Voraces

Tras quedar afuera del FIPR 2017, el director de Editorial Funesiana inquieta con esta catarsis que, en contra del marketing del autoengaño, propone encarar los problemas de frente para no alimentar oscuridades. Un texto para pensar y discutir.  

 

Nos dejaron afuera del FIPR 2017. Nos dijeron que se debía a la falta de nuevos títulos, a la escasez de presupuesto y a la enorme cantidad de demanda que tuvieron por parte de muchas editoriales para formar parte de la tradicional Feria de Editoriales. Pero me dejó pensando el “falta de nuevos títulos”.

Todos saben que este y el año anterior han sido difíciles para el mercado editorial. Me refiero a que NO HAY PLATA para invertir en los autores que uno quisiera publicar. Por lo tanto hay que armar algún tipo de plan estratégico para lograr el cometido de publicar lo que uno quiere.

Hablo de juntar plata, sí, como cuando en las escuelas la cooperadora del colegio organiza una kermese con feria del plato para que las madres y los padres lleven (de onda, gratis, sin cobrar por cocinar) platos dulces que venderán para recaudar y mantener el equilibrio financiero de la institución educativa.

Algunas editoriales hacen «ferias del plato». Otras hacen promociones, pequeños trucos publicitarios, crowdfunding, etc. Juntar plata es una de las tareas de un editor. Saber administrarla es la tarea de un BUEN editor.

En esta época en que muchos autores pretenden considerarse trabajadores[1] vale bien pensar seriamente el modo en que las editoriales se financian para conseguir publicar nuevos títulos Y DEJAR DE HABLAR BOLUDECES.

Hace un tiempo quise armar una lista de editoriales que financian la obra del autor y luego quise hacer otra lista de editoriales donde el autor debe pagar la edición[2]. La lluvia de insultos y mala onda que recibí por la propuesta fue una pequeña sorpresa. Algo sospechaba pero no que en una mesa, en un bar cualquiera, alguien me tildara de “hijodeputamiserable” porque intento profesionalizar la base de datos de las editoriales que financian su trabajo con dinero de los autores.

Si la edición de tus libros la pagan los autores entonces realmente no es un misterio grande de por qué tu editorial sigue publicando y el resto, durante uno de los peores años de la historia de la industria del mercado editorial no; personas con dinero, ahorros o la posibilidad de conseguir un crédito hay a montones. Autores que planteen proyectos editoriales de relevancia no tanto. A esos hay que buscarlos más.

Si los Festivales, los periodistas culturales o los lectores van a elegir a quién ponerles el “megusta” por el criterio de quién tiene más novedades publicadas este año creo que sería interesante dejar de caretear al respecto y plantear seriamente ese sistema de publicaciones y valoración ¿literaria?. La “convención” indica que el editor o la editorial debe financiar la publicación del libro. Esto no sucede en muchísimos casos, por lo que hay que discutir seria y profesionalmente cómo se arma un catálogo con estas dificultades o estos beneficios. Y si hay una ética, empezar a delinearla públicamente entre todos.

Pero, adiviná qué: no se puede. Saber qué libro es financiado por un autor, por un editor, por un subsidio, un crédito o preventa vía crowdfounding ES UN TEMA TABÚ en el ancho mundo de los libros. He descubierto el MIEDO que tienen muchos autores de decir que pagaron su edición. Lo mismo que hay editores que TEMEN que se sepa que funcionan como una especie de imprentero pero con mejor prestigio y mayor fama.

Lo peor de este planteo, que vengo haciendo hace muchos años, no radica en los insultos que recibí y recibo en persona o vía mail o redes sociales. Porque eso suele pasar, pasa y va a seguir pasando. Lo triste y evidente es que nadie entiende que hablar con miedo es darle media batalla ganada a la Oscuridad. Que no hablar del tema es hablar pero de la peor manera.

Y, si bien la guerra no termina en una batalla, empezar arrastrando muertos es el peor comienzo para cualquiera que pretenda pelear en esta guerra.

Ustedes, autores, editores, que se consideran intelectualmente honestos, ¿qué posición tienen al respecto? ¿Por qué creen que nadie quiere decir qué y cuánto sale una edición y quién la paga? Hay ediciones que las podés pagar 13 mil pesos, otras 5 mil pesos y otras 25 mil pesos. ¿Qué cambia en cada caso? ¿Qué trabajo hay en cada caso? ¿Qué relevancia tiene ese trabajo, en cada caso? ¿Creen que cambiaría el criterio de convocatorias por parte de los diversos organizadores de ferias (o demás) de saber que una editorial es financiada por el editor antes que por los autores?

Para mí, un libro financiado por el autor no me merece mucho respeto en términos «editoriales» aunque sí creo que pueda tener un enorme valor literario. Pero eso es según una sola opinión; sería irresponsable creer que una sola opinión representa a todos. Por otro lado, son distintas cosas: una cosa es la forma de trabajo de la editorial y sus políticas editoriales y, otra cosa, el contenido que publican. Cuando empecemos a trabajar sobre el complejo asunto del recorrido del dinero en el mercado editorial no solo vamos a mejorar la forma de trabajo (los autores) sino también la forma de lectura por parte de libreros, periodistas, reseñistas, lectores y, por qué no, autores. ¿Quién se anima a hacerlo? ¿Qué perdemos por no hacerlo de una vez? ¿Quién sigue ganando por ni siquiera plantear esta discusión?

 

[1] Unión de escritoras y escritores: https://uniondeescritorasyescritores.wordpress.com/

[2] Las llamadas “editoriales de autor”.

 

 

Escribe Lucas Oliveira

Director de la editorial Funesiana, publicó los siguientes títulos como autor: Papel [edición de autor, 2006] Buenos Aires, Escala 1:1 [Entropía, 2007] antología Poesía para Gerentes [Funesiana, 2008] Conectados [Kier, 2010] 5 [La Propia Cartonera, 2010] La fiesta de la narrativa [Una ventana ediciones, 2010] Pura sangre busca establo [Funesiana, 2012] Fixture; un picadito austral [Chuy+Malaletra, 2015]

Para continuar...

El cuerpo resistente

Un recorrido por los diferentes modos de concebir el cuerpo en ciertas culturas y concepciones de mundo: de la compenetración maníaca del paganismo, pasando por la conexión ritualizada con lo divino de la mitología griega, hasta la disolución total de su carácter persistente y tenaz con el cristianismo.

Un Comentario

  1. Muy bueno!! claro que es diferente!! Y sí que debería haber una estadística de este tipo

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *