Entrevista al escritor Pablo Turazzini.
La relación de Pablo Turazzini con la escritura siempre tuvo que ver con algo que va más allá de lo material, más allá de lo que se vive todos los días. A los nueve años, llevaba un diario y escribió las primeras palabras después de que falleciera su abuelo. Fue como un impulso, una descarga que necesitaba expresar. Eso siguió sucediendo, durante el secundario, cuando empezó a participar en los primeros concursos. Pablo era muy perfeccionista y contaba historias que tuvieran que ver con un tipo de mundo perfecto. A los diecinueve, fue su abuela la que le ayudó a dar el siguiente paso: conocer a la escritora Nene d´Inzeo y ver si existía la posibilidad de publicar sus primeros cuentos. Después de un gran trabajo de selección y corrección, salía su primer libro, Senderos de Resurrección, editado por Ediciones La Llave en el 2003. Pablo ya estudiaba ingeniería y se siguió escribiendo novelas, cuentos, poemas, prosa poética, obras de teatro, ensayos. Lo entrevistamos en un bar en Belgrano para conocer qué representa la literatura para él, el trabajo del autor independiente y sus nuevos proyectos.
¿Cómo es para vos venir de la ingeniería y acercate a la literura?
Yo en ese momento quería unir de alguna manera la filosofía y la ingeniería, y hoy creo que esa unión la da literatura. Y eso tiene que ver con la novela que estoy escribiendo ahora.
¿No lo ves como dos mundos diferentes?
Creo que la coexistencia de estados. Entre la filosofía, la literatura, la ingeniería, la mecánica, la química. Todo eso compone el ser. El tema para mi es la maduración del ser. Eso es lo que me importa. Aproximarse al centro de vos mismo. A través de la literatura, la ciencia, la filosofía, o lo que fuere. Yo todo lo leo para llegar a mí.
¿Y que te gustaba? ¿Julio Verne, Borges?
No. Mirá a mi el escritor que mas me apasiona y que más me gusta, es Goethe. Porque Goethe hace filosofía escribiendo poesía o prosa. El Fausto, Las afinidades electivas, Los años de aprendijaze de Wilhelm Meister, son obras que tienen un trasfondo filosófico monumental. Y el segundo es Nietzsche, porque escribiendo filosofía, escribía poesía. También me gustan mucho los realistas rusos. Más que nada, Tolstoi. No tiene la prosa poética de Goethe, es realista, es crudo, pero tiene un trasfondo espiritual muy grande. Y para mi la espiritualidad en un texto, es muy importante. Espiritual como aquello que excede la mente, como un estado de belleza, de verdad.
¿Cómo fue tu primera publicación?
En un punto sentía que no estaba preparado, pero por otro lado, me había dicho Nene que era bueno tener tu primer libro, y ahí veías que pasaba. Yo era muy chico y no me metí en los temas de impresión, porque tenía la idea de no mezclar mi Arte con los Números (risas). Hoy no tengo la misma cabeza. Siento que lo que me ayudó para encarar los temas de producción y gestión cultural, fue, aunque suene raro, mi profesión de ingenierio y gestor de proyectos en mi trabajo. Mi profesión. Yo ahora puedo correrme de la idea del escritor, y puedo pensar en encararlo de otra manera. Si lo hago con ebook, en pdf, si contacto con concursos, editoriales, formas de financiamiento. Esa mirada integral me ayuda al momento de mi próxima novela. Y así voy separando el Pablo escritor de otro Pablo, más práctico, más gestor.
¿Y como fue el proceso de edición?
Tenía varios textos. Nené me había dicho que yo hacía prosa-poética. Primero seleccionamos los que fueran técnicamente mejores y que tuvieran un hilo en común, una coherencia. Y fuimos seleccionando con Nené y su hija. Y en la prueba de galera, a veces primó mi decisión y a veces acepté de buena manera los cambios que sugería la editora. Tuvimos un lindo ida y vuelta y quedamos los dos conformes.
Antes estaba un poco desvelado por la perfección. Era muy reacio a los cambios. Ahora soy mucho más tolerante. Si quiero generar un efecto, sería que el lector se encuentre un poco más con él mismo.
¿Y cómo fue la llegada del libro al lector?
El libro se presentó. Fue muy buena la presentación, vinieron mis amigos del colegio, de la facultad, profesores, familiares, conocidos del circulo literario de Nene. Fue un muy lindo momento. Ahí se vendió y después se enviaron a librerías. También Ediciones Tu Llave, distribuyó a gente del ambiente: escritores conocidos, prensa.
Lo que sí cambió fue el título. Yo quería que se llamase “Muertes Blancas”. Pero como tenía una historia de angustia existencial, medio que mis familiares me pidieron un cambio de titulo. Y ahí quedó: “Senderos de resurrección”. Algo totalmente distinto, que también tiene que ver porque el hilo conductor esta la muerte, pero también está la muerte como renacimiento. Y entonces quedó ese título, que hoy tiene la particularidad que en Mercado Libre lo catalogan como un libro religioso, y no hay nada más lejos.
Eso es interesante. Como una decisión del titulo del libro puede llevar a una mala interpretación.
Totalmente. Te puede llevar a otro lugar. Eso creo que lo vas aprendiendo. Mi libro es de ficción, son cuentos, ordenados por un hilo conductor, pero tal vez el que lo subo ni siquiera se pone a ver eso. Cometí otros errores de principiante, pero creo que son parte del proceso, del lanzarse que decía Nuria.
¿Y que le dirías al que está ahora por sacar su libro?
A nuevos autores, les diría que deben tratar de leer de todo y escribir de todo. Porque esa versatilidad que pueden darte las diferencias de los géneros, te da otra plasticidad. Yo empecé con la prosa poética, después escribí cuentos, después novelas, obras de teatro, lo que me dieran ganas. Y hace unos años, empecé a postear en Facebook, donde obtuve un feedback de los lectores, más directo y también muy enriquecedor. Ahora estoy haciendo mi página web, con textos propios, un perfil más profesional.
Claro, como ir mostrando mejor el acceso a tus cuentos.
Si, para mi lo más importante es el sentido. Mi sentido no es ni ser escritor, ni ingeniero, ni hacer filosofía, sino que es todo eso junto y ayudar al otro. Transmitir una belleza, una verdad, un punto de vista. Si para hacer eso, tengo que meterme en la parte comercial, lo voy a hacer. Si tengo que dar una charla, lo voy a hacer. Creo que en el contexto que nosotros vivimos es muy necesaria la literatura, porque lo ayuda al otro a ser consciente de sí mismo. A variar los puntos de vista. A aprender algo. Ese es mi sentido.
El objetivo no está en la llegada, sino en cuanto me fui apartando del camino. En hacer las cosas que uno quiere. Y que te hacen feliz. Eso me hace sentir que estoy donde tengo que estar.
Como ves la ciudad de Buenos Aires en tanto centro cultural.
Buenos Aires es una ciudad muy rica culturalmente. Hay gente muy interesante. Somos soñadores, apasionados. Es una metrópoli, y como buena metrópoli, recibe mucho contingente y producciones extranjeras. Eso enriquece. Así nos ven también en el mundo. Y eso es un caldo de cultivo muy bueno para la literatura. Por eso, hay tantos concursos de varios géneros: cuento, microcuento, poesía, novela, lo que quieras. Sartre decía que en un futuro todos las personas iban a escribir, de manera natural. Eso me gusta, y me parece que sucede. Hay veces que podes ver libros que pueden no estar tan bien cerrados, o que le falta trabajo y calidad técnica, pero eso demuestra también que es una ciudad muy culta y que se produce mucho.
/RevistaColofón