Sobre Puan: Entrevista a una directora

Gabriela Puente entrevista a María Alché, directora junto con Benjamín Naishtat de Puan, película centrada en las peripecias de un profesor universitario de Filosofía. Lejos de categorías abstractas, la historia es contada desde el humor, acierto que hace de Puan una de las películas más vistas del año a un mes de su estreno. Collage de Lucas Iranzi.

Quienes transitamos por Puan, en algún momento de nuestra formación, lo sentimos como un lugar de pertenencia, hay como una especie de aura Puan difícil de definir, y algo de eso me parece que fue captado en la película, ahora, para el público outsider, para el que quizás Puan no significa nada, o significa el nombre de una calle de CABA, ¿por qué te parece que la peli ejerce tanto atractivo?

Creo que hay aquí algo del misterio de las películas, cuando nosotros la hicimos pensamos que no iba a ir mucha gente a verla, cuando estábamos a punto de estrenarla hicimos una apuesta y dijimos con los productores: 20000 espectadores, 25000, 15000, 10000, y ya van más de 85000 espectadores. Naturalmente se pueden ensayar respuestas: hay algo de género comedia que si bien aborda el mundo universitario lo hace desde un lenguaje que intenta ser ameno que es la comedia con música, tiene ritmo, tiene chistes, tiene guiños para que cualquiera se pueda conectar y tiene clases que adrede quisimos incorporar; ese fue uno de los desafíos: cómo hacer para mantener las palabras universitarias y dar cuenta de la complejidad de lo que se enseña en la universidad sin simplificar las clases para el cine, pero al mismo tiempo que puedan ser comprendidas por cualquiera, hicimos ese esfuerzo para acercarnos al público.

Quizás había una necesidad del mundo universitario de verse retratado, nos están pidiendo la película en muchas facultades la semana que viene la vamos a pasar en la FADU, en Sociales, en La Plata, en la UNSAM, en la UNTREF, nos la pidieron en la Universidad de Tucumán, de Ushuaia, se ve que en el mundo universitario había algo de esta demanda y sin duda algo de la coyuntura donde se puso otra vez en cuestión la educación pública y justo fue una casualidad que estrenemos ahora y vino como a encajar un diálogo con el presente. 

El protagonista de Puan es un profesor universitario de la carrera de Filosofía que podríamos decir que atraviesa por una crisis, y se puede leer esta crisis desde distintas perspectivas, podemos decir que es una crisis existencial, incluso de mediana edad, la crisis o la angustia de perder la pasión por lo que se hace. Quería preguntarte, desde tu perspectiva, cómo se entrama la filosofía o el quehacer filosófico con estas crisis del protagonista.

Es cierto que elegimos enmarcar al profesor dentro de la Filosofía política y también coincido en que son varias crisis: la de perder la pasión, la crisis política, de no saber para dónde ir; por ejemplo, cuando se le presenta la viuda del profesor Caselli, interpretada por Alejandra Flechner, y le dice que quizás tenga que hacer otra cosa. Una crisis también de cierta masculinidad que él ejerció y de alguna manera se le terminó; pero, a su vez, tampoco nunca la ejerció de un modo competitivo. El personaje está atrapado en varias crisis y la idea es que vayan dialogando a lo largo del guion una crisis con otra. 

Con respecto a cómo se entrama la filosofía para mí hay algo del hecho de que una persona que tiene las herramientas conceptuales para pensar el mundo, es decir, el quehacer filosófico, y que tendría que colaborar con poder pensar la crisis del país, pensar si los temas que está enseñando ayudan a dialogar con el presente, si ya están obsoletos. No es que tenemos una respuesta cerrada a esto, por supuesto la película no viene a dar una respuesta cerrada, pero sí creo que la filosofía debería ser una herramienta que no sólo sirva para pensar conceptos, sino para pensar la propia vida y tendría que ayudar a aquel que la ejerce y la estudia a pensar su vida. 

Esto es lo que creo, que la filosofía debería ayudar a la vida, a vivir mejor, algo spinoziano, como lo que dice Rafael (el personaje interpretado por Leonardo Sbaraglia) de las pasiones alegres y de los encuentros que nos hacen aumentarlas. 

Por otro lado, también se puede leer una crítica o crisis de la facultad, donde las ideas enseñadas no alcanzan para dar respuestas a una realidad, como la actual, que se desgarra, donde no sé si surge un pensamiento académico que dialogue con la calle y que pueda poner un poco de luz simbólica o una palabra que nos alivie en este momento en que estamos todos tan angustiados, entonces ahí también me hago la pregunta por cómo se entrama el quehacer filosófico, si está pudiendo aportar algo o no.

El sujeto moderno de la filosofía aquel que piensa desde la Razón con mayúscula, aquel que piensa o produce las ideas, el lugar de ese sujeto fue ocupado históricamente por el hombre blanco europeo, académico, de buena posición económica; el protagonista tiene alguna que otra de esas características y otras no y pareciera que por momentos aspira a ellas, que son mejor encarnadas en el personaje de Sbaraglia.

Por otro lado, hay en el protagonista una forma incomoda de habitar el cuerpo, y siempre está como siendo llevado a situaciones embarazosas, escatológicas o ridículas en relación con el propio cuerpo, y esto me parece interesante: que el cuerpo aparezca como en un lugar central en un personaje masculino es novedoso porque tradicionalmente fuimos las feminidades las que sentimos por decirlo de alguna manera el peso de tener un cuerpo. 

Hay como una especie de fricción, tensión de disociación entre esta aspiración en convertirse en este sujeto pensante, intelectual y la forma de habitar el cuerpo. Pero mi pregunta concreta es ¿por qué eligieron narrarlo desde el humor?, porque en definitiva Puan es una comedia. Y si el humor está relacionado de alguna manera con las pasiones alegres de las que habla el personaje de Sbaraglia al citar a Spinoza.

Me gusta todo lo que vas desplegando en tu análisis, creo que todas estas cosas consciente o inconscientemente, las fuimos pensado, pero también muy inconscientemente; no es que dijimos vamos a hacer una película de un hombre blanco, heterosexual, con todas esas características, sino que desde nuestro lado fue: escribamos una comedia para Marcelo Subiotto que tiene ese cuerpo y esa cara y tiene estas características y puede hacer todo este despliegue físico de alguien que no encaja, porque algunos de esos mundos han sido tomados por las mujeres. Porque Rafael cumple con este modelo de hombre europeo blanco y está como desencajado de todos los órdenes. 

Y el humor, quizás tenga que ver con algo de esto que relacionás de Spinoza, de ir a favor de algo de la alegría, de reír, de la risa que puede hablar de algo profundo, de la risa que es feroz; pienso yo que cuando nos reímos todos juntos en una sala de algo todos a la vez, cuando está pasando ese doble sentido o ese humor que todos comprendemos, cuando encontramos ese punto en común que a mí me parecía muy interesante para producir en el cine, cuando a todos nos puede pasar la risa a la vez, se da como un lugar de encuentro, entonces además de algo que tiene que ver con las potencias alegres, la risa, el humor lo veo como una comunión. 

Pero sí, también me gusta esto que decís del cuerpo incómodo y embarazoso y que justamente no es una película donde el humor está puesto en una mujer sino que permanentemente es él quien está asediado por situaciones, por no encajar con ese modelo masculino; un poco fue también para salir de un lugar más obvio y explorar algo de ese hombre y su sensibilidad, su debilidad, su emoción, su incapacidad de expresar una emoción, su incapacidad de hablar, de todas esas características que quizás no son las que se espera de un hombre, y a su vez es como una manera de habitar la masculinidad mucho más rota y más porosa. 

Otro punto fuerte de la película a mi parecer está relacionado con una perspectiva situada de la filosofía, con relación al territorio y a un pensamiento unido a la experiencia argentina y americana, pienso aquí por ejemplo en Enrique Dussel, en Rodolfo Kusch, que dicho sea de paso son autores que no se ven prácticamente en la carrera de filosofía, por lo menos hasta algún tiempo, y si se los ve se los estudia como “pensamiento” argentino o latinoamericano no como “filosofía” argentina o latinoamericana (cuestión que aparece mencionada en la peli, y el protagonista parece no darle mucha bola a esto). También aparece en la película una fuerza de resistencia totalmente contemporánea, como el feminismo, y también hay referencias a la teoría de género, de la que afirman que es una especie de invención de la academia. Incluso el protagonista quizás por cuestiones generacionales parece no tomarse muy en serio estas temáticas. 

¿Cómo te parece que estos saberes de la resistencia, si se quiere, van calando en los personajes de Puan, o en el protagonista sobre todo, y también en su relación con su compañera, Vicky, interpretada por Mara Bestelli?

Pensamos mucho y tuvimos muy presente estos nombres, Dussell, Kusch, Mariategui mismo por los cuales pasamos, y nos hicimos mucho estas preguntas por esa materia chiquita que hay en Puan que es “Pensamiento argentino y latinoamericano”, chiquita porque es una sola y justamente se llama pensamiento y no filosofía. Y sí, interpretamos el personaje de Marcelo como alguien que le quita el peso a estos temas, que no están en la centralidad de su pensamiento al igual que la filosofía de género o el pensamiento decolonial que ocupa un lugar periférico, quizá por esta idea de que a veces las cuestiones de género se piensan como sólo consumidas por las mujeres, como si hubiera un desprecio por todo esto y termina siendo que el feminismo lo leen las mujeres o no es tan común que los hombres se acerquen a leer esas cosas; como también ocurre con lo decolonial, que son un poco pensamientos marginales. Y quizás es mucho para una película pedirle al personaje que se transforme y descubra o abra sus ojos…

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porque recién llega al final a Bolivia, pero ya el aceptar ir a ese lugar simboliza como un comienzo, como una pequeña apertura de ese personaje. Cuando discutíamos el guion y charlábamos con profesores de la materia Filosofía política era muy criticada esa escena, ellos decían que jamás alguien que estudia a los contractualistas y Filosofía política va a terminar en un mundo como La Paz, les parecía raro eso; y, sin embargo, lo mantuvimos con esa naturaleza. Y para mí unas preguntas que también sobrevolaban la película tiene que ver con eso: ¿es la Filosofía algo que necesita estar en un lugar para ser pensada? ¿depende de un espacio? ¿cómo se piensan estos universales, sólo pueden ser pensados desde Europa y nosotros aceptamos todas sus definiciones de hombre, de dios, de espacio, de tiempo? o abriendo un poco esas preguntas ¿por qué nunca acá generamos pensamientos o conceptos? ¿por qué nos resulta tan difícil, por cómo está conformada la academia, generar conceptos que nos sirvan para este espacio o para pensar el mundo desde este espacio? Y creo que ahí hay un gran hiato relacionado con la colonia, incluso con lo que somos como país, con no reconocernos todavía en nuestra dimensión de este territorio. Es un tema muy complejo que no fue totalmente abordado en la película, pero se ve como una arista de eso.

Hay un personaje que me pareció al principio muy simple y que después se fue complejizando, si bien es un personaje secundario que va adquiriendo como más carácter a lo largo de la peli, es el de Amelia, interpretado por Zulema Galperín, una viejita que quiere estudiar filosofía y paga clases particulares y es interesante por el vínculo que se genera con el protagonista, donde aparecen un montón de dimensiones en relación a lo social, a lo económico, al saber; porque la mujer pertenece a una clase acomodada, pero a la vez se puede conjeturar que esa misma vida lujosa fue como  una fuente de opresión hacia ella, a su vez el habitar el cuerpo sigue estando allí, como un cuerpo viejo, enfermo, con achaques. Y el profe de Filosofía parece que todo esto o bien no lo ve o bien lo subestima, entonces ¿cómo atraviesa la filosofía este vínculo entre estos dos personajes?

El personaje de Amelia fue pensada así, como una señora de clase acomodada que ha tenido esa posibilidad económica de vivir bien, pero no ha tenido la posibilidad de la cultura, fue rica pero no tuvo la posibilidad de cultivarse, entonces a esta edad en la que sus obligaciones familiares ya no están y su marido ya no vive invierte su dinero en estudiar sobre el Ser, en lo cual veo algo loable, y a su vez Marcelo se conecta con ella en las clases le enseña a Heidegger, le explica sobre el Dasein, le pregunta por el Ser, Amelia le dice que se angustia, y él le responde que es ahí justamente donde está su existencia, creo que hay como una conexión entre ellos dos que tiene que ver con el amor al saber. Y después está el fastidio, que es algo propio de la comedia, el fastidio de alguien que se encuentra en un lugar en el cual es humillado, y en el cual hace años que va a dar clases, pero Amelia se duerme, que la clase se achicla que Marcelo llega con hambre, esa situación de cansancio es algo propio de los personajes. Y ahí creo que entra la situación de los cuerpos; algo del humor se juega en eso, en alguien que está cansado, como Amelia, que todo le cuesta. Pero lo que más rescato es esa dimensión de que…

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en la fiesta cuando la hija quiere entretenerla con risas, ella se niega y quiere aprender Heidegger y quiere que todos sus amigos entiendan Heidegger, por eso creo que tampoco era una cosa de crear un antagonismo entre “ricos malos” pobre buenos”, sino también cada personaje con su complejidad y características.  

Leí que Leonardo Sbaraglia tomó clases de Filosofía y de alemán para este rol ¿alguno de los otros actores tuvo una formación similar? 

Sí, todos tomaron clases y hubo un montón de trabajo con eso, en el caso de Marcelo Subiotto, un poco por el motivo por el que lo llamamos para el rol es porque va mucho a cursar a Puan, ha cursado Griego y distintas materias de Filosofía, y cuando se va de gira por el teatro se lleva libros de Kierkegaard para leer, toma cursos de Filosofía online; es una persona muy letrada y familiar con el mundo de la Filosofía, entonces también era un rol pensado para él desde un primer momento. Incluso, más allá de este lenguaje que maneja de la filosofía hicimos reuniones nosotros primero y luego con Marcelo con Sebastián Abad, que trabaja en UNIPE, también es profesor de Filosofía política y tiene un libro que se llama Habitar el Estado; por lo que Sebastián fue una guía para nosotros y las conversaciones con él fueron muy interesantes porque nos discutió muchas cosas y nos hizo hacernos muchas preguntas. También contamos con la ayuda de Jazmín Ferreiro, que es una amiga mía, profesora de Filosofía medieval, experta en San Agustín, con ella fuimos al barrio donde Marcelo da clases en la película, ella dio clases ahí sobre la temática de la muerte, hizo un recorrido por muchos autores desde Platón y Aristóteles hasta San Agustín, y ahí decidimos tomar lo de Platón y la muerte, Marcelo estuvo presente en esas clases, junto a los alumnos, escuchando a Jazmín y después en un ensayo él fue a dar esa misma clase parecida a la que había dado Jazmín. O sea, que hubo muchas instancias tanto con Marcelo como con Rafael de clases de Filosofía y hasta incluso el personaje de Vicky, que al final quedó más pequeño de lo que era en un principio en el guion, pero tomó clases de economía con una amiga mía para algo relacionado con cuestiones de las asambleas y lo que pasaba en esos lenguajes, es decir que todos fuimos pasando por distintas instancias para preparar los personajes. 

Aparece una frase en la película que habla de “ponerle el cuerpo a las ideas”, y me parece que está bueno que surja esto porque siempre se ve a la Filosofía como una disciplina abstracta, teórica, alejada de la experiencia, y de la acción sin embargo sabemos que esto no es así, sabemos también que la facultad de Filosofía y Letras de la UBA fue la facultad con el mayor número de compañeros desaparecidos durante la última dictadura cívico militar.

En este sentido, hoy en Argentina estamos en un momento donde el derecho a la educación pública vuelve a estar en riesgo una vez más, porque contamos con un candidato a presidente, Javier Milei, que hace de la quita de subsidios su slogan principal de campaña. Quería preguntarte: ¿cómo vivís esto y si la peli se puede volver una especie de referente en estos tiempos que nos tocan vivir y si tiene algo que ver con el éxito que está teniendo la película por lo menos en la Argentina?

“Poner el cuerpo a las ideas”, de pronto tiene algo de trillado esa frase, pero me gustaba cuando la escribimos para la decana. Hay algo en relación con la muerte de Caselli (el personaje que fallece al principio de la película) que sobrevuela la película y que tiene que ver con una generación a la que pertenece el profesor Caselli, y con distintos fallecimientos en estos últimos tiempos de gente de esa generación, pertenecientes a distintas ramas de las humanidades, como decirte Hugo Ratier de la Antropología, Horacio González, Jorge Dotti, Oscar Terán, que si bien Caselli no es ninguno de ellos, algo de esto constela estas personas que han pensado y le han puesto el cuerpo a las ideas en las décadas de 1960 y 1970, Casullo, también, se me vienen todos hombres, pero por supuesto que también hay mujeres. Cuando filmamos la escena con la decana en la parte de la facultad donde está el mural de los desaparecidos Cristina Banegas se puso a buscar en el mural a los padres de Albertina Carri y los encontramos, entonces un poco toda esa generación que hacía práctica de lo que pensaba de alguna manera estaba presente. Bueno se fue esta generación y ¿qué hacen las generaciones que vienen con esa transmisión? pensábamos en esas vidas intensas de las personas que habían vivido el siglo XX que habían visto la revolución cubana, al Che Guevara, todas esas grandes experiencias y cómo eran las experiencias nuestras más pequeñas. 

Es difícil verse en la época y es difícil saber si una película de uno es referente o no, creo que es algo que lo dirá el tiempo, la perspectiva, que lo puede decir alguien desde afuera. Mi percepción es que hay una demanda muy grande de muchos lugares con la película y bueno la película plantea distintas cosas pero, como vos bien decís, en una coyuntura donde se ataca todo lo público, algo que no debe existir, la película funcionó o mucha gente la nombra como una defensa de la educación pública, a mí más que defensa me gusta la palabra celebración de la educación pública, porque por suerte todavía no está Milei en el poder y no hay que ya salir a defenderla, sino que hay que mejorarla críticamente, esa es mi opinión, hoy por hoy no estamos en un escenario donde nos vamos a quedar sin educación pública, y ya hubo muchos escenarios donde hubo que salir a defenderla; mismo en 2015 con el macrismo, cuando Macri hablo de “caer en la pública”. Y este lugar que ocupa la película hoy es muy hermoso pero es impensado para nosotros porque no sabíamos de este momento y quizás más desde afuera se puede tener esa lectura, pero agradecemos mucho que la película sea hoy ese algo más que sólo proyectar  la película, yo lo sentí, yendo a presentarla en universidades, en el cine Cairo de Rosario tuvimos una función justo el día anterior a las elecciones y el cine se encuentra ubicado al lado de un local de Milei y había muchas personas muy agresivas entrando comida para el día siguiente, y al lado una cola gigante para ver Puan en el Cairo, y Benjamín dijo “bueno acá al lado hay un local de Milei, pero ellos serán cuatro o cinco y nosotros somos miles”, porque el cine Cairo realmente tiene capacidad para mucha gente, y fue una sensación muy linda, sentir que la película se unía con algo colectivo y tenía apropiaciones de distintos lados. Pero bueno como estamos en medio de presentaciones, acabo de llegar de UNSAM donde también nos pidieron presentarla nos la pidieron de Lanús, de Hurlingham para pasarla el día antes del ballotage.

Todavía es muy en caliente para tener una reflexión definitiva, sí tengo la sensación de que es muy grato para nosotros el hecho de que todos los días nos llegan mensajes de que la quieren pasar en Tucumán, en Misiones, en tal lado, en tal otro, como que se convierta en una pieza para compartir, y todo esto es muy hermoso para este momento. 

Ficha técnica: 

Puan. Argentina, Italia, Alemania, Francia, Brasil. 110′, 2023.

Dirección: María Alché, Benjamín Naishtat.

Guion: María Alché, Benjamín Naishtat.

Elenco: Marcelo Subiotto, Leonardo Sbaraglia, Julieta Zylberberg, Alejandra Flechner, Cristina Banegas, Mara Bestelli,

Escribe Gabriela Puente

Gabriela Puente nació en Buenos Aires durante el invierno de 1979, licenciada en Filosofía por la UBA, maestranda por UNDAV, primera mención en Certamen de Ensayo Filosófico de la Facultad de Filosofía y Letras UBA, su tesis de licenciatura fue publicada por Editorial Biblos en 2018, publicó varios artículos en revistas académicas; actualmente se dedica a la docencia y colabora en diversos medios.

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