Me giré para dormir panza abajo. Grave error. Podía sentir como el vodka me subía por la garganta. Debo haber estado media hora mirando fijo tu espalda peluda, ese rollo que sobresale de tu cintura, tu pelada, tu bóxer azul. Quise abrazarte para sentir por un segundo que te importaba. Pero no es lo que hacemos. Ayer te pregunté si te caía bien. Me dijiste que estaba flasheando.
-Siempre tiene rico olor y me trae un vaso de agua después de garchar.
-¿Y el sexo?
-Increíble.
-¿Entonces de qué te quejás boluda?
Después de coger, damos inicio a lo que me gusta definir como “la guerra fría”. Vos Estados Unidos, yo Rusia. El océano entre medio nos congeló. Nos miramos. Nos desvestimos. Nos gritamos. Yo voy arriba. Me agarrás por atrás. Pero siempre siento frío al final. Hablamos, eso sí. Pero no nos tocamos. Ni una caricia, o un roce de pies. Estaba tan cansada que por primera vez me quedé a dormir. Me agarró insomnio.
-¿Estás bien?
-Sí, un poco mareado. Estoy re en pedo.
Tu espalda tiene 113 rulos en forma de espiral. Los pude contar sin problema porque nunca te das vuelta. Creo que te da paja quedar frente a frente conmigo. Me aburrí así que agarré el celular; 98 vistos en mi historia del boliche. A las nueve cambiaste de posición y quedaste panza arriba. Decidí arriesgarme y crucé lentamente mi brazo izquierdo, apoyándolo sobre tu pecho. Era el juego de las estatuas: si me movía, perdía. A los pocos minutos me volviste a dar la espalda; ahí me di cuenta que estabas despierto. Perdí. A las 9:58 empecé a buscar mi ropa.
-¿Te querés ir?
-No puedo dormir, y me está volviendo loca.
-Bueno. Bancá que agarro una remera y te bajo a abrir.
En la calle me saqué una foto y la mandé al grupo. Abajo escribí “Walk of shame” con el emoji del mono tapándose la cara. Así somos. Un garche y taza, taza. Pero tu cuerpo contra el mío nunca es suficiente. Al final siempre lo invade la soledad. “En línea”, “visto”, “¿estás para un rapidito?”, “me re clavaste”. Palabras que hunden. Palabras que trepan. Palabras que se meten debajo de la piel. Palabras que consumen. Caímos en una prisión insoportable. Y nosotros perdimos.
Así que acá estamos. Aislados en las mismas cuatro paredes. Cuatro paredes donde tenés una foto con tu mamá, un cuadro que pintó tu abuela, el libro de Jimi Hendrix que jamás leíste y el muñequito de Mc Donald’s que te recuerda a tu niñez.
Y yo. La Rusia que te quiso abrazar porque sintió frío.
Muy buen texto .
Me gustó mucho, cierto
La Rusia que te quiso abrazar porque sintió frío. Amé.
Caímos en nuestra prision insoportable. Y nosotros perdimos.
Me gusto mucho Fati.
Tan claro como epocal…no solo para las de veinti como Fatima. (Casi) todo es para las fotos, para los estados, para los vistos. Siempre conectados, pero cada vez mas solos. Perdimos!
Gran texto, muchas verdades en pocas palabras. Felicitaciones
Lo que a tantas mujeres nos pasa. Y creemos q solo nos pasa a nosotras solas. Me encantó leerte Fáti! Espero sigas escribiendo de esa manera. Saludos!
te abrazo