Para celebrar este 16 de junio del 2020 – lo que se entiende por Bloomsday, tomamos algunos fragmentos del monólogo de Molly Bloom del Ulises. Traducción de Marcelo Zabaloy. Dibujos de María Lublin.
Hoy es 16 de junio, lo que se conoce como Bloomsday en honor al protagonista del Ulises: Leopold Bloom. Hoy es el día en el que James Joyce, el famoso escritor irlandés, decidió hacer transcurrir todo el Ulises, más precisamente el 16 de junio de 1904. La novela en su totalidad abarca desde el amanecer hasta el amanecer del día siguiente -cuando Stephen se va de lo de Bloom- a través de la conciencia de varios personajes. Hoy nos vamos a centrar en el conocido monólogo final de Molly Bloom. Hicimos una selección bastante arbitraria sobre la traducción de Marcelo Zabaloy. El monólogo recorre la fidelidad, sus límites y, sobre todo, funciona como alegato contra la institución matrimonial y la posición de sometimiento de la mujer en la sociedad.
Antes de empezar la lectura por favor tener en cuenta que cuando nos referimos al fluir de la conciencia, nos referimos a una forma de escribir en la que se recorren los pensamientos teniendo en cuenta que, por distracciones, e ideas asociadas, éstos divergen, lo que se reproduce es la forma azarosa en la que la mente persigue ideas muy íntimas.
Optamos por diferenciar las oraciones traicionando la idea original: esto se tiene que leer como una gran continuidad, casi sin pausa, sin aire, sin oxígeno. Hoy solo recorremos algunos fragmentos. Podrían ser otros y configurarían otra historia.
Empecemos con esta irrespetuosa reducción de lo que una tal Molly Bloom habría pensado quedándose dormida, con su esposo Leopold Bloom recién llegado y acostado a su lado, con olor a alcohol y al misterio de un día en la ciudad:
(…)
no es que me importe un comino con quién lo hace
o lo hizo
aunque me gustaría averiguarlo
(…)
una o dos veces sospeché e hice que se me acercara cuando le encontré ese pelo largo en el saco
por no mencionar cuando entré a la cocina y simulaba estar tomando agua
(…)
pero le dije lo que pensaba sugiriéndome que saliera para quedarse a solas con ella
no me rebajaría
a espiarlos
las ligas que encontré en su pieza un viernes que estaba de franco
eso fue suficiente para mí
(…)
sobre los monumentos
y me hartó con sus estatuas
alentarlo a ser peor de lo que es
en quién estás pensando
ahora
en quién estás pensando
quién es
dime su nombre
quién dime quién
el Emperador de Alemania
sí
imagínate que yo soy él
piensa en él
puedes imaginártelo
tratando de convertirme en una puta
algo que nunca conseguirá
tendría que dejar de hacer esas cosas a esta altura de la vida
lisa y llanamente es una ruina para cualquier mujer
y no hay ninguna satisfacción
fingiendo que me gusta hasta que acaba
y después tengo que arreglármelas como pueda
y eso te deja los labios pálidos
(…)
por qué no se puede besar a un hombre
sin tener que ir y casarse
a veces te dan unas ganas tremendas
cuando se siente tanta felicidad
que no se puede evitar
a veces querría que un hombre cualquiera me tomara en sus brazos
cuando él está aquí
y me besase
no hay nada como un beso largo y húmedo
que te llegue al alma y te paralice
por eso tuvimos esa pelea sobre política
la empezó él
no yo
cuando dijo que Nuestro Señor era un carpintero
al final me hizo llorar porque una mujer es sensible a todo
yo estaba furiosa conmigo misma por ceder
sólo porque sabía que él estaba loco por mí
y dijo que Él había sido el primer socialista
y eso me enojó y no fui capaz de ponerlo en su lugar
pero sabe un montón de cosas de todo tipo
especialmente sobre el cuerpo y las partes íntimas
a menudo quise estudiar esas cosas
lo que tenemos adentro
(…)
declarársele con ese blablablá que tiene
como lo hizo conmigo
aunque fue un trabajo endemoniado el que tuve que hacer para sonsacárselo
aunque es verdad que me gustó
porque eso demostraba que podía contenerse y que no estaba regalado
estuvo por preguntármelo también esa noche
en la cocina cuando yo estaba amasando el pastel de papa
hay algo que quiero decirte
pero lo interrumpí diciéndole que estaba de mal humor
con las manos y los brazos llenos de harina pegajosa
en todo caso revelé demasiado la noche anterior
hablando de sueños
(…)
me pregunto en qué se habrá convertido
después de convivir con ese marido desquiciado
la cara se le empezó a resecar y arrugar
la última vez que la vi debió haber sido después de una pelea con él
porque trató de llevar la conversación al tema de los maridos
y hablar mal de él para defenestrarlo
qué fue lo que dijo
ah sí que cuando se le antojaba se metía en la cama con los botines embarrados
lo que debe ser irse a la cama con un tipo que puede asesinarte en cualquier momento
pero hay hombres buenos no todos se vuelven locos de esa manera
(…)
veamos si puedo dormir un poco
1 2 3 4 5
qué clase de flores son esas que inventaron como estrellas
el empapelado en Lombard Street era mucho más lindo
(…)
e intento otra vez así me puedo levantar temprano
iré a lo de Lambe ahí al lado de Findlater
y haré que nos manden algunas flores para poner un poco en cada ambiente
(…)
no hay como la naturaleza
las montañas desiertas
luego el mar y las olas precipitándose
después la belleza del campo con sembrados de avena y trigo
y toda clase de cosas
y el ganado fino pastando por ahí
le hace tanto bien al corazón
ver ríos y lagos y flores
de todas las formas y perfumes y colores
surgiendo incluso de las zanjas prímulas y violetas
(…)
después de ese largo beso
me quedé sin aliento
sí dijo que yo era una flor de la montaña
sí eso somos todo cuerpo de mujer
es una flor sí
fue la única verdad que dijo en la vida
y el sol hoy brilla para ti
sí
fue por eso que me gustó
porque pensé que entendía o sentía lo que es una mujer
y supe que siempre podría salirme con la mía
(…)
todos de blanco y con turbantes como reyes
pidiéndote que te sentaras en sus diminutas tiendas
y Ronda con las viejas ventanas de sus posadas
ojos atentos
esconde la celosía para que su amante bese el enrejado
y las tabernas entreabiertas por la noche
y las castañuelas y la noche que perdimos el bote en Algeciras
el vigía andando tranquilamente por ahí con el farol
y esa terrible y profunda correntada
ah y el mar
el mar carmesí a veces como fuego y los gloriosos ocasos y las higueras en los jardines de la Alameda
sí
y todas las callejuelas irregulares y las casas rosadas y azules y amarillas y los jardines de rosas y el jazmín y los geranios y los cactus
(…)
y pensé da lo mismo él que cualquier otro y después le pedí con los ojos que me lo pidiera otra vez
(…)