación o si se trata de una pintura.
¿Será posible pensar ideas en música y luego buscarles el medio?
Leer el texto con el que Sergio Bizzio presentó Música para pensar sentado.
[1] How to turn your addiction to prescription drugs into a successful art career. Editions du Regard. Pág. 242: “Well, I guess if there´s anything that links the pills to the rest of my work, it´s the use of the word. Whether it be a collage or one of the metaphor pieces like the hairy glove I did, most of my work involves writing. I don´t have a medium of any sort. It really depends on the idea I have. It can be video, or I paint, or draw, or sew. Whatever the best tool is to get the message out (…)”
qué interesante entrevista! gracias!