Acerca del libro Una cuestión de diseño de Diego García (Barnacle, 2018)
¿Cómo vincular el pensamiento poético y el pensamiento político? ¿Qué nos dice la poesía que se está escribiendo hoy en la Argentina sobre el panorama sociopolítico? Muchos han sido los críticos que siguieron esta huella a lo largo de la historia, echando luz sobre la incidencia de los procesos artísticos en el devenir comunitario.
El año pasado, el escritor Diego García publicó dos libros de poesía, (Fotografías) por la editorial Zindo & Gafuri, y Una cuestión de diseño por la editorial Barnacle. En este último vamos a detenernos hoy para indagar esa relación entre literatura y política en el contexto contemporáneo.
En la sección “Ensayo sobre un saco verde”, García construye un personaje extravagante que encarna ciertas posiciones de clase, ciertas muecas ideológicas reconocibles. Dice por ejemplo: “el ministro deposita/ la saliva que sobreproduce por verse/ en la sección del diario diciendo cosas/ que una máquina tradujo también/ como el polietileno bien terminado y/ lleno de jugo azucarado hasta el tope/ apolítico. es decir hasta que el láser/ ha convertido su cara en un / gran hormiguero y la platea celebra/ tanto remate de lo fácil y ajeno./ el vaso va a sus labios de momia. luego/ dice que ya no sabe qué hacer”. Por momentos las voces de un yo exterior y las voces de los sujetos protagonistas se alternan y se funden en contradicciones buscadas a modo de efecto que nos conduce a preguntarnos dónde estamos ubicados nosotros como lectores.
En la misma línea, lo político de la literatura se juega en una figura que el autor llama “el lector-patronal”: “el lector-patronal consumidor de arte dice/ que no pagará por esa obra pero que/ como bien podría hacerlo el productor/ debe donar la cabeza al filo de/ su capricho. nada nuevo. más que una/ manera de moverse entre redes y avalanchas/ de óperas primas. como un ojo omnipresente/ en la nuca del obrero a cada minuto. un modelo/ mediocrizado presto a reprimir”. Se sugiere en estos versos una relación entre el consumo de la literatura y la lucha de clases como un juego espejado ante el Poder. En “(molde)”, leemos: “anacoluto o panameño sol que dora y pule./ el tejido ama a los peces flacos que se/ fugan. anacoluto dice lo que se adeuda/ de antemano es parte del vacío. el diario/ sobre la mesa completa las frases. qué/ te preocupa más? o deberíamos cumplir/ con un baile ágrafo. pre-histórico para/ no dejar huellas”. Así, las referencias a los sucesos actuales de la política aparecen atravesadas por el cristal de la poesía; una poesía entendida en tanto posibilidad siempre abierta y contranormativa.
De esta manera, el libro de Diego García invita a repensar aquella clásica encrucijada entre literatura y política. Un acto necesario, sin dudas, en una época en que los discursos circulantes se vacían a favor del entumecimiento social y su aprovechamiento por parte de ciertos sectores de poder.