Ilustración: Mariano Lucano

Odiseo – Episodio VIII

¿Un léxico puede ser elegido? ¿o él nos elige ? El intérprete es del sur de nuestro territorio, de los confines. El texto que propone viene influido por sus célebres obsesiones. ¿Es posible reescribir el Ulises de Joyce con signos inexistentes? Si quieren leer, les ofrecemos este nuevo y oportuno episodio. Los previos, en este link

Chupetín[1] de comosus[2], confite de limón, sorbete escocés. Un minúsculo proyecto de mujer con pegotes de dulce sirviendo los copiosos conos cremosos que le pide un clérigo de Cristo. Dulces que comen en el colegio. Les destruye los vientres. Productores de dulces y confites con permiso del Rey. Dios. Lo libre. Nuestro. Muy cómodo en su trono, sorbiendo rojos jinjoleros[3] que se vuelven lirios.

Un sombrío joven del Y.M.C.C.[4], despierto en medio de los tibios efluvios dulces de Grehem Lemon[5], depositó un folletín en los dedos extendidos de Mr. Bloom.

Discusiones entre dos tipos sinceros.

Bloo… ¿Mi? No. Blood, humor venoso.

Humor Venoso del Cordero.

Sus pies lentos lo pusieron en el sendero del río, leyendo. ¿Se cree usted redimido? Detergidos en el humor venoso del Cordero. Dios requiere que uno se inmole vertiendo chorros bermejos. Bebés recién surgidos del útero, hímenes, occisos, revoluciones, estrenos de edificios, sufrimientos, riñones quemofrecidos, monumentos de los druides.[6] Elí viene en breve.[7] Dr. John Olexonder Dowie[8], redentor del templo de Sion, viene en breve.

 

¡Viene! ¡Viene!! ¡Viene!!!

Todos son bienvenidos sin restricción.

 

Es un juego que rinde. Torry y Olexonder[9] en el cinco. Mujeriego. Su cónyuge tiene que ponerle fin. ¿Dónde vi ese prospecto del crucifijo luminoso que puso un negocio de Birminghem? Nuestro Redentor. Que te despiertes de noche todo oscuro y de repente verlo pendiendo de un muro. El concepto del espectro de Pepper[10]. Intento No Reírme Imbécil.[11]

Debe contener fósforo. Si dejo un trozo de tiburón seco, por ejemplo. Pude ver el reflejo como un nimbo de níquel celeste. De noche en el depósito de los víveres en el comedor. Detesto todos esos olores reprimidos. ¿Qué fue lo que me exigió? Los corintos cordobeses[12]. Sus recuerdos del suelo ibérico. Rudy en su vientre. Fosforescente, celeste verdoso. Estímulo del cerebro.

Desde lo de Butler, enfrente del monumento[13], miró en dirección Litton Drive. Descendiente femenino de Dedelus que sigue firme en ese punto, enfrente del negocio de empeños de Dillon. Vendiendo un objeto de poco monto, supongo. Ni bien vi su perfil lo percibí, los ojos del progenitor. Perdiendo el tiempo y su viejo que no viene. El derrumbe se produce ni bien muere el ser que les dio luz. Quince hijos. En poco menos de tres lustros. Tiene que ver con el credo de ellos, si no el clérigo no hubiese oído su confesión de pobre, redención. Crecer y tener diez hijos. ¿Cómo entender ese tipo de conceptos? Te destruyen y se desentienden. Ellos no tienen hijos ni mujeres que sostener. Viven de lo que les ofrece el suelo. Sus roperos y sus depósitos de víveres. Hubiese querido verlos desnutridos por el rigor sombrío del Yom Kippur.[14] Bollos de Pentecostés. Un puchero y un copetín por temor de sufrir un soponcio en el presbiterio. El cocinero de uno de esos tipos; si uno pudiese oírlos en confesión. Son mudos. Es como pretender que un clérigo te dé un penique. Vive bien. No tiene compromisos. Todo se lo come él solo. Con un ojo puesto en sus orines. Si vienes, ven con tu bollo y tu tocino[15]. El reverendo. Momificó, ese es el término[16].

Por Dios, tiene el vestido hecho jirones. Un cuerpo desnutrido. Tubérculos y untoleoso[17], untoleoso y tubérculos. Con el tiempo lo sienten. El mordisco del budín.  Destruye el cuerpo.

Con un pie sobre el puente O’Connell vio un cúmulo de humo subiendo desde el torreón. Buque cervecero for export. Ingleses. Con el viento del ponto se pudre, según dicen. Henkok, puedo pedirle un billete de ingreso libre y recorrer el templo cervecero. Un mundo en sí mismo. Toneles de pilsen, increíble. Los roedores se sumergen. Beben y se ponen como collies globosos. Ebrios del todo hundidos en pontos cerveceros. Beben y devuelven como los hombres. ¡Figúrese que los tipos se lo beben! Roedores, toneles. Bueno, por supuesto, si lo supiésemos todo.

Miró en dirección del río y vio un enérgico revoloteo, por los lúgubres muros de los muelles, petreles. Ponto revuelto. ¿Y si me tiro? El hijo de Reuben J. debió ingerir unos buenos litros del esos líquidos inmundos. Un exceso de un chelín y ocho peniques. Hum. Tiene esos dichos ocurrentes. Y posee el don del cuento.

Siguieron descendiendo, describiendo círculos en vuelo. Quieren comer. Esperen un momento.

Tiró en medio de ellos un folleto hecho un bollo. Elí veintinueve pies por seg. vie[18]. Ni un trozo. El bollo se meció desconocido en el surco del ondeo, flotó oculto por el puente entre los pilotes. No son tontos. Incluso ese domingo que les tiré el trozo de budín podrido desde el Erin’s King lo recogieron en un revuelo turbulento bien lejos del buque. Viven del ingenio. El grupo voló en círculo, con leves movimientos.

 

El mísero petrel con el buche puro viento

en círculos voló sobre el río turbulento

 

Es como escriben los verseros, sonidos gemelos. Pero Shekspierre no rimó sus sonetos: versos níveos. Es como fluye el léxico. Reflexiones. Solemnes.

 

Homlet, soy el espectro de tu progenitor.

Mi destino es por los siglos este mundo recorrer.[19]

 

–¡Dos frutos del edén por un penique! ¡Dos por un penique!

Sus ojos recorrieron los pilones de lustrosos frutos en el puesto de un vejestorio femenino. Siendo junio deben venir desde Sydney. Piel reluciente: les imprime lustre con un lienzo o con el moquero.

Un momento. Esos pobres bichos.

Se detuvo de nuevo y compró en el puesto del vejestorio dos biscochos de Bunbury por un penique y deshizo los bollos crujientes y diseminó los corpúsculos en el Liffey. ¿Ven? Los petreles descendieron como rejones, dos, luego el resto se precipitó desde el cielo sobre el objetivo. Listo. Ni un corpúsculo.

Consciente de lo glotones y lo despiertos que son, se limpió de los dedos todo resto de biscocho. Imprevisto. Un presente del cielo. Viven comiendo peces sin opción, todo bicho que sobrevuele los pontos, petreles, cisnes ribereños. Los cisnes del Liffey suelen venir por su toilette plumoso. Gustos son gustos. Me pregunto qué gusto tiene el lomo de cisne. Robinson Crusoe tuvo que vivir comiendo eso.

Siguieron con sus vuelos en círculo, con leves movimientos. Eso es todo. Un penique es suficiente. Por el reconocimiento que recibo. Ni un grito. Fiebre de morros dicen que difunden, por si fuese poco. Si por ejemplo cebo un pollo con piñones, tiene ese gusto. Si como cerdo huelo como un cerdo. ¿Pero entonces por qué los peces del ponto son insípidos? ¿Cómo es eso?

Sus ojos inquisidores descendieron por el río y vieron un bote sujeto por un rezón mecerse somnoliento en el ondeo viscoso exhibiendo un poster de promoción.

 

Kino’s

II/-

Gregüescos

 

Buen diseño. Me pregunto si el municipio recibe el dinero correspondiente. ¿Cómo se puede ser dueño del río? Siempre fluye como corriente, siempre distinto, que en el corriente río del vivir imprimimos[20]. Porque vivir es riocorrer[21]. Todos los sitios como ese son buenos puntos de promoción. El de ese doctor cuervo experto en sífilis que pegó en todos los retretes públicos. Hoy no se ve. Estricto secreto. Dr. Hy Fronks. No le costó un penique, como Meginni el profesor de boleros imprimiendo sus propios folletos de promoción. Se consiguió unos peones si no los pegó él mismo, con todo disimulo, como quién recién se echó un meo. Lechuzones. Y en el sitio justo. PROHIBIDO PONER POSTERS. PROMIBIDO COMER BOSTERO[22]. Un jovenzuelo en pedo.

¿Y si él …?

¡Oh!

¿Eh?

No… No.

No, no. No lo creo. No justo él, ¿no?

No, no.[23]

Mr. Bloom continuó su recorrido, subiendo en dirección del cielo unos ojos llenos de inquietud. No pensemos en eso. Trece y pico. El reloj del centro meteorológico. Tiempo según Dunsink. Hermoso ese librito de sir Robert Boll.[24] Movimiento trigonométrico. En ningún momento lo entendí del todo. Un clérigo. Puedo pedirle socorro. Trigono viene del griego: tres gonos métricos. Meten sin coces dijo. Le expliqué lo de convertirse en otro ser. ¡Oh, dímelo con términos sencillos!

Mr. Bloom sonrió oh dímelo con términos sencillos en dirección de los postigos del centro meteorológico. Después de todo lo que dijo es cierto. Sólo términos pomposos como nombres de conceptos comunes y todo por que suenen bien. No se distingue por su ingenio. Si es menester puede ponerse difícil. Olvidé mi reflexión. De todos modos, no sé. Recuerdo que me dijo que Ben Dollerd tiene voz de tonéltono. Tiene los muslos como toneles y uno cree que su voz surge de un tonel. ¿No es ocurrente? Le pusieron Big Ben. Su mote de tonéltono es doblemente ingenioso. Un feroz deseo de comer. El mejor de los bifes no le es suficiente. Un portentoso depósito de Boss número uno[25]. Tonel de Boss[26]. ¿Ves? Todo coincide.

Un grupo de hombres letrero en procesión vestidos en ropones níveos lo enfrentó recorriendo con pies lentos por el borde del cordón, con un festón bermejo dividiendo los letreros en dos. Oropeles. Son como ese clérigo de hoy: hemos sido infieles; hemos sufrido. Leyó los signos bermejos en los cinco letreros níveos: H. E. L. Y. ’S. Wisdom Hely’s. El signo Y, remolón, produjo del interior del poster del frente un trozo de miñón, se lo metió en el buche, lo mordisqueó y continuó su recorrido. Nuestro único sustento. Tres florines por mes, recorriendo uno por uno los distritos por el borde del cordón. Con el único fin de sostenerse, miñón y consomé. No son de Boyl: no: son peones de M’Glide. Eso no sirve. Le sugerí un recinto de vidrio puesto sobre un remolque con dos mujeres en sus escritorios escribiendo correos, ficheros, sobres, folios sorbedores. Me juego que hubiese sido efectivo. Dos mujeres escribiendo se vuelven el centro de todos los ojos en un segundo. Los hombres mueren por conocer qué escriben. Suficiente que un tipo mire el tope de un edificio y otros veinte se le unen en derredor. Tiene que ser específico. Lo mismo sucede entre mujeres. Un ser curioso. Monumento de cloruro de sodio. Por supuesto no lo concretó porque no fue un diseño suyo. O el tintero que le sugerí, con un borrón ficticio de celuloide negro. Los diseños que se les ocurren como promoción son como ese del corned-beef[27] de Plumtree siguiendo los reportes  necrológicos, sección entremeses fríos. De imposible lengüeteo. ¿Qué? Nuestros sobres. Oh, Jones, ¿tienes un minuto? No puedo detenerme, Robinson, tengo que conseguir un nuevo producto de Kunsell, el único detergente de rebeldes borrones indelebles, que vende Hely´s Limited, 49 Crow Street. Estoy bien lejos de esos recursos comunes. Duro oficio conseguir un peso de esos conventos. Convento Clemens. Bello ejemplo femenino de devoción, un rostro dulce como pocos. El velo imprimió un toque perfecto en ese tiesto diminuto. ¿Sor? ¿Sor[28]? Por sus ojos estoy seguro que tuvo sentimientos no correspondidos. Es duro discutir de dinero con mujeres de su tipo. Interrumpí sus devociones con mi irrupción. Feliz de tender un puente con el mundo exterior. Nuestro dieciséis de julio, dijo. Los festejos de su Virgen del Monte. Dulce nombre incluso: coromelo. Lo notó, creo que lo notó por el modo en que. Si tuviese un esposo todo hubiese sido distinto. Supongo que fue cierto lo del poco dinero. Si bien es cierto que sólo fríen con lo mejor. Ni se les ocurre el uso de tocino. Se me rompe el pecho si ingiero ese unto. Les produce gozo ungirse por dentro y por el exterior. Molly comiendo ese producto cremoso con el velo corrido. ¿Sor? Pete Cloffey, su viejo es el usurero. Dicen que el hilo de hierro con pinches fue un invento femenino.

Cruzó D’Olier Street y ‘S, con los pies vencidos se le unió. Rover el bicicletero. Hoy corren ese súper premio. ¿Eso fue en el…? En ese tiempo murió Phil Gilligen. Fue el tiempo de Lomberd Street West. Un momento, ¿fue en lo de Thom? Conseguí empleo en lo de Wisdom Hely poco después del himeneo. Un lustro y doce meses. Dos lustros; él murió en el noventitrés[29] , sí, eso es, el terrible incendio en lo de Urnott. Von Dillon de intendente. El festín en lo de Glencree. El consejero Robert O’Reilly vertiendo precozmente el oporto dentro del consomé. Bobbob sorbiéndolo en provecho de su consejero interior. No se pudo oír lo que tocó el conjunto de músicos. Por los dones recibidos que el Señor nos otorgue. Milly un bebé. Molly se puso ese vestido gris topo con ribetes de escuerzo. Un terno con botones de cuero. Refunfuñó porque me doblé el tobillo el mismo momento que lo estrenó en el picnic del coro en el Sugerloef.[30] Como si eso. El sombrero de conciertos del viejo Goodwin se estropeó con un pegote. Los insectos se dieron flor de picnic. Ningún otro vestido le quedó mejor que ese. Le entró justo como un mitón, los hombros y los muslos. Los primeros kilos de exceso. Comimos budín de conejo. Fue el centro de todos los ojos.

Felices. Entonces fuimos enormemente felices. Hermoso ese pequeño dormitorio con el recubrimiento rojo de Dockrell´s, uno con nueve los doce rollos. Milly en el fuentón de noche. Compré el detergente cremoso de los EEUU: cerúleo. El tibio olor del líquido en el fuentón. Qué cómico, su cuerpecito como un bollo espumoso. Y bien redondito. Hoy en el rubro fotos. El negocio de fotocromos que me contó mi pobre viejo. Gusto congénito.

Continuó su recorrido por el cordón.

Vivir como sinónimo de corriente. ¿Cómo es el nombre de ese tipo con rostro de religioso con el que me crucé y me miró de reojo? Ojos débiles, mujer. Fue huésped de Citron, St Kevin’s Drive. Pen coso. ¿Pendennis? Me estoy volviendo medio olvi… ¿Pen…? Por supuesto, siglos. El ruido de los trolebuses, posiblemente. Y bueno, si él no retiene el nombre del nombre del impresor, y eso que lo ve siempre[31].

Bortell d’Orcy fue el tenor, en sus primeros tiempos. Regresó con él después de los ejercicios de solfeo. Tipo engreído con ese bigote lustroso en los extremos. Le dio ese son Vientos del sur.

Noche de mucho viento no quise que volviese si mí hubo un mitín del club secreto por esos boletos del bingo[32] después del concierto de Goodwin en el comedor o recinto de recepciones de Government House[33]. Él y yo siguiéndolo. El folio con los tonos se me voló de los dedos y terminó en el cerco del colegio. Suerte que no. Un inconveniente de esos hubiese sido el fin del delicioso evento. El profesor Goodwin ofreciéndole su codo, precediéndome. Revolviéndose sobre sus miembros inferiores como pinchos, pobre viejo beodo. Sus conciertos despidiéndose del público. El definitivo retiro de los proscenios. Puede ser por unos meses o por siempre[34]. Recuerdo su reír femenino en el viento, el cuello subido. Hutcourt Rd, ¿sientes el ciclón? ¡Brrfoo! Le subió el vestido y el rebozo por poco se le enroscó en el cuello del viejo Goodwin. Pude ver su rubor en el viento. Recuerdo que ni bien entré reviví el fuego y freímos esos trozos de cordero que comimos con ese chutney que siempre le gustó. Y el ron tibio. Pude ver su perfil desde el fogón desprendiéndose el corpiño: níveo.

Un silbido y un mullido flop del corpiño sobre el lecho. Siempre con el sello de su cuerpo tibio. Siempre le gustó desprendérselo. Y yo, todo ese tiempo en el borde del lecho desprendiéndole los broches del pelo. Milly durmiendo en el moisés. Felices. Felices. Fue entonces que…

–Oh, Mr. Bloom, ¿qué dice usted?

–Oh, ¿qué dice usted, Mrs. Breen?

–No me quejo. ¿Y Molly? Siglos que nos vemos.

–Sigue muy bien –dijo sonriente Mr. Bloom–. Le cuento que Milly consiguió un empleo en Mullinger, vio.

–¡Qué bien!… ¿No es increíble?

–En efecto. En un negocio de fotos. Le viene muy bien. ¿Qué me dice usted de sus pequeños?

–Todos en el listín del verdulero[35] –dijo Mrs. Breen.

¿Qué número de hijos tiene? No veo ninguno.

–Veo que viste de negro. Espero que no…

–No –dijo Mr. Bloom–. Vengo de un entierro.

Esto se pone repetitivo. ¿Quién murió, de qué y en qué momento? Vuelve y vuelve como billete trucho[36].

–Oh, Dios mío –dijo Mrs. Breen–, supongo que no murió un ser querido.

Por lo menos se conmovió.

–Dignem –dijo Mr. Bloom–. Un viejo conocido. Murió de repente, pobre hombre. Un síncope, creo. El entierro fue hoy.

 

Tu entierro es este viernes

viniendo por el centeno.

Diddlediddle dumdum

Diddlediddle…

 

–Es triste perder un viejo conocido –dijeron los tristones feminojos de Mrs. Breen.

Bueno, suficiente con esto. Su esposo, con discreción.

–¿Y vuestro dueño y señor?

Mrs. Breen puso dos ojos globosos en el cielo. No perdieron su bello esplendor de todos modos.

–¡Oh, ni me lo mencione! –dijo–.  Los ofidios le temen. En este preciso momento se metió en ese edificio con sus códigos queriendo descubrir qué ley lo protege del libelo. Se convirtió en mi tormento. Espere que le muestre.

Un olor como de consomé de tiesto de ternero y un efluvio de confites y budines recién hechos surgieron de lo de Hurrison[37]. El denso tufo del cenit produjo un cosquilleo en el tercio superior del tubo digestivo de Mr. Bloom. Si quiere bollos muy buenos, lo mejor es un buen unto, trigo molido, terrones Demeroro[38], o el gusto surge con el té hirviente. ¿O el olor es suyo? Un bereber con los pies desnudos se detuvo enfrente del ventiluz exterior de lo del confitero e inspiró el efluvio. De ese modo disminuyen el mordisco del urgente deseo de comer. ¿Es goce o dolor? Comer por un penique. Cuchillo y tenedor sujetos de los pupitres.

Revolviendo en su bolso, cuero reseco, broche de sombrero; tiene que existir un protector que nos libre de todo eso. Que termine en el ojo de un tipo el trolebús. Revolviendo. Sin cierre. Dinero. Si quiere, le ofrezco uno. Demonios si pierden un céntimo. Ponen el grito en el cielo. El esposo profiriendo gritos. ¿Qué hiciste con los diez chelines que te di el lunes? ¿Te los pidió tu mellizo? Moquero sucio; tuborremedios. Un comprimido eso es lo que se le perdió. ¿Qué es lo que…?

–Debe ser novilunio –dijo Mrs. Breen–. En novilunio se pone peor. ¿Le cuento lo último que hizo?

Los dedos detuvieron el hurgueteo. Sus ojos femeninos se detuvieron en él, sorprendidos pero sonrientes.

–¿Qué? –preguntó Mr. Bloom.

Dejemos que se exprese. Mis ojos fijos en los suyos. Te creo. Que confíe en mí.

–Me despertó de noche –dijo–. Tuvo un sueño terrible.

Indigestión.

–Dijo que vio el uno de floretes[39] subiendo por los estribos[40].

–¡El uno de floretes! –dijo Mr. Bloom.

Produjo un folio del bolso.

–Observe esto –dijo–. Lo recibió hoy mismo.

–¿Qué es esto? –preguntó Mr. Bloom leyendo el folio que le ofreció–. U.P: up.[41]

– U.P: up.–dijo–. Un incógnito lo tomó de punto[42]. Es un bochorno, fuese de quien fuese.

–Desde luego –dijo Mr. Bloom.

Recuperó el pliego con hondos suspiros.

–Y recién entró en lo de Mr. Menton. Quiere que inicie un litigio cien mil florines[43], dice.

Dobló el folio metiéndolo en el bolso revuelto y lo cerró con un sonoro clic.

Medio lustro con el mismo vestido de cordoncillo celeste, tejido descolorido. Conoció tiempos mejores. Un mechón de pelo sobre el lóbulo. Y ese bonete torcido, con tres viejos frutos de rejuvenecimiento. Pobre pero decente. Supo vestirse muy bien. Frunces en el cutis. Molly tiene solo unos trece meses menos.

Unos ojos de mujer le dirigen todo su desdén. Cruel. El sexo impío.

Siguió con su inspección, conteniendo su decepción con ojos discretos. Olor fuerte, consomé de hopo de toro. Tengo que comer. Restos de budín el pecho del vestido. Pegote de dulce en el moflete. Budín de ruiborbo (sic) con diversos rellenos, interior lleno de frutos. Josie  Powell[44], eso es. En otros tiempos en lo de Luke Doyle. Dolphins Born, los jeroglíficos. U.p: up.

Sustitución de sujeto.

–¿Qué supo de Mrs. Bonfoy? –preguntó Mr. Bloom.

–¿Minnie Purefoy? –dijo Mrs. Breen.

Me confundí con Philip Bonfoy. Club de los Seguidores del Proscenio. Metchem discurre frecuentemente sobre el golpe perfecto. ¿Tiré del  cordón? Sí.[45] El último episodio.

–Sí.

–Recién estuve y pregunté cómo sigue. Se internó en el nosocomio de Holles Street. El Dr. Horne se ocupó. Viene sufriendo desde el lunes.

– Oh  –dijo Mr. Bloom–. Lo siento mucho.

–Sí –dijo Mrs. Breen–. Y el nido lleno de chicos. El bebe viene muy difícil, me lo dijo el enfermero.

–Oh –dijo Mr. Bloom.

Sus compungidos ojos misericordiosos oyeron lo referido. Su sinhueso pronunció dos chistidos de benévolo rezongo. ¡Tit! ¡Tit!

–Lo siento mucho –dijo–. ¡Pobre mujer ¡Desde el lunes! Debe ser terrible.

Mrs. Breen coincidió.

–Se descompuso el domingo…

Mr. Bloom tomó su codo gentilmente, diciéndole:

–¡Disculpe! Dejemos que circule este hombre.

Un huesudo perfil vino con ritmo decidido desde el río por el borde del cordón, perdido en su mundo y ciego por el brillo del sol que se coló por unos toscos lentes sujetos con un cordón. Justo como un segundo occipucio, un sombrerito ciñéndole el tiesto. Pendiendo del codo un sobretodo, un bordón y un cubretiestos se mecieron con el ritmo de sus pies.

–Mírelo –dijo Mr. Bloom–. Yendo siempre por el borde externo de los postes de luz. ¡Mire!

–¿Quién es, si mi cuestión no es imprudente? –preguntó Mrs. Breen–. ¿Tiene un tornillo flojo?

–Su nombre es Cushel Boyle O’Connor Fitzmorice Tisdoll Ferrell[46] –dijo Mr. Bloom sonriendo–. ¡Mírelo!

–Tiene suficiente con los muchos ojos que lo siguen –dijo–. Ese es el futuro de mi Denis, en poco tiempo.

De repente se interrumpió.

–Es él –dijo–. Tengo que ir en su encuentro. Lo dejo. Este beso es de Molly –besó el éter y sopló.

–Se lo doy –dijo Mr. Bloom.

Observó su perfil perdiéndose entre el gentío en dirección de los frentes de los negocios. Denis Breen, con un levitón deslucido y botines de lienzo celeste, surgió de lo de Hurrison con pies de plomo[47], oprimiendo sobre su pecho dos gordos volúmenes. Lo impulsó el viento desde el ponto. Como en los viejos tiempos. Dejó que lo condujese sin verse de ningún modo sorprendido y extendió en dirección de su cónyuge los sucios pelos grises del mentón y después peroró revolviendo unos mofletes flojos.

Meshuggeh.[48] Un tornillo flojo.

Mr. Bloom continuó sereno su recorrido precedido, en el brillo del sol, por el movimiento de péndulo del ceñido tiesto, el bordón, el cubretiestos y el sobretodo.  Todo loco con su loquero. ¡Increíble! De nuevo. Un modo de ir por este mundo. Y ese otro viejo peludo demente todo rotoso. Lo que debe sufrir su mujer.

U.p: up. Seguro que fue Rolf Bergon o Richie Goulding. Me juego entero que lo escribieron como un chiste en Scotch House. Giró en dirección del estudio de Menton. Sus ojos de molusco inmersos en el misterioso folio recibido por correo. Festín de los dioses.

Continuó su recorrido por el frente del Irish Times. Pudieron responderme[49]. Hubiese querido responderlos todos. Buen método de delincuentes. Código. En este momento comen. El dependiente de lentes en el escritorio no me conoce. Oh, que se cocinen en su tuco. Suficiente engorro tener que recorrer veintinueve de esos[50]. Escritor requiere escribiente femenino con sólidos conocimientos de edición. Te digo querido bribón porque no me gustó ese otro término. Dime qué quiere decir, te lo ruego. Dime qué perfume se pone tu mujer, te lo ruego. Dime quién creó el mundo. El modo en que repiten ese tipo de cuestiones. Por ejemplo Lizzie Twigg[51]. Mis esfuerzos poéticos tuvieron suerte de conseguir el visto bueno del eminente versero O. E. (Mr. Geo Russell). No tiene tiempo de recogerse el pelo en un rodete bebiendo un té flojo con un libro de versos.

Por lejos, el mejor periódico donde poner un breve requerimiento. Hoy se lee en todo el territorio. Mujer todo servicio, exc. cuisine[52], tenemos otros dependientes femeninos. Se requiere hombre con oficio en expendio de licores. Mujer, muy respons. (crist.) se ofrece en puesto de frutos o cerdo. Ese lo hizo Jim Curlisle. Dividendo de seis y medio por ciento. Hizo un muy buen negocio con los títulos de Cootes. Meticuloso. Mezquino viejo escocés. Los reportes lisonjeros. Dulce cónyuge de nuestro Virrey. Recientemente compró el Irish Field. Mrs. Mountcushel se repone de su leve indisposición y estuvo corriendo zorros con los Word[53] Union Deerhounds el miércoles en Rothoeth. Zorro incomible. Pero lo mismo corren otros bichos comestibles. El miedo despide jugos que los vuelven tiernos. Jinete de excepción. Sube un potro como un hombre. Mejor que el mejor de los zorreros. Ningún sillín de mujer, ni se lo mencionen. Siempre conduciendo el grupo y queriendo ver en vivo cómo muere un pobre bicho. Mujeres jinete; fuertes como potros de estirpe. Meciéndose entre los bretes. Se beben un porrón de whisky limpito en un periquete. Como hoy en el Grosvenor. ¡Hop! Y montó en el coche: plin plon. Vence cercos vivos de dos metros o muros linderos. Creo que ese conductor hocicudo lo hizo exprofeso. ¿El rostro de quién me recordó? ¡Oh, sí! El de Mrs. Miryem Dendrede, que me vendió sus pieles y sus sedosos culotes negros en el hotel Shellbourne. De México, reciente divorcio. Miró mi toqueteo de sus culotes sin un gesto. Como si yo fuese sólo un bolso. Nos vimos en el festín del virrey en el que Stubbs el floricultor me permitió el ingreso con Wheeler del Express. Recogiendo los restos de los nobles. Copioso festín. Puse ketchup sobre los ciruelos confundiéndolo con dulce de leche[54]. Seguro que le dolieron los oídos por los menos un mes. Tiene que conseguirse un toro. Belén de oro, como se dice. Ni deterge  el culo de su bebé, no, ¿cómo se te ocurre?

¡Pobre Mrs. Purefoy! Esposo seguidor del metodismo. Método de loco.[55] Bollo de centeno y pienso de leche y qué sé yo en el curso de ordeñe. Comen con un cronómetro, veintinueve mordiscones por minuto. Pero sus pelos del rostro como bifes de cordero crecieron.

Se lo creyó influyente. Primo de Theodore, de Dublin Tower[56]. Un primo tercero por estirpe. El obsequio de su simiente semestre por medio. Lo vi yéndose del Three Jolly Topers con el bocho descubierto y su primogénito con uno de los pequeños en el bolso de los víveres. Los gritos. ¡Pobrecito! Después prendidos del pecho todo el tiempo sin reposo. Egocéntricos esos bebetes[57]. El perro del huerto[58]. Un solo terrón en mi té, se lo ruego.

Se detuvo en el cruce de Fleet Street. Comiendo en el entretiempo. ¿Comeré por seis peniques en lo de Rowe? Tengo que ir por ese recorte en el templo de los libros de Erín. En lo de Burton como por ocho peniques. Mejor. Ese.

Bordeó lo de Bolton en Westmorelond. Té. Té. Té. Tom Kernen, me olvide de pedirle.

Sss. ¡Tch, tch, tch! Desde el lunes gimiendo en el lecho con un moquero húmedo sobre su frente, el vientre como un globo. ¡Fiú! ¡Simplemente horrible! El tiesto desmedido del bebé: fórceps. Comprimido en dos dentro del vientre embistiendo ciego, queriendo irse. Eso hubiese sido mi fin. Suerte que Molly los tuvo sin inconvenientes. Tiene que surgir un nuevo invento que lo evite. Vivir es un esfuerzo impuesto. El concepto del sueño crepusculino[59]: es lo que tomó Queen Vic. Tuvo nueve. Buen plumífero ponedor. El vejestorio viviendo en un botín con muchos hijos.[60] Y si fuese tuberculoso. Es tiempo de que se piense un poco en eso en vez de venir con sermones sobre cómo fue el reflexivo pecho de refulgente níquel[61]. Estupideces que nutren cerebros huecos. Tiene que ser sencillo construir edificios generosos. Todo el proceso poco menos que indoloro con los impuestos todo niño cincuentiun[62] florines en interés compuesto en el momento que cumplen veintiún veces doce meses cinco por ciento son cien chelines y los florines en cuestión,  todo por veinte, el método de los décimos, un estímulo que permite dividir el dinero consumiendo menos ciento diez y otro poquito son veintiún veces doce meses necesito escribir los números en un folio  se obtiene un monto menos pequeño de lo que uno cree.

No incluye los bebés muertos, desde luego. Ni existe un registro. Es un embrollo inútil.

Cómico ver dos mujeres con sus vientres prominentes. Molly y Mrs. Moisel. Reunión de vientres. Tisis que retrocede por el momento, después vuelve. Entonces de repente sus cuerpos se ven lisos. Ojos llenos de sosiego. El espíritu libre. El vejestorio de Mrs. Thornton fue un espíritu divertido. Todos mis bebés, dijo siempre. El utensilio en su hocico primero, nutriéndolos. Oh, es muy ricorricorrico. Le rompió los dedos el hijo del viejo Tom Well[63]. Su primer gesto reverente con público. El tiesto como el de un toro de exposición. El quisquilloso Dr. Murren. Con gente que le pide que los visite en todo momento. Por Dios, doctor. Mi mujer tiene dolores de pujo. Después les dicen que esperen meses por lo que les deben. Gente infiel. Médicos sensibles, muchos, si no todos.

En frente del enorme portón del congreso erinés un conjunto de pichones emprendió vuelo. Sus breves retozos después de comer. ¿Sobre quién lo vertimos? Yo elijo ese tipo de negro. Ten. Distribuyendo suerte. Debe ser glorioso desde el éter. Upjohn[64], yo mismo y Owen Goldberg sobre los robles en Goose Green en el juego de los monos. Me pusieron merluzón[65].

Un tercio[66] de los servidores del orden público desembocó desde College Street, de uno en fondo. Desfile rígido. Rostros sudorosos recién comidos, los morriones húmedos, bendiciéndose los cipotes[67]. Después de comer, con un buen litro de oleoso consomé oculto por los cintos. Los milicos por lo común son tipos divertidos. Se dividieron en grupos y se fueron, despidiéndose, en dirección de sus puestos. Todos en su propio comedero. Si se los quiere sorprender lo mejor es el momento del budín. Un buen golpe en pleno comedor. Otro tercio, en un desfile sin orden, dobló por el cerco de hierro de Trinity College en dirección de su regimiento. Rumbo de su destino. Listos, en posición de recibir el choque.[68] Listos, en posición de recibir el consomé.

Cruzó por so[69] del dedo pillo de Tommy Moore. Hicieron bien en ponerlo sobre un retrete[70] público: líquidos confluyentes. Tienen que poner retretes exclusivos de uso femenino. Se meten urgente en los negocios de bollos. So pretexto de corregirse un bollo en el sombrero. No existe depresión en este extenso mundo.[71] Composición excelente de Julie Morken[72]. Conservó su voz todo el tiempo que vivió. Mike Bolfe[73] fue su tutor, ¿no es cierto?

  Siguió con los ojos el último uniforme de fieltro. Clientes difíciles. Jock Power puede decir cómo es ese mundo: su viejo fue teniente. Si un tipo se les pone difícil en el momento de detenerlo le rompen los huesos en el trullo[74]. No se puede ser muy riguroso con ellos después de todo con el duro oficio que tienen[75], sobre todo con los chorros[76]. Ese jinete de uniforme sí que justificó el sueldo el lunes[77] que Joe Chumberloin recibió el título en Trinity. ¡Por Dios que sí! Los tocotoc tocotoc del percherón persiguiéndonos por College Street. Por suerte se me ocurrió meterme en lo de Monning, si no, no lo cuento. Corriendo enfurecido, por Dios. Seguro se quebró el occipucio sobre el cordón. No debí seguir los consejos de esos futuros médicos. Y los discípulos de Trinity con sus birretes romboides. Produciendo desórdenes. Pero me encontré con ese joven Dixon que me curó el picotón de ese insecto melifluo en el Miserere y que consiguió un puesto en Holles Street, donde se internó Mrs. Purefoy. Ruedones concéntricos[78]. El chifle del milico lo sigo oyendo como si fuese hoy. Todos huyendo sin orden ni concierto. Por qué se fijó en mí. Me quiso detener. Empezó justo en este sitio.

–¡Vencen los bóers!

–¡De Wet ! ¡De Wet ! ¡Gritemos tres veces por De Wet![79]

–Joe Chumberloin pende de un pino[80].

Son unos imbéciles: un grupúsculo de inútiles profiriendo gritos como dementes. Vinegre Hill[81]. El pelotón de los mosqueteros. Un tiempo después un buen número de ellos se convierten en jueces y ministros. Viene el conflicto: se meten en el ejército: los mismos tipos que prometieron que si es por el verdugo.[82]

Uno desconoce siempre su interlocutor. Herbert[83] Duff en el objetivo de Corny Kelleher. Como ese Peter, o Denis, o Jimmy Corey[84] que reveló el escondite de los invencibles[85]. Incluso es consejero en el municipio. No es infrecuente que empollen jóvenes inexpertos como espiones. Viven cumpliendo ese rol en beneficio de los detectives. Les dicen todo como si estuviesen con su confesor. Por qué los de civil siempre persiguen mujeres de servicio. El hombre que siempre vistió uniforme no es difícil de reconocer. El típico encierro en el portón del fondo. Les meten un poco de presión. Después el siguiente ítem del menú. ¿Y quién es el gentilhombre que tenemos en este rincón? ¿Qué quiere decirnos el jefecito? Peeping Tom.[86] Con el ojo mirón en el pestillo. Señuelo. Joven discípulo en celo toqueteó su muslos regordetes interrumpiendo su plumereo[87].

–¿Éstos son suyos, Meiry?

–Yo no uso ese tipo de indumentos… Termine con eso si no quiere que se entere su mujer. Viviendo de noche.

–Tenemos un excelente porvenir, Meiry. Es cuestión de tiempo[88].

–¡Uf! Déjeme de joder con sus excelentes porvenires, ¿quiere?

En los negocios es lo mismo si te reciben mujeres. O en los kioscos de puros.

El concepto de Jim Stephen[89] fue el mejor. Él conoció su mundo. Grupos de diez de modo que un tipo no pudiese comprometer sino los de su propio círculo. Sinn Fein. Si retrocedes te meten un cuchillo en los riñones. Los dedos negros. Seguir perteneciendo. El pelotón de ejecución. Miss Turnky lo hizo huir de Richmond con rumbo de Lusk. Durmiendo en el Buckinghem Hotel sin esconderse. Goriboldi.[90]

Es seductor debe poseer un don: Pornell. Erther Griffith es un tipo con los sesos bien puestos, pero el pueblo no se siente seducido por él. Tenemos que sentir orgullo de nuestro querido suelo. Repollo y tocino, siempre lo mismo. El recinto del té del Círculo de Bolleros de Dublín. Grupos de discusión. Que dividir los poderes es el mejor método de gobierno. Que el léxico de origen y sus cuestiones debe preceder lo económico y sus cuestiones. Logre que sus descendientes mujeres los encierren en sus domicilios. Que les den de comer y de beber. El pollo del veintinueve de septiembre. Ese es un buen trozo de relleno con tomillo embebido en los jugos del pecho. Pruebe otro poco de tuco de pollo, no deje que se enfríe. Fervorosos desnutridos. Un bollo de un penique y desfilemos en grupo. El que sirve no se sirve[91]. El concepto de que el dinero lo pone otro es el mejor condimento del mundo. Tienen que sentirse como en su propio domicilio. Si me permite me sirvo uno de esos melones, queriendo decir pelones. El momento inminente. El sol del Gobierno Propio subiendo por el noroeste.[92]

El gesto sonriente se le borró en pocos metros, un denso cúmulo lento ocultó el sol, ensombreciendo otro poco el oscuro frente del Trinity College. Los trolebuses se movieron interponiéndose entre ellos corriendo en direcciones diferentes, yendo y viniendo en medio del estrépito. Expresiones inútiles. Siempre lo mismo: desfiles de pelotones de regreso; trenes yendo y viniendo. Esos dos dementes sin rumbo fijo. Dignem en el coche fúnebre. El vientre henchido de Mine Purefoy gimiendo en su lecho pidiendo que le quiten ese hijo urgentemente. Un belén[93] por segundo en un sitio o en otro. Otro que muere por segundo. Cinco minutos desde que nutrí esos petreles con restos de biscochos[94]. Trescientos muertos. Otros trescientos bebés nuevos envueltos en humor venoso, todos sumergidos en el humor venoso del cordero[95], berridos beebee.

Un pueblo entero dese perece[96], otro pueblo entero viene, dese pereciendo luego; otro que viene, dese perece. Edificios, domicilios en serie, senderos, kilómetros de cemento, pilones de bloques, pedregullo. De sucesión en sucesión. Este dueño, ese. Dicen que el dueño del inmueble no muere. Otro se mete en sus botines ni bien se lo requiere en el otro mundo.  Los obtienen por precios de oro y siguen teniendo todo el oro. En un momento u otro hubo un timo. Superpuestos en urbes, erosión con los siglos. Cónicos poliedros de sílice[97]. Construidos sobre bollos y puerros[98]. Obreros con grilletes en el muro chino. Bobilonio. Sólo sobrevivieron enormes bloques rocosos. Torreones redondos. El resto escombros, suburbios que se extienden, construyendo como pueden, los refugios hongo de Kerwin[99] construidos de viento. Refugio nocturno.

Ninguno es un quelconque[100].

Este es peor momento del hoy. Vigor. Sombrío, deprimente: odio estos momentos. Me siento como si hubiese sido comido y escupido.

El domicilio del preboste. El reverendo Dr. Solmon: pez en bote. Bien embutido en ese bote. Yo no hubiese vivido en ese sitio ni por dinero. Espero que hoy cocinen chinchulines[101] y tocino. Lo silvestre repele los huecos[102].

El sol se liberó perezoso y encendió destellos de luz entre los utensilios de bronce exhibidos en el negocio de Welter Sexton, por cuyo frente desfiló John Howerd Pornell[103], sin ver.

Es él: el mellizo. Su vivo dibujo. Un rostro que te persigue. Eso sí que es coincidir. Es cierto que cientos de veces uno tiene en mente un tipo y no tiene un cruce con él. Como dormido. Ni se lo reconoce. Hoy deben tener reunión en el municipio. Dicen que no se puso el uniforme de jefe de los detectives desde que consiguió el empleo. Chorley Boulger supo ir en un potro de buen porte, con un tricornio en el tiesto, henchido, coqueto e impoluto. Increíble el porte de pobretón que tiene. Como si hubiese comido un huevo podrido. Ojos  poché con un toque triste. Tengo un dolor. El mellizo del hombre[104]: el mellizo de su mellizo. El uniforme le hubiese convenido. Seguro que se detiene por su refrigerio en el C.B.D[105] o por un juego de escoques[106]. Su mellizo usó hombres como peones. Dejó que todos se cociesen en el pote[107]. Miedo de decir lo que fuese sobre él. Todo el mundo inmóvil con esos ojos. Eso es el dominio: el nombre. Todos un poquito dementes. Funny Sintornillo[108] y su doble, Mrs. Dickinson, jinete con un trebejos de cuero bermejo. Tienen los tornillos flojos, como M’Urdle, el médico. De todos modos Devid Sheehy le quitó South Meeth[109]. Dejó su sillón en los Comunes por un mísero puesto en el municipio. El festín del héroe del pueblo. Comiendo pieles de pomelo en el predio. En el momento que lo eligieron miembro del Congreso, Simon Dedelus dijo que Pornell hubiese revivido con el solo fin de ver que lo expulsen del recinto de los Comunes.

–Del pulpo bifronte, uno de cuyos tiestos es el tiesto sobre el que los extremos del mundo omitieron unirse y el otro discurre con tonito escocés. Los miriópodos…[110]

Mr. Bloom miró por sobre el hombro y vio venir por el cordón un dúo que lo superó. Rostro peludo y bici. Mujer joven.

Y ese otro. Bueno, eso es coincidir en serio: segundo encuentro. Es común que los sucesos venideros proyecten un cono sombrío que los precede. Con el visto bueno del ilustre escritor de versos, Mr. Geo Russell. Su compinche puede ser Lizzie Twigg.  O. E. ¿Qué quiere decir?[111] Pueden ser lo signos de su nombre. Elbert Edwerd, Erthur Edmund, Olphonsus Eb Ed El Esquire. ¿Qué es lo que dijo? Los extremos del mundo con un toque escocés. Plurípodos: pulpo. Objeto oculto: simbolismo. Su Miss lo sorbe todo. Sin decir ni mu. Escritor requiere escribiente femenino con sólidos conocimientos de edición.

Sus ojos siguieron el esbelto perfil vistiendo indumentos rústicos, con el rostro peludo y en bici, con mujer que lo oye con interés. De regreso del restó verdulero. Sólo weggebobbles[112] y frutos. No se comen un bife. Si lo comes, los ojos de ese ternero te persiguen por siempre. Dicen que es mejor. Sólo viento y líquido. Lo probé. Uno vive en el retrete. Peor que el boquerón seco con humo. Sueño tormentoso. ¿Por qué le dicen bife de nuez? Nuecerinos. Fruterinos. Quieren sentir que se comen un buen bife. Ridículo. Y puro cloruro de sodio. Cocer con polvos sódicos. Y dormir con su sinhueso en remojo dentro de un cubo.

Mujeres con los soquetes por los tobillos. Lo detesto: pésimo gusto. Esos escritores etéreos son todos unos. Ingenuos, sombríos, simbólicos. Estéticos. No me sorprende si es ese tipo de nutrición lo que les produce esos como ondeos en el cerebro que es lo poético. Esos milicos, por ejemplo, con sus blusones sudorosos de guiso erinés, no conciben lo que es un verso. Ni comprenden lo que es poético. Se requiere un mínimo de predisposición.

 

El mísero petrel con el buche puro viento

en círculos voló sobre el río turbulento

 

Cruzó en Frederick Street y se detuvo en el frente de Yetes & Son queriendo ver el precio de los binóculos. ¿O mejor veo en lo del viejo Hurris y converso un poco con el joven Sincler? Tipo muy instruido. Posiblemente esté comiendo. Tengo que componer esos viejos binóculos. Lentes Goerz, en seis florines. Los berlineses se desenvuelven bien en todos los sectores. Son flexibles vendiendo con el objetivo de conseguir nuevos clientes. Precios de dumping. Con suerte encuentro unos en el sector de objetos perdidos del tren. Es sorprendente los cientos de objetos que el público pierde en los trenes y en los lockers[113]. ¿Dónde tienen el cerebro? Hombres y mujeres, es lo mismo. Es increíble. El último mes de junio en el tren de Ennis[114] tuve que recoger el bolso del descendiente femenino de ese horticultor y devolvérselo en el cruce de Limerick. Incluso dinero mostrenco[115]. Veo un pequeño reloj, sobre el techo del tesoro, puedo ver si esos binóculos son efectivos.

Los pliegues de sus ojos descendieron sobre los bordes inferiores de sus iris. No puedo verlo. Si uno se convence sobre su posición, por poco lo ve. No puedo verlo[116].

Se volvió y, detenido entre los exhibidores, extendió los dedos del puño derecho todo lo que pudo en dirección del sol. Siempre quise descubrirlo por mis propios medios. Sí: por completo. El extremo de su dedo meñique ocultó por completo el disco del sol.[117] Debe ser el foco de intersección de los rejones de luz[118]. Si tuviese lentes negros. Curioso. Se dijo mucho sobre esos borrones de sol en el tiempo que vivimos en Lomberd Street West. Son explosiones terribles. Tendremos un eclipse completo en breve:  no recuerdo en qué mes, en otoño.

Si lo pienso un poco, el descenso de ese cuerpo esférico coincide con el tiempo de Greenwich. El reloj es movido por un conductor eléctrico que viene de Dunsink.[119] Tengo que ir uno de estos meses. Si logro que me conecten con el profesor Joly[120], o investigo un poco sobre los suyos. Eso es bueno: un hombre siempre se siente reconocido. Presunción donde menos se supone. Nobles orgullosos de ser descendientes de mujeres que se prostituyeron en el lecho de un rey. Su estirpe. Todo por concederse  un poco de corte. Los portones ceden en frente del humilde y resisten los golpes del regente soberbio.  Uno no tiene que ir diciendo lo que en el fondo uno reconoce que no debe; ¿qué es trigonométrico? Retíreme este señor y muéstrele el portón de egreso.

Oh.

Su puño con los dedos extendidos descendió de nuevo.

Siempre lo desconoceremos. Es perder el tiempo. Cuerpos esféricos rellenos de efluvios en continuo movimiento giroscópico, en un cruce perpetuo, moviéndose. Siempre el mismo dindón. Éter, luego sólido, luego mundo, luego frío, luego un pectínido[121] muerto sin dirección, trozos de hielo rocoso como esos trozos de comosus[122]. Selene. Debe ser novilunio, me dijo[123]. Creo que sí.

Siguió su recorrido por el Mesón Cler[124].

Un momento. Plenilunio fue el domingo que estuvimos eso justo medio mes hoy es novilunio. Yendo por el Tolke[125]. Bonito plenilunio en Ferview. Entonó. Selene brilló este junio, querido mío. Él por el borde externo. Codo, roce. Él. El bi-cho de luz reful-ge, mi bien.[126] Toque. Dedos. Requiriendo. Respondió. Sí.[127]

Suficiente. Suficiente. Si sucedió, sucedió. Tuvo que ser.

Mr. Bloom, sin resuello pero con pies lentos, continuó por Eden[128] Court.

Con el respiro de un no te inquietes, sus ojos percibieron, este sitio el cenit, los hombros de porrón de Bob Doren. En uno de sus picos de reincidente, dijo M’Coy. Beben queriendo decir o conseguir no sé qué o cherchez une femme. En el Coombe con sus compinches y un grupo de mujeres de todos y después doce meses sobrio como un juez.

Sí. Me lo figuré. Dobló en dirección del Empire. Se fue. Un sifón[129] bien frío es lo que tiene que beber. Donde Pete Kinselle[130] puso el Horp[131] precediendo el Queen’s[132] que fundó Whitebred. Un resumen perfecto del buen tipo. El negocio de Dion Boucicolt con su rostro de plenilunio y su sombrerito. Tres Vírgenes que vienen del Colegio[133]. Cómo voló el tiempo, ¿eh? Con los dobleces de sus rojos gregüescos desmedidos semiocultos por los vestidos. Bebedores, bebiendo, rieron tosiendo, su beber riñendo con sus resuellos. Otro poco de combustible, Pete. Rojo violento: diversión de beodos; risoteo y humo. Quítenle ese sombrero níveo. Sus ojos enrojecidos. ¿Qué fue de él? Mendigo en un pórtico. El cordófono que en un tiempo nos desnutrió.[134]

Fui muy feliz entonces. ¿O fue que yo? ¿O es que hoy me he vuelto? Por entonces cumplí los veintiocho. Molly veintitrés. Desde que nos fuimos de Lomberd Street West hubo un quiebre. Después de lo de Rudy no le sintió gusto. No se puede retroceder en el tiempo. Es como contener un líquido entre los dedos. ¿Y si te fuese posible volver? Fueron mis comienzos. ¿Quieres volver o no? ¿No eres feliz en tu nido, pobre bribonzuelo? Quiere coserme los botones. Tengo que responderle. Le escribiré desde el reservorio de libros.

Grufton Street, con el brillo de sus exhibidores, excitó sus sentidos. Lino con relieves, cortes sedosos, mujeres y nobles con esposos difuntos, tintineo de enseres, sordo ruido de hierros clipiclopos sobre el cemento hirviente. Pies gordos de mujer con soquetes níveos. Espero que se le enloden si llueve. Seguro que se crio entre novillos, come todo. Todos los muslos gordos dijeron presente[135]. El porte femenino se vuelve torpe[136]. Molly tiene un ligero sobrepeso.

Siguió, pero se demoró recorriendo los exhibidores de Brown Thomes, mercero. Desborde de cordoncillos. Sedosos cortes chinos. Un cuenco en desnivel vertió desde el pico un torrente de poplín bermejo; reluciente humor venoso. Los hugonotes lo introdujeron. Il motivo è giusto![137] Turu turu. Soberbio coro ese. Tururú. Debe sumergirse sólo en líquido llovido. Meyerbeer. Turu; bom bom bom.

Cojín de imperdibles. Siempre me propongo conseguir uno. Los mete por doquier. Pinches en los visillos.

Se subió un poco el puño izquierdo. Rojez: por poco ni se ve[138]. De todos modos, no hoy. Tengo que volver por su loción. Puede ser el obsequio de su cumple. Juniojuliogostoseptiembre ocho. Poco menos de tres meses. Y puede ser que no le guste. Mujeres que no recogen imperdibles del piso. Dicen que es el fin del quer[139].

Géneros brillosos, culotes sobre finos rieles de bronce, rejones de culotes sedosos.

Inútil volver. Tiene que ser. Dímelo todo.

Voces estridentes. Tules sedosos y tibios por el sol. Tintineo de enseres. Todo lo que requiere el mundo femenino, el piso y el dormitorio, tejidos de lino, bronce, frutos deliciosos, condimentos de Jope. Egendeth Neteim. El tesoro del mundo.

Un tibio cuerpo voluptuoso se filtró en su cerebro. Su mente cedió. Un perfume de mimos lo dominó por completo.  Oscuro glotón de un muslo, rogó en silencio querer.

Duke Street. Muy bien. Tengo que comer. El Burton. Me sentiré mejor después.

Por el momento perseguido, dobló en lo de Combridge[140]. Repiqueteo, sordorruido ferroso de corceles. Cuerpos con perfume, tibios, plenos. Todos llenos de besos, rendidos: en los vergeles profundos del estío, el césped desprolijo y hundido, en los corredores húmedos de los conventillos, en los sillones, en lechos crujientes.

–¡Jim, querido!

–¡Tesoro!

–¡Quiéreme, Reggy!

–¡Querido mío!

–¡Mi dulce ilusión!

Con un ritmo excesivo del pulso empujó el portón del Burton. El olor lo sofocó: jugos de bofes pungentes, verdeos lodosos. Mire cómo comen los leones.

Hombres. Hombres. Hombres.

Subidos en unos soportes con sillín en el borde del zinc[141], con los sombreros sobre los cuellos, en los pupitres, repitiendo los pedidos de bollos, con lengüeteo de sus porrones, lobos engullendo su insípido nutriente, con los ojos henchidos, los bigotes sucios de tuco. Un joven de rostro lívido y sudoroso lustró su porrón cuchillo cuchillito y tenedor con un servilletón. Nuevo contingente de microbios. Un hombre con un servilletón de niño teñido de tuco en torno del cuello engulló con un ruidoso gorgoteo un consomé. Un hombre escupió en el pote: tendón medio mordido; sin dientes no puede molermolerlo[142]. Bife de lomo grillé. Engullendo sin morder por no perdérselo. Ojos tristes de beodo. Mordió lo que puede puede ingerir. ¿Soy como ese? Vernos como nos ven los otros. Un hombre desnutrido es un hombre destruido. Mueven los dientes y el mentón. ¡No! ¡Oh! ¡Un hueso! Ese último rey infiel de Erín Cormec[143] en los versos del colegio se sofocó en Sletty en el sur del Boyne. Me pregunto comiendo qué. Un trozo golupcioso[144]. S Petrick lo convirtió en seguidor de Cristo.[145] De todos modos no pudo deglutirlo todo.

–Un rosbif con repollo uno.

–Un guiso uno.

Olores de hombres. El tubo digestivo se le rebeló. Esputo sobre el serrín, el humo tibio y dulzón de los puchos, hedor de puros, desborde cervecero, el pis cervezudo de los hombres, venteo de fermentos.

No puedo comer en este sitio. Un tipo rozó el filo del cuchillo con el tenedor con el fin de comerse todo lo que tiene enfrente, un viejo se hurgó los dientes. Ligero hipo, lleno, regusto. Primero y después. Eructo después de comer. Un ojo en esto y después en eso. Engullendo el tuco del guiso embebiendo trozos de miñón. ¡Limpió los restos con su sinhueso, el sin mundo![146] Retirémonos de este chiquero.

Miró los clientes en los sillines del comedero y en los pupitres, oprimiéndose los orificios por no oler.

–Dos stouts.

–Un corned beef [147] con repollo.

Ese tipo engullendo un tocón de repollo con el extremo del cuchillo como si en eso le fuese el futuro. Buen golpe. Me descompone verlo. Hubiese comido mejor con quince dedos. Romper miembro por miembro. Es su instinto. Emergió del vientre con un cuchillo de níquel en el morro. Eso es ingenioso, creo. O no. Níquel quiere decir belén rico. Belén de cuchillo. Pero entonces el guiño se pierde[148].

Un mozo desprolijo recogió estrepitosos cuencos llenos de pegotes. Rock, el detective en jefe, de pie en el borde del zinc sopló el espumoso tope de su chop. Justo en el borde, se desbordó broncíneo no lejos de su botín. Un contertulio, cuchillo y tenedor en ristre, codos sobre el pupitre, pendiente del segundo round miró en dirección del subepotes[149] por sobre el pliego del periódico mugriento. Otro tipo diciéndole un chisme con el hocico lleno. Oyente comprensivo. Cuchicheos de copetín. Munchcumtrú cum úl ul lunuch, un ul Unchstur Bunk. ¿Mmssí? ¿No, en serio?

Mr. Bloom se puso dos dedos indecisos sobre los morros. Sus ojos dijeron:

–No. No lo veo.

Me voy. Detesto ver tipos groseros comiendo.

Retrocedió en dirección del egreso. Comeré un ligero entremés en lo de Devy Byrne. Un refrigerio. Un poco de combustible. Comí bien hoy.

–Un bife con puré uno.

–Un porrón de stout uno.

Me como lo mío, dientes y dedos uñosos. Gulp. Grub. Gulp. Glotones.

Emergió en un soplo fresco y volvió por donde vino en dirección de Grufton Street. Comer o ser comido. ¡Muerte! ¡Muerte!

Pensemos cómo puede ser ese comedero público dentro de unos lustros. Un desfile de gente pidiendo que les llenen los cuencos y los porrones. Comiéndose el contenido en el cordón. El preboste del Trinity John Howerd Pornell por ejemplo todo hijo de mujer[150] ni menciones tus prebostes y tus cómplices de Trinity mujeres y niños, cocheros, religiosos, clérigos, tenientes coroneles, obispos. Desde Eilesbury Rd, Clyde Rd, los dormitorios de los obreros, North Dublin Union, el lord en jefe en su ceremonioso coche, el regio vejestorio en su sillón de mimbre sumergible[151]. Mi cuenco no tiene. Después de usted, con nuestro copón del municipio. Como en el surtidor de Sir Philip Crumpton[152]. Limpió los microbios con el moquero. El que sigue viene con un pilón de los suyos. El clérigo O’Flynn se hubiese reído de ellos.[153] De todos modos hubiesen reñido. Todo mío. Los niños riñendo por los restos de pegote en el fondo del puchero. Se hubiese requerido un pote como el Phoenix. Hendiendo filetes y pecetos[154] con un rejón. Produciendo el odio entre vecinos. Buffet del City Hotel lo denominó[155]. Consomé, osobuco y postre. Uno no conoce los sesos y reflexiones de quién se come. ¿Y después quién recoge todos los cuencos y los tenedores? Posiblemente en ese entonces todo el mundo esté comiendo comprimidos[156]. Los dientes se pudren.

Después de todo tiene mucho sentido ese principio de los verdes sobre el buen gusto de los productos que crecen del suelo, el puerro, por supuesto, hiede los musiqueros gringos crespos de puerros llorosos, bulbos de hongos. El dolor de los pobres bichos por si fuese poco. Desplume y destripe de un pollo. Los pobres bichos de los bretes en el frigorífico temiendo el momento en que el verdugo les rompe el tiesto con un hierro filoso. Muu. Pobres novillos temblorosos. Mee. Terneritos inseguros. Bife y repollo frito. Los bofes meciéndose en los botes del choricero. Deme ese pechito que pende del hierro. Flop. Tiesto sin cuero y huesos bermejos. Ojovítreos corderos sin pellejo pendiendo de los tendones posteriores, hocicovino trombopegote vertiendo llorigoteo morroviscoso sobre el serrín. Desechos y riñones pendiendo. No me estropees esos cortes, pibe[157].

Humor venoso fresco e hirviendo dicen que es buen remedio si tienes tisis. Siempre se se requiere humor venoso. Insidioso. Lengüeteo, hirviente y humoso, sirope viscoso. Espectros urgidos por comer.

Oh, quiero comer.

Entró en lo de Deivy Byrne. Un boliche decente. Prudente. Te ofrece un convite de vez en vez. Pero sólo en bisiestos uno por lustro. Recuerdo que le extendí un cheque y me dio el importe en efectivo.

¿Qué puedo comer? Consultó su reloj. Pensemos. ¿Refresco de jengibre?

Oye[158], Bloom –dijo Nosey Flynn desde su rincón.

Oye[159] Flynn.

–¿Qué dice de bueno?

–Todo bien… Déjeme ver. Beberé un vino tinto y… déjeme ver.

Boquerones en los plúteos. Se les siente el gusto de sólo verlos. ¿Un pincho? El tocino y sus tribus que creó y reunió[160]. Corned beef. ¿Cómo es un nido sin corned beef Plumtree? Incompleto. Qué promoción horrible. Lo pusieron después de los fúnebres. Todos incómodos sobre el ciruelo.[161] Corned beef Dignem. Los come hombres se lo hubiesen comido con trigo y limón. El misionero rubio es puro sodio. Como cerdo en chimichurri[162]. Supongo que el jefe se come los trozos impuros. Deben ser duros por el ejercicio. Sus mujeres queriendo ver si funcionó. Hubo en un tiempo un muy justo rey negro. Que se comió o eso dicen los del pobre Frey Pedro. Con, un nido feliz. Hecho sólo Dios conoce con qué. Mondongo bofes verdosos intestinos retorcidos y molidos. Un jeroglífico, encuentre un poco de lomo. Kosher. No comer lomo y leche en el mismo momento. Higiene, es como se le dice hoy. Restricción de comer en Yom Kippur, interior limpio con el buen tiempo. El sosiego y el conflicto bélico dependen del proceso digestivo de un tipo. Religiones. Pollos y cerdos del veinticinco de diciembre. Terrible muerte de los inocentes. Comed, bebed y sed felices. Los servicios de socorro urgente de los nosocomios repletos después. Los tiestos envueltos. El queso lo digiere todo menos su mismo contenido. Poderoso el queso.

–¿Tiene un pincho[163] de queso?

–Sí, señor.

Con dos frutos del olivo, si tiene. Los prefiero del olivo de Grosseto[164]. Un sorbo de buen tinto; escurre ese[165]. Humedece. Un buen revoltijo verde, fresco como un pepino. Tom Kernen conoce bien el punto. Le provee gusto. Puro óleo de olivo. Milly me sirvió ese bife con un poco de perejil. Un poco de verdeo ibérico. Dios hizo los nutrientes, el demonio los condimentos. Pejerrey estilo infierno.

–¿Su mujer bien?

–Muy bien, si… Un pincho de queso, entonces. Roquefort, ¿tiene?

–Sí, señor.

Nosey Flynn sorbió su grog.

–¿Siempre en el rubro lírico?

Los morros que tiene. Puede decirse un secreto él solo. Los oídos como dos escudos. Lírico. Entiende de eso menos que mi cochero. Pero mejor le cuento. Por qué no. Promoción sin costo.

–Tiene comprometido tour de conciertos este fin de mes. No sé si se enteró.

–No. Eso es muy bueno. ¿Quién lo montó?

El mozo sirvió.

–¿Qué le debo?

–Siete peniques, señor… Muy bien, señor.

Mr. Bloom cortó el pincho en trozos pequeños. El pobre Frey Pedro. Es menos indigesto que ese coso cremoso. Sus cónyuges, mil quinientos. Tuvieron un buen divertimiento.

–¿Condimento de Dijon, señor?

–Muy gentil.

Decoró con copos broncíneos diversos puntos del pincho.  Un buen divertimiento. Lo recuerdo. Volviéndosele enorme, y enormemente negro.

–¿Quién lo montó? –dijo–. Bueno, es un emprendimiento conjunto. Se dividen costos y beneficios.

–Sí, lo recuerdo –dijo Nosey Flynn, metiéndose los dedos en el bolsillo por un principio de comezón de ingle–. ¿Quién me lo contó? ¿No fue Bleizes que se metió en eso?

Un tórrido soplo picor de Dijón mordisqueó el cuore[166] de Mr. Bloom. Subió los ojos y se encontró con un reloj bilioso. Dos en punto. El reloj del pub cinco minutos en el futuro.[167] El tiempo corre. Los vectores se mueven. Dos en punto. Tengo tiempo.

El tejido interno del torso suspiró subiendo, se hundió en lo profundo de su cuerpo, subió otro poco, tristemente.

El vino.

Oliobebió el jugo generoso y con imperioso pedido de que su glotis lo ingiriese, posó de nuevo el copón sutilmente sobre el zinc.

–Eso es –dijo–. Por cierto es el productor.

No tengo por qué temer. No tiene cerebro.

Nosey Flynn frunció el hocico y se refregó los mellizos. Se lo comen los piojos.

–Tuvo un golpe de suerte, me dijo Jeff Mooney, con el encuentro de Myler Keogh vencedor de ese teniente del regimiento Portobello[168]. Por Dios, me dijo que ese pigmeo por poco terminó en County Down[169]

Espero que ese gotón de rocío no termine en el recipiente. No, lo frenó justo.

–Lo tuvo todo un mes, hombre, incluso en los minutos previos. Sorbiendo huevos de cisne, por Dios, obedeciendo órdenes. Por tenerlo lejos del botellón, ¿comprende? Oh, por Dios, Bleizes es un hombre de pelo en pecho.

Devy Byrne vino desde el fondo con los puños del blusón recogidos y se limpió los morros con dos toques de servilletón. Rubor de boquerones[170]. En cuyo sonreír su rostro es todo un juego.[171]. Mucho unto sobre el repollo[172].

–Él mismo con todo su condimento –dijo Nosey Flynn–. ¿Puede sugerirnos un vencedor seguro del Premio de Oro?

–No estoy en eso, Mr. Flynn –respondió Devy Byrne–. No sé lo que es poner un céntimo en un potrillo.

–Es cierto –dijo Nosey Flynn.

Mr. Bloom comió los trozos de pincho, miñón fresco y limpio, con fruición y un dejo de disgusto, condimento pungente, el olor de pies del queso verde. Sorbos de vino le bendijeron el techo de los dientes. No es jugo de soquetes. El gusto es mejor con buen tiempo.

Lindo bolche, sereno. Buen trozo de roble ese exhibidor. Buen diseño. Hermoso ondeo en ese sector.

–Ni se me hubiese ocurrido un derroche por el estilo –dijo Devy Byrne–. Los burros fueron el fin de muchísimos hombres decentes.

Privilegios de bolichero. Con permiso de vender pilsen, stout, vino y otro tipo de licores consumidos en el recinto. Flor, yo triunfo; truco, pierdes[173].

–Es cierto –dijo Nosey Flynn–. Siempre que uno lo ignore. Hoy no existe el juego limpio. Lenehen consigue vencedores. Según él hoy vence Sceptre. El preferido es Zinfondel, de lord Howerd de Wolden, vencedor en Epsom.[174] El jinete es Morny Cunnon. Hubiese podido vencer siete uno sobre St Lover el uno de este mes.

–¿En serio? –dijo Devy Byrne …

Fue en dirección de los postigos y produciendo el libro de movimientos lo hojeó[175].

–Hubiese podido, lo juro –dijo Nosey Flynn, sorbiéndose los mocos–. Un pingo de excepción. Un retoño de St Frusquin. Triunfó en medio de los refucilos, el potrillo de Rothstchild, con los oídos ocluidos. Jubón celeste y gorro bermejo. Que el demonio se lleve ese gordo Ben Dollerd con su John O’Gount y que no los suelte. Fue él que me sugirió que no le juegue. Sí señor.

Bebió compungido, recorriendo con los dedos los relieves del porrón.

–Sí señor –dijo en un suspiro.

Mr. Bloom, comiendo de pie, observó el suspiro. Nosey poco seso. ¿Le diré sobre ese potrillo que Lenehen?[176] Lo conoce. Mejor que se olvide. Le conviene seguir perdiendo. El tonto y su dinero. Otro gotón que le pende del hocico. Hocico frío debe tener si su mujer le permite un beso. De todos modos, puede ser que les guste. Como los pelos pinchudos del rostro. Los hocicos fríos de los perros. El vejestorio de Mrs. Riorden y su Skye terrier del triperío ruidoso en el City hotel. Siempre entre los senos de Molly. ¡Oh, el perritoperrote qué boninniiito!

El vino embebió y deshizo el bolo de miñón condimento de Dijon un momento queso untuoso. Rico vino este. El gusto es mejor porque no tengo sed. El remojo, por supuesto, produce eso. Solo uno o dos mordiscos. Luego, dieciocho o dieciocho quince puedo. Dieciocho. Dieciocho. Por entonces todo lo que tuvo que suceder sucedió. Molly…

El dulce fuego del vino encendió sus conductos venosos. Me vino muy bien. Estuve muy deprimido. Sus ojos indiferentes recorrieron los plúteos repletos de botes, boquerones, coloridos miembros de pulpos. Enorme el número de bichos exóticos de los que se obtiene sustento. De los pectínidos, de los moluscos, con un imperdible, de los robles, moluscos terrestres comen los bretones, del ponto con redes o señuelos. Peces necios no comprendieron un pito en miles de siglos. Si uno no conoce es peligroso morder un fruto. Bulbos venenosos. Revientovinos. Lo redondo es símbolo de bueno. Colores chillones indicio de peligro. Un tipo se lo dijo y el otro lo repitió. Que primero lo pruebe el perro. Seducido por el color o el olor. Fruto seductor. Conos gélidos. Cremoso. Instinto. Los pomelos, por ejemplo. Requieren riego por goteo. Bleibtreustresse[177]. Sí, pero qué con los moluscos. Repelentes como trombos flemosos. Ostiones inmundos. Y por si fuese poco romperse los dedos en el descierre. ¿Quién los descubrió? Desperdicios, se nutren de los resumideros. Vino espumoso y ostiones de Doolin[178]. Influyen en el deseo concupiscente. Erección. Lo vi en el Red Bunk[179] hoy mismo. Él ostión pez viejo en el zinc. Posiblemente él cuerpo joven en el lecho. No. Junio no tiene erre no sirven ostiones[180]. Pero existe gente que come con gusto bichos podridos. Civet de liebre. Primero corre tu liebre. Los chinos se comen huevos de diez lustros, índigo y de nuevo verdes. Veintinueve potes distintos. Un comestible inocuo puede unirse con otro en el vientre. Ingenioso método de un crimen misterioso. Ese vizconde Leopoldo no es cierto[181].  No. Sí, ¿o fue Otto, uno de esos Hebsburgos? ¿Y quién fue que supo comerse los corpúsculos de su propio cuero peludo? El menú menos costoso del pueblo. Nobles, por supuesto. Después los otros los siguen por esnobismo. Milly lo mismo petróleo y trigo molido. Yo mismo como engrudo. De los ostrones que recogen devuelven por lo menos medio buque con el fin de que conserven su precio excesivo. Si hubiese mucho no los venden. Huevos de esturión. El gusto por lo exclusivo. Vino del Rhin en copones verdes. Reventón de henchido[182]. Miss esto. Pecho lleno de rubíes. Une élite. Crème des crèmes. Sirven en potes específicos pretendiendo que son. Penitente con un puño llenos de porotos secos reprime los tormentos del cuerpo. Conóceme come conmigo. Esturión regio. El primer ministro, Coffey, del frigorífico, tiene derechos sobre los ciervos del bosque de su ex. Le devuelve medio ternero. Ese festín que vi cocer en los hornos del presidente del congreso, el chef con gorro níveo como un religioso judío. Pollo combustible. Repollo crespo style duchesse de Clercy. Suerte que escriben todo eso en el menú de modo que uno conoce lo que comió, muchos dedos en un pote producen buen despelote[183]. Yo sé por qué lo digo. Lo que me sucedió con el consomé en polvo de Edword. Pollos embutidos con whisky produciendo el delirio de los pobres bichos. Peces hervidos vivos. Le pfirvo pfotro pfoco de pferdiz. No me hubiese producido ningún disgusto ser mozo en un hotel de nuevos ricos. Vueltos generosos, esmóquines, mujeres poco menos que en cuero. ¿Puedo ofrecerle otro filete de pejerrey en limón, Miss Dubedot? Uy, déjeme que lo dubidude. Y dubidiós que lo deglutió. Hugonote ese nombre, creo. Recuerdo que Miss Dubedot vivió en Killiney. Du, de, le, el léxico de Molière. Pero es el mismo pez que destripó el viejo Micky Hunlon de Moore Street, se llenó de dinero, con los dedos metidos en el hocico de los peces, ni escribir un cheque puede, ni que estuviese componiendo un dibujo complejo, con los morros fruncidos. Michel Ce che He. Bruto como un burro, con posesiones por miles de miles.

En el vidrio del frente zumbó un dúo de moscones, uno sobre el otro.

El vino luminoso retenido en el techo de los dientes ingerido. Exprimiendo en los trullos[184] vides de Burdeos. Es el sol intenso. Como un mimo secreto que me produce recuerdos. Con el húmedo toque sus sentidos revivieron recuerdos. Escondidos so unos helechos silvestres en Howth. En nuestros pies el golfo dormido el cielo. Ni un ruido. El cielo. El golfo bermejo por Lion’s Top. Verde en torno de Drumleck. Verde bronce por Sutton. Vergeles sumergidos, surcos de oro en el centeno, pueblos hundidos. Su pelo sobre mi pulóver, los grillos en los sotos de brezo mis dedos en sus sienes, no me despeines. ¡Oh, glorioso! Fresco y dulce de ungüentos me rozó con sus dedos, sus mimos; sus ojos fijos en mí no se movieron. Seducido me tendí sobre su cuerpo, entornó los morros, con mis morros llenos, le besé los suyos. Hum. Sutil puso entre mis dientes un trozo de budín tibio y mordido. Bolo dulcísimo que sus dientes mordieron primero, dulce y pungente por los líquidos. Feliz; lo comí; feliz. Juventud, los morros que me ofreció con sus pucheros. Sutiles, tibios, viscosos morros viscogomosos. Flores fueron sus ojos, me tienes, ojos deseosos. Unos pedruscos crujieron. Se quedó inmóvil. Un chivo. Desierto. En el tope de los rododendros de Ben Howth un chivo desfiló con decisión, distribuyendo frutos secos de corinto. Oculto por los helechos su rostro rio tibio y mimoso. Como un loco me tendí sobre su cuerpo, lo besé; los ojos, los morros, el cuello liso, impulsivo, sus pechos de mujer llenos en su blusón de velo, gruesos pezones erectos. Bullendo le ofrecí mis morros. Me besó. Fui el dueño de sus besos. En un completo estremecimiento me revolvió los pelos. Recibiendo mis besos, me besó.

Yo. Y hoy yo.

Unidos, los moscones emitieron su monótono zumbido.

Sus ojos por el suelo siguieron los silenciosos surcos del listón de roble. Bello; curvo; lo curvo es sinónimo de bello. Divinos cuerpos femeninos, redondeces, Venus, Juno; el mundo quiere los perfiles curvos. Puedo verlos en el museo del reservorio de libros de pie en el recinto, divinos cuerpos desnudos. Se digiere mejor. No les ofende que uno se los mire. Todo por ver. Mudez perenne. Quiero decir los tipos como Flynn. Por ejemplo, si Molly hiciese Pigmoleón y Golotée[185], ¿qué hubiese dicho primero? ¡Viviente! Te pone en tu sitio. Beben sin límite hidromiel de los dioses en fuentes de oro, todo nutriente de dioses. No como los refrigerios de seis peniques que comemos nosotros: cordero hervido, puerros y coles, porrón de Quilmes.[186] Hidromiel, me figuro bebiendo fluido eléctrico; nutriente de los dioses. Sutiles contornos esculpidos de mujeres de junojunio. Queribles seres eternos. Y nosotros metiendo guiso por un orificio y despidiéndolo por un orificio posterior: nutrientes, tejidos lipoideos, humor venoso, excrementos, polvo, nutriente: se debe nutrir como se nutre un coche locomotor. Ellos[187] no tienen. No lo miré. Hoy lo compruebo[188]. El sereno no puede verme. Me hinco y listo, como si hubiese perdido un coso y de ese modo ver si.

El pedido en un goteo silencioso le llegó desde el globo interior con el propósito de ir y proceder, no en ese sitio, pero ir y proceder. Hombre después de todo y presto se bebió el resto y compris les heces y enfiló, siempre fueron débiles con los hombres, conscientes de los requerimientos de los jóvenes, se tendieron en sus lechos, un joven gozó de su hermoso cuerpo[189], en dirección del fondo.

Extinguido el sonido de sus botines Devy Byrne dijo desde el libro:

–¿De qué vive? ¿No tiene que ver con el rubro de los seguros?

–Eso fue en un tiempo –dijo Nosey Flynn–. Es promotor del Freemen.

–Lo conozco bien y lo noto. ¿Tiene un inconveniente?

–¿Inconveniente? –dijo Nosey Flynn–. Si lo tiene no me enteré. ¿Por qué?

–Noté que viste de luto.

–¿Oh sí? –dijo Nosey Flynn–. Viste de luto, es cierto. Le pregunté por los suyos, si siguen todos bien. Es cierto, por Dios. Viste de luto.

–No se lo menciono ni loco –dijo Devy Byrne, sensible–, si noto que un hombre tiene ese tipo de inconveniente. Lo único que consigo es revivir su dolor.

–De todos modos, su mujer no es –dijo Nosey Flynn–. Me lo encontré el lunes en lo del negocio lechero de Mrs. Nolen en Henry Street con un cuenco de queso cremoso que le pidió su medio pomelo. Muy bien nutrido, su medio pomelo.  Pollito de doble pecho[190].

–¿Y le rinde lo del Freemen? –dijo Devy Byrne.

Nosey Flynn frunció el hocico.

–No come queso cremoso con los clientes que consigue. Eso es un vuelto[191].

–¿Entonces cómo? –preguntó Devy Byrne, desentendiéndose del libro.

Con dedos juguetones, Nosey Flynn hizo unos sutiles giros en el éter. Guiñó un ojo.

–Es miembro del club exclusivo –dijo.

–¿Qué dice? –preguntó Devy Byrne.

–Seguro –dijo Nosey Flynn–. El viejo orden libre y consentido. Es un excelente miembro.[192] Luz, ser y devoción, por Dios. Lo socorren. Me lo dijo un… bueno, no diré quién.

–¿En serio?

–Oh, es un club –dijo Nosey Flynn–. Sus miembros reciben socorro mutuo en tiempos difíciles. Conozco un tipo que intentó meterse, pero son herméticos como culo de mono[193]. Por Dios lo bien que hicieron en no permitir el ingreso de mujeres.

Devy Byrne sonribostesintió todo junto:

–¡Iiiiiiooooossííí!

–Hubo un intruso femenino –dijo Nosey Flynn– que se escondió en el mueble de un reloj de péndulo queriendo ver y oír el contenido de sus reuniones. Pero increíblemente le sintieron el olor y en un segundo se convirtió en miembro del grupo. Único descendiente mujer de los St Legers de Donereile.[194]

Devy Byrne, distendido por el bostezo, dijo con ojos llorosolimpios:

–¿Y usted cree que es cierto? Es un hombre serio y prudente. Viene seguido y en ningún momento lo vi… usted me entiende, excederse.

–No bebe ni que se lo ordene el Todopoderoso –dijo Nosey Flynn convencido–. Huye ni bien ve que el divertimento se convierte en jolgorio. ¿No notó cómo consultó con su reloj? Oh, usted no lo vio. Si se le ofrece un refresco su primer reflejo es ver en el reloj qué puede beber. Se lo juro por Dios que es cierto.

–Muchos tienen el mismo reflejo –dijo Devy Byrne–. Es un hombre serio, doy fe.

–No es jodido –dijo Nosey Flynn, sorbiéndose los mocos–. Se supo que se jugó por un condiscípulo. No se mete con el prójimo. Oh, Bloom tiene su perfil bueno. Pero en un punto solo, su no es no.

Sus dedos escribieron un signo de plumín sin tinte en el borde del cubilete de grog.

–Lo sé –dijo Devy Byrne.

–Poner lo que fuese por escrito –dijo Nosey Flynn.

Entró Peddy Leonerd y Buntom Lyons. Tom Rochford los siguió frunciendo el ceño, extendiéndose los pliegues de su jubón bordó.

–Qué se dice, Mr. Byrne.

–Bienvenidos, señores.

Se detuvieron en el borde del zinc.

–¿Quién ofrece? –preguntó Peddy Leonerd.

–Por el momento estoy seco –respondió Nosey Flynn.

–Bien, ¿qué bebemos? –preguntó Peddy Leonerd.

–Yo quiero un refresco de jengibre –dijo Buntum Lyons.

–¿Cómo? –gritó Peddy Leonerd–. ¿Cómo es posible, por Dios? ¿Y usted qué bebe, Tom?

–¿Qué se supo del episodio del vertedero[195]? –preguntó Nosey Flynn sorbiendo.

Tom Rochford hipó y respondió poniéndose cinco dedos sobre el esternón.

–¿Puedo pedirle, si no lo molesto, un poco de líquido elemento bien fresco, Mr. Byrne? –dijo.

–Por supuesto, señor.

Peddy Leonerd miró en dirección de sus contertulios.

–¡Señor, pero qué es esto! ¡Miren lo que convido!  ¡Líquido elemento frío y refresco de jengibre! Dos tipos que beben whisky del forúnculo infecto de un tobillo[196]. Tiene un chisme sobre un jodido potrillo del Trofeo de Oro. Flor de secreto.

–Zinfondel, ¿no es cierto? –preguntó Nosey Flynn.

Tom Rochford vertió el polvo de un sobrecito dentro del recipiente que sirvieron.

–Este hipo del demonio –dijo, y se lo bebió.

–El sodio en polvo es muy bueno –dijo Devy Byrne.

Tom Rochford coincidió y bebió.

–¿Es Zinfondel?

–¡Ni un gesto! –Buntom Lyons guiñó un ojo–. Le pondré cinco florines por mi propio riesgo.

–Dilo sin rodeos si eres hombre o muérete –dijo Peddy Leonerd–. ¿Quién te contó ese chisme?

Mr. Bloom se retiró despidiéndose con tres dedos.

–¡Nos vemos! –dijo Nosey Flynn.

Los otros se volvieron.

–Ése es quien me lo contó –susurró Buntom Lyons.

–¡Pssstt! –dijo Peddy Leonerd con desdén–. Mr. Byrne, beberemos dos de sus pequeños whiskies Jemeson después de eso, y un…

–Refresco de jengibre –dijo Mr. Byrne en tono cortés.

–Eso –dijo Peddy Leonerd–. El bebe quiere su biberón.

Mr. Bloom fue en dirección de Dowson Street, y con su sinhueso se limpió los dientes. Debió ser un corpúsculo verde; berro posiblemente. Con un proyector de destellos Röntgen se puede[197].

Por Duke Drive un terrier goloso vomitó un trozo de hueso sobre el cemento y lo lengüeteó con nuevo frenesí. Indigestión. Devuelto con reconocimiento luego de digerir bien lo nutritivo. Primero dulce después gustoso. Mr. Bloom dio un rodeo previsor. Dejémoslo que rumie. Su segundo pote. Mueven el sector superior del hocico. Me pregunto si Tom Rochford registró su nuevo invento. Discutirlo con el bocón de Flynn es perder el tiempo. Gente de poco peso bocones[198]. Tiene que existir un edificio o un sitio donde los inventores ejerciten libremente su ingenio. Pero seguro que entonces surge un ejército de sin tornillos.

Entonó, extendiendo con un eco profundo, el fin los versos:

 

Don Giovine, tu mi dici

Io t’invito.[199]

 

Me siento mejor. El tinto. Qué bueno que me recompuso el espíritu. ¿Quién fue el primero que destiló? Un lírico entristecido. Intrepidez del kurdo[200]. Ese Kilkenny People en el templo de los libros tengo que.

Unos desiertos inodoros limpios, suspendidos, en los exhibidores de Willy Miller, plomero, lo hicieron retroceder en sus reflexiones. Es posible; y verlos en todo su recorrido descendente, uno ingiere un imperdible y puede resurgir por otro conducto un lustro después, recorre todo el cuerpo, el conducto de bilis, el globo verde inyectó el hígodo (sic), jugo digestivo, remolinos de intestinos como tubos. Pero el pobre tipo tiene que sufrir todo ese tiempo con los intestinos en exposición. Lo científico.

–Io teco.

¿Qué quiere decir teco? Hoy de noche puede ser.

Don Giovine, usted me dijo,

de comer hoy de noche,

Rum rum turudúm

No, no es correcto.

Keyes dos meses si consigo que Nennetti. Eso dos florines diez, dos florines con ocho. Tres me debe Hynes. Dos con once. El prospecto de Prescott: dos con quince. Poco menos de siete florines. En el lomo del cerdito[201].

Puedo invertir en un beibidol sedoso de los que quiere Molly, el color de sus suspensores nuevos.

Hoy. Hoy. Mejor no pienso.

Después un tour por el sur. ¿Por qué no un resort costero en el sureste inglés? Brighton, Hove. Muelles en plenilunio. Su voz en el éter. Esos bellos tesoros ribereños. En el portón de John Long un mendigo semidormido se recostó indolente, sumido en sus reflexiones, royendo el epitelio de uno de sus nudillos. Hombre industrioso pide empleo. Sueldo modesto. Come lo que le ofrecen.

Mr. Bloom volvió los ojos sobre los bizcochuelos invendidos en los exhibidores del confitero Grey y siguió por el frente del reverendo librero Tom Connellun. ¿Por qué dejé el Templo de Pedro?[202] Nido de pichones[203]. Mujeres que lo corren[204]. Dicen que supieron ofrecer consomé de puchero como condición de convertir niños pobres en seguidores de Lutero en los tiempos del lustro terrible. Vecinos del club donde fue mi viejo en el que se convirtieron los judíos pobres. El mismo truco. ¿Por qué nos fuimos del Templo de Pedro?

Un joven ciego se detuvo en el borde del cordón con su finísimo bordón. No veo ningún trolebús. Quiere que lo crucen.

–¿Quiere que lo cruce? –preguntó Mr. Bloom.

El joven ciego no respondió. Su rostro pétreo se frunció levemente. Movió el tiesto con un gesto de indecisión.

–Esto es Dowson Street –dijo Mr. Bloom–. Enfrente tenemos Molesworth Street. ¿Quiere que crucemos? No tiene ningún escollo.

El bordón se movió tembloroso en dirección del sector izquierdo. Mr. Bloom proyectó el recorrido del bordón y vio de nuevo el furgón del tintorero detenido enfrente de lo de Drego. Dónde fue que vi su pelo brilloso de brylcreem  justo en el momento de[205]. Percherón fundido. El conductor en lo de John Long. Reponiéndose de un síncope de sed.

–Veo un furgón –dijo Mr. Bloom–, pero detenido. Si quiere cruzo con usted. ¿Quiere ir en dirección de Molesworth Street?

–Sí –contestó el joven–. South Frederick Street.

–Crucemos –dijo Mr. Bloom.

Tocó el codo huesudo con discreción: después tomó su vidente puño flojo conduciéndolo en su derrotero.

Qué decirle. Mejor no ser condescendiente. No creen lo que uno les dice. Un cliché.

–Quiere llover y no se decide.

No responde.

El terno con pegotes. Supongo se ensució comiendo. Siente todo con un gusto diferente. Primero lo tuvieron que nutrir con un tenedor. Sus dedos son los dedos de un niño. Como los de Milly. Sensible. Seguro que me mide por mis dedos. Me pregunto si tiene un nombre. Furgón. Sostener el bordón lejos de los miembros posteriores del percherón. Bruto vencido y entredormido. Eso es. El toro por el hopo, el potro por el frente[206].

–Muy gentil, señor.

Intuye que soy un hombre. Mi voz.

–¿Todo bien entonces? En el primer recodo, doble en sentido izquierdo.

El joven ciego golpeteó el cordón y siguió su recorrido, con el bordón de remolque, sintiendo de nuevo.

Mr. Bloom fue siguiendo los pies sin ojos, terno sencillo de tweed en bies. ¡Pobre pibe! ¿Cómo demonios pudo intuir ese furgón detenido? Debió olerlo. O ven los objetos con su frente. Un tipo de sentido del volumen. El peso puede sentirlo si se removiese un objeto. Sentir un surco. Debe tener concepto bien curioso de Dublín, de su continuo golpeteo de cordones. ¿Puede seguir un recorrido recto si no tuviese el bordón? Perfil enfermizo y devoto como quien se mete de monje.

¡Penrose! Ese es el nombre del tipo[207].

Increíble los muchos oficios que emprenden. Leer con los dedos. Registro de instrumentos sonoros. Como si fuese sorprendente que tienen cerebro. Por qué creemos que un individuo deforme o un giboso es inteligente si dice lo que podemos decir nosotros. Por supuesto que los otros sentidos tienen un poder. Zurcir motivos. Cestos de mimbre. Uno debe contribuir. Puedo ofrecerle un cesto de mimbre en el cumple de Molly. Siempre odió coser. Puede ofenderse. Hombres oscuros les dicen.

El sentido del olor debe ser intenso. Olores superpuestos por doquier. Todo sitio tiene un olor distinto. Como los individuos. Y después el otoño, el estío; olores. ¿Los gustos? Dicen que uno no siente el gusto del vino con un velo en los ojos o si tiene un resfrío. Incluso dicen que un pucho en lo oscuro no produce ningún goce[208].

Lo mismo sucede con el universo femenino, por ejemplo. Menos remilgos si no ve. Ese proyecto de mujer en frente del instituto Stewort, con el tiesto erguido[209]. Sígueme con los ojos. Me puse todo el ropero. Lo curioso hubiese sido que me fuese indiferente. Un tipo de perfil en el ojo del cerebro de él[210]. Su voz, el cuerpo tibio él lo siente con los dedos por poco tiene que ver los bordes, los contornos. Sus dedos sobre los pelos de su mujer, por ejemplo. Suponte por ejemplo que fuese negro. Muy bien. Decimos negro. Después el roce de los dedos por el lirio de su piel. Supongo que se siente distinto. El sentido de lo níveo.

Edificio de correos. Debo responder. Hoy estoy rendido. Le envío un giro por correo de dos chelines, medio florín.  No desdeñes mi pequeño presente. Veo un quiosco justo enfrente. Un momento. Reflexionemos.

Puso un dedo tierno y lento en el pelo que el peine peinó retrocediendo sobre los oídos. De nuevo. Hilos de fino yuyo fino. Después el dedo tocó levemente un sector de piel del moflete derecho. Otro sitio con pelo. No muy liso. Los del vientre son los menos duros. Sin moros en derredor. Veo que fue en dirección de Frederick Street. Posiblemente el cordófono Cristofori[211] del instituto de minué de Levenston. Bien puedo verme inmerso en corregir un molesto pliegue en mis suspensores.

Yendo por el boliche de Doren deslizó los dedos entre el jubón y los gregüescos y, corriendo un poco el blusón, se tocó un pliegue flojo del vientre. Pero yo sé que es color liriolimón. Es menester que pruebe en un recinto oscuro.

Retiró los dedos y se corrigió los indumentos.

¡Pobre pibe! Por poco un niño. Terrible. Por cierto, terrible. ¿Qué sueños puede tener si no ve? En su condición, vivir es un sueño. Dónde reside lo justo de un impedimento congénito como ese. Todos esos hombres, mujeres y niños de excursión prendidos fuego vivos y hundidos en New York.[212] Exterminio de inocentes por el fuego. Kerme[213] dicen que es convertirse después de muerto en diferentes bichos por los crímenes cometidos en otros tiempos, volverse otro en otro cuerpo meten sin coces. Querido, querido, querido. Es penoso, por cierto: pero en cierto modo uno no se entiende bien con ellos.

Sir Frederick Folkiner en el ingreso del club de los constructores misteriosos. Solemne como un guerrero de Ilión. Después de un buen refrigerio en Erlsfort Tce. Esos viejos jueces compinches y su descorche de vinos finos. Cuentos del congreso y los jueces y los recuerdos de sus colegios de terno gris. Le impuse dos lustros de prisión. Supongo que si huelen lo que vengo de beber fruncen el ceño. Ellos sólo beben vinos buenos, el sello del momento en que se embotelló y el vidrio recubierto de polvo. Tiene sus propios conceptos sobre lo justo y el ministerio. Viejo honesto. Los expedientes de los milicos con testimonios ficticios consiguen subir de puesto construyendo expedientes truchos.[214] Él los tiene cortitos[215]. Terror de los usureros. Reuben J. recibió un soberbio reto. Bueno, él es por cierto lo que se dice un sucio judío[216]. El poder que tienen esos jueces. Brutos viejos beodos de peluquín[217]. Un oso con un pie herido. Y que Dios te libre del infierno.

Qué bien, un poster. Mirus Kermese. El Excelentísimo Teniente Coronel. El dieciséis. Es hoy. En beneficio del nosocomio Mercer. El primer show del Redentor[218] se hizo con el mismo fin. Sí. Hëndel. Puedo ir; Bullsbridge. Entro un segundo en lo de Keyes. No tiene sentido que me le pegotee como liendre. Mejor cuido mi crédito. Seguro que me encuentro un conocido en el ingreso.

Mr. Bloom cruzó Kildere Street. Primero debo. El reservorio de libros.

Sombrero de mimbre en pleno sol. Botines lustrosos. Gregüescos con puño. Es. Es.[219]

Su cuore se serenó. Frente derecho. Museo. Dioses femeninos. Hizo un movimiento dextrógiro.

¿Es? No estoy seguro del todo. No miro. El vino en mi rostro. ¿Por qué se me ocurrió? Beber es un peligro. Sí, es. Por el modo de moverse. No miro. No miro. Continuemos.

En unos metros se encontró en el portón del museo y miró. Bello edificio. Diseño de Sir Tom Deone[220]. ¿No me estuvo siguiendo?

Posiblemente ni me vio. El sol en los ojos.

El temblor de su soplo surgió en cortos suspiros. Presto. Fríos monumentos; sitio sereno. Seguro en un minuto.

No. No me vio. Dos y pico. Justo en el pórtico de ingreso.

¡Mi cuore![221]

Sus ojos inquietos recorrieron con empeño los cremosos segmentos de concreto curvo. Sir Tom Deone fue sinónimo del diseño griego.

Busco un coso que se me.

Los dedos presurosos se metieron de repente en un bolsillo, produjo, leyó desdobló Egendeth Neteim. ¿Dónde pude poner?

Busco muy inmerso en.

Metió de nuevo velozmente Egendeth Neteim.

Después de comer me dijo[222].

Busco ese. Sí, eso. Busquemos en todos los bolsillos. Moque. Freemen. ¿Dónde puse? Oh, sí. Gregüescos. Monedero. Tubérculo. ¿Dónde lo?

Presto. Movimientos lentos. Un momento. Mi cuore.

Sus dedos recorrieron el dónde lo metí encontró en el bolsillo posterior bloque loción tengo que ir tibio pegote de tisú. ¡Oh, el sweny! Sí. Portón.

¡Seguro!

 

 

 

 

 

 

 

[1] ¿Vosotros decís sorbete?, ¿ellos dicen lollypops? Pues nosotros decimos chupetín, che.

[2] Es uno de los muchísimos nombres que recibe un fruto generoso en pinches exteriores pero dulce y jugoso como pocos. ¿NN? ¿Con tilde en el fin del segundo signo N? Si no entiende, usted no es un lector insomne.

[3] Si usted no sorbió un jinjolero, busque uno ligero, es un consejo sincero, no se olvide que lo quiero.

[4] Young Men’s Christfollowers’ Club: Club de los jóvenes seguidores de Cristo.

[5] Como si fuese Nestlé, usted mentiende.

[6] Esto es correcto posetrusco ortodoxo, no chille.

[7] Elí viene en breve: Ml 3: 23-24. El Redentor que viene de nuevo.

[8] Dr. John Olexonder Dowie: un señor de los EEUU que en  1903 se hizo conocido y rico con su discurso; él mismo se puso el nombre de Elí el Redentor. Flor de pillo este Elí.

[9] Torry y Olexonder: otro dueto de predicones (o predicosos o discurseros) de los EEUU que recorrieron Dublín en 1905 en un tour que se publicitó como   “Misión en el Reino Unido”.

[10] Pepper: un inglés que hizo trucos con luces, tules y objetos fosforescentes, pretendiendo poner espectros en el proscenio.

[11] Intento No Reírme Imbécil: ver pie de texto 12 en episodio 5: Intento No Reírme Imbécil, como INRI .

[12] Del sur ibérico, no son los cordobeses nuestros que se creen el centro de todo.

[13] El monumento: de O’Donnell.

[14] Yom Kippur: que el hombre no explique lo que no es imprescindible, y sobre esto último explíquese breve y conciso, que el lector, si bien insomne, no es tonto, borrofesor.

[15] Si vienes…: versos : “si vienes, ven con tu bollo/ y tu tocino/pues lo mío es lo mío/ y si bien es cierto que te invito/ pues el domingo que viene me desposo/ yo te invito/ pero vente con un pollo/ o un porcino/ no quiero ser roñoso/ es sólo que no quiero empobrecerme/ y por si fuese poco, yo cocino”….Es un extenso himno de seis folios, pero este es un resumen suficiente.

[16] Súbito recuerdo de Bloom de un término que le estuvo revolviendo el cerebro. Sucede, repentino recuerdo inoportuno.

[17] Unto+óleo= untóleo/untoleoso. Horrible, yo no lo como porque es pernicioso. Los pobres lo comen porque no es costoso.

[18] Incompl en el orig.

[19] Homlet I.v.9-10

[20] Estos versos, estos versos… ¿El divino bodevil? Sciuro

[21] Riverrun, riverror, ¿Bloom, leyó Finnegens Weik?

[22] Destruir signos es un delito.

[23] Figúrese lo que Bloom, que descree de su mujer, tiene en mente. Molly tiene un encuentro previsto con Bleizes Boylen, un petitero, un pituco, un pelele, un pretendiente. Y Bloom, pobre Bloom, teme que le peguen un virus. Terrible.

[24] librito de sir Robert Boll: (1840-1913) director del Obs. de Cumbridge, RU. Bloom tiene en mente (supongo) el libro Histórico de los Cielos (1885) que tiene en sus plúteos.

[25] depósito  número uno de Boss: Boss (despeje O siendo que O no es O, ni e, ni o, ni U)  Número uno, porrón de origen inglés, de gusto muy fuerte, como si fuese Bock de Quilmes.

[26] Boss y Voz, poco distingo si surge de un tonel.

[27] Como el corned beef de Swift, delicioso. Puro bofe molido, pulmones, intestinos, todo comrimido en un bote.

[28] Del bretón, sœur, devenido Sor Equis, Sor Ester.

[29] SIC.

[30] Usemos el método: Despeje 2E siendo que E≠E≠I≠O≠U. Monte en el sur de Dublín.

[31] ¡Monks! Ver episodio 7 (Eolo) El editor se pone nervioso y profiere el nombre del jefe, el viejo Monks. ¡Monks! Bloom, viéndolo nervioso, decide irse. Perdónme que le explique este tipo de boludeces, pero si no, usted se pierde.

[32] El bingo, en nuestro pueblo, es un sorteo en el que si uno completó un billete con números impresos primero que los otros, vence. Bloom fue detenido en 1893 o 1894 por intento de vender boletos del bingo de Szolnok (mire qué ingenio); se supone que se libró de ir preso por gestiones de buenos oficios que hizo el club secreto del que, dicen (en el episodio Cíclopes y en otros se sugiere esto; incluso Molly en el episodio 18 -Penélope- lo dice en su monólogo interior, pero todo esto, querido lector, puede verlo usted mismo sin que yo se lo indique. Como ve, lo pies detesto son prescindibles.), fue miembro prominente.

[33] Como el nombre lo sugiere, el concierto se dio en el sector de recepciones del edificio de gobierno donde vive (o mejor dicho, vivió) el intendente de Dublín. Posiblemente fue en el lujoso Round Room, todo revestido en roble, piso, muros y techo. Un lujo (esto lo encontré, como todo en Don Gifford, 8.185-86)

[34] Recuerdo melódico de Bloom, de unos versos de  Kethleen Movurneen. Busque en Google, ellos le sugieren el nombre correcto de este son.

[35] Un giro que quiere decir “todos bien” o “todos comen como serrucho nuevo”.

[36] Pude escribir ficticio, es cierto, pero trucho es mejor, corto y conciso.

[37] Despeje U, etc.

[38] Despeje O, etc.

[39] Los que creen en predicciones ven en este uno de floretes (otros lo ven en el rey de oros) infortunio, peste e incluso muerte.

[40] Los estribos, recordémoslo, unen el nivel inferior con los distintos pisos de un inmueble. Suben o descienden, depende de cómo se los mire. Todo depende del sentido en que uno se mueve. Si voy o vengo, si subo o si desciendo, es indiferente. El contexto es lo que los distingue, como este pie detesto.

[41] NdT, discúlpeme, no es mi costumbre pero debo extenderme en este punto, porque si no, no se entiende. U.p: up.: to be full U.P.: verse perdido, listo, enfermo o frito sin remedio. En Oliver Twist (1838), de Dickens un tipo usó el giro U.P. previendo el inminente deceso de un vejestorio. O, como solución de puro ingenio, puede ser: es tU.P ido; Usted  es un est UP ido; up.

[42] Se burló de él.

[43] En ese entonces 1 Florin= 2 Shilling=  0,10 Pound Sterling.

[44] Josie Powell: nombre de origen de Mrs. Breen.

[45] Desde luego que no; vengo de releer, completo, el episodio 4 y Bloom no tiró del cordón. Esto merece un congreso en Dublín; urgente. El JJQ no puede permitir que este error prolifere. Porrofesores, escribid.

[46] El nombre no es preciso, pero sólo modifiqué dos o tres signos. Puede creerme, es indiferente.

[47] No de prudente, previsor o meticuloso, como quien dice yendo con pies de plomo, sino por el esfuerzo del peso de los expedientes del litigio que quiere emprender por lo del folio con el insólito ¿insulto?U.P.:up.

[48] Meshuggeh: yddish: excéntrico, loco.

[49] Bloom supone que pudieron responderle un texto que publicó en el irish Times del tipo “Escritor requiere escribiente femenino con sólidos conocimientos en el rubro” Por eso él (en su condición de Henry Flower) recibió el correo de Mertle Clifford. Todo esto lo sé, pero de todos modos lo dice Don Gifford (8.323), por si no me cree.

[50] ¿Qué veintinueve? ¿De esos qué? No lo sé. De todos modos, no son 29 sino 42. No me lo pregunte. Desconozco y lo peor es el silencio de Gifford. Congreso urgente sobre este punto. ¿Puede ser en Dublin, en London o en New York? Why not, Herr Borrowfesor?

[51] Según Don Gifford (8.330) Lizzie existió. Fue escribiente de Mr. Geo Russell, el teósofo, y publicó sus propios versos pero con su nombre erinés, Elis Chreoibhin.

[52] Escrito como lo lee en el texto de origen. Me vino muy bien, figúrese.

[53] Si quiere conocer el nombre correcto despeje el primer O, siendo que O no es O, ni E, etc. Si no, continúe leyendo.

[54] El dulce de leche, invento criollo, es riquísimo. ¿No lo probó? Con frutos frescos del ciruelo es riquísimo. O con huevos fritos, o como relleno de un buen mondongo (tripes). No deje de comerlo.

[55] Método de loco: Homlet se finge loco, pero se burló de Polonio. Polonio dice: “Loco o no, lo cierto es que tiene su propio método.” Homlet II.ii.211.

[56] Sede del gobierno de Dublín.

[57] Los bebetes sólo beben té.

[58] No come ni permite que otros prueben los pepinos de su señor. Celoso, mezquino.

[59] sueño crepusculino: sueño inducido por un soporífero de uso común en mujeres de pujo difícil, con un poco de cloroformo.

[60] El vejestorio… hijos: unos versos folclóricos: vivó este vejestorio/en el fondo de un botín/y tuvo muchos hijos y poco de comer/ les dio de su guisote/porotos con morrones/ y un poco de beber/dos buenos coscorrones/y dejen de joder.

[61] Bloom tiene en mente el discurso que oyó referir en el periódico, en el episodio 7 (Eolo). Estupideces. Sinsentidos.

[62] (sic)

[63] Por si usted es curioso, este individuo, T.J. Woll (despeje O, siendo que O no es O, etc) fue jefe de los milicos de Dublín. Mire lo que se pierde si no lee un pie detesto.

[64] Un condiscípulo de Bloom en el colegio. Despeje U, etc. Lo digo porque se repite en otros ejercicios de monólogo interior de Mr. Bloom, en otros espisodios.

[65] Un tipo de pez(ón).

[66] Sección de un ejército o grupo de milicos. Pude escribir pelotón pero es muy próximo de ejecución. Dejemos tercio.

[67] Los benditos cipotes con que los milicos reprimen los excesos del rebelde pueblo erinés. Un sólido cilinsro contundente.

[68] Orden que reciben los primeros guerreros en el frente, en el momento de verse embestidos por jinetes enemigos; según dice Gifford (8.413), ponen los fusiles con cuchillos en ristre con el culo de los mismos en el suelo.

[69] Cruzó por so del…: coincido con usted, lector insomne, en que el giro es bien insólito, pero tómese un respiro y verifique que so pretexto de esto y so pretexto de lo otro su uso nos es permitido en condiciones de peligro extremo de no tener cómo decir lo que tenemos, so crítico literioso, que decir.

[70] Tommy Moore. Hicieron bien en ponerlo sobre un retrete público: sobre un retrete público, no lejos del Trinity College, pusieron un monumento del escritor erinés Tom Moore (1779-1852). Moore fue un precursos del movimiento del resurgir del léxico Erinés y sus versos dulzones y sencillos tuvieron muchísimo éxito en el pueblo sensiblero. Los intelectos superiores, como sucede siempre, cuyos libros ilegibles el público ignoró y sobre todo no compró, se rieron de él con desdén. Un débil erotismo sobrevoló sus primeros versos.

[71] Ríos confluyentes … No existe depresión en este extenso mundo: “Torrentes que confluyen”, soneto incluido en Folklore erinés, de T. Moore; Bloom refiere uno de sus versos.

[72] Despeje el segundo signo E y listo. Tuvo un rol conspicuo en el bellísimo y extenso cuento “Los muertos”, (Dublineses, J. Joyce).

[73] Despeje O, etc. Mike fue un músico dublinés que dirigió coros y opus operísticos, pero no sólo eso, enseñó y fue un eximio ejecutor del violín. Esto no lo investigué yo, lo dice Don en 8.418- Yo solo repito como un loro. Los borrofesores proceden del mismo modo, pero escriben de modo que uno supone que son estudios propios. Nones, todos, un poco menos o un un poco menos menos, recogemos los frutos del mismo ciruelo. Por los dones recibidos que no reconocimos, te pedimos,  Oh Lord Gifford, Père Don.

[74] Nosotros no decimos trullo, pero como este texto es, como quiso el borrofesor del Instituto Quijote con sede en New York, usted me entiende, este texto reúne todos los modos de decir, de México, de Perú, de New York, de Burgos y Getxo, por supuesto, en fin, de todo el mundo ibérico en su conjunto y si exclusión. Si sirve un término, bienvenido. Independientemente del gusto de los crípticos picoloros. ¿No fue eso lo que dijo usted, ilustre borrofesor E.L. en junio de 2015 enfrente de un montón de gente que lo escuchó y me escuchó? Bueno, ici, chez nous, on dit ujero, hoyo, prisión, quoi!

[75] Concepto insostenible viniendo de Bloom. Muy curioso.

[76] Otro de nuestros dichos, si bien el léxico ibérico puro no lo reconoce, un chorro es un señor que vive de lo que consigue en los bolsillos del prójimo; con o sin revólver. Existen los chorros simples, los motochorros (en moto), los chorros del subte, los de los bondis (buses, omnibuses), los de los trenes, los políticos y jueces chorros, los presidentes chorros, los ricos chorros, los pobres chorros, etc etc.

[77] Creo que fue lunes, pero no estoy seguro. Congreso urgente, en Trieste o en Zúrich. Tesis. Proyectos. Dinero. Poderoso mosquetero es Don Dinero (perdone que me cite, pero este es el título de un cuento mío, si quiere se lo envío). Promoción inocente, no chille, che.

[78] Lo del ruedón viene del episodio 6 (el entierro, el cortejo, los coches con sus ruedones ruidosos, etc) por eso no lo explico de nuevo, y lo de concéntricos tiene que ver con un concepto de Dios como tres inmensos ruedones que se mueven uno dentro del otro, pero no sé si decir excéntrico como concepto o como dispositivo, en fin, podemos verlo luego.

[79] ¡Vencen los bóers!// ¡…. De Wet!: los erineses de ley estuvieron con los bóers, porque vieron en este conflicto otro intento de los ingleses de suprimir los legítimos derechos de otros pueblos; incluso hubo erineses que se unieron con el ejército bóer.  Chris R. De Wet (1854-1922) teniente coronel bóer, distinguido por sus dotes como guerrero, gentilhombre y, por último, por su condición de digno perdedor. DG dixit.8.435.

[80] ¿Escuchó usted el terrible himno guerrero John Brown’s Body? Yo lo interpreté en el colegio, por eso lo recuerdo. Bueno, Bloom repite uno de sus versos, levemente retorcido (Joe Chumberloin x Jeff Devies, pino x ciruelo).

[81] Otro recuerdo de himnos bélicos, Los jóvenes de Wexford. El 21 de junio de 1978, en Enniscorthy, Co.Wexford, se produjo un tiroteo entre rebeldes erineses y el ejército inglés. Despeje X, lector, y determine quién perdió. X≠ingleses. Es muy sencillo.

[82] Viene el conflicto … por el verdugo: el coro del himno “Dios te libre Erín”: “‘¡Dios te libre Erín!’ dicen los héroes;/ ‘¡Dios te libre Erín!’ todos lo repiten./ ‘Si es por el verdugo/ o en el frente que morimos,/ nos es indiferente/ si por el querido Erín todos morimos.’”

[83] Who is Herbert? Don’f ficking know.

[84] Corey no es Corey (despeje O etc.), pero si Bloom titubeó, qué se puede pretender de mí, un pobre torductor sureño.

[85] ¿Quiénes fueron The Invincibles? Busque, hoy no tengo tiempo de detenerme en pies detesto; estoy con otros inconvenientes.

[86] Peeping Tom: mítico jovencito, Tom el Mirón osó poner los ojos, suyos, sobre el cuerpo desnudo de Mme. Godive, no suyo, en su desfile por el medio del pueblo sobre un brioso tordillo (o pinto, no recuerdo, hermoso pingo coludo), y quedó ciego por ello.

[87] Inconcebible en estos tiempos. Pero es lo que Bloom pensó por un segundo. Él tuvo un roce de ese tipo y Molly sospechó o lo vio justo. Lo repite en el último episodio (Penélope), puro monólogo interior, sin puntos ni signos de ningún tipo, excepto tildes y ocho puntos. Muy lindo.

[88] Increíblemente, todo lo que Bloom dice o sus recuerdos de lo que dijo entonces, tiene que ver con sonetos, versos e himnos. En este punto repite un verso del escritor inglés Henry Russell (1813-1900), Se vienen tiempos mejores.

[89] Jim Stephen: (1824-1901), político erinés, fundó Sinn Fein. Listo.

[90] Goriboldi: Giuseppe  (1807-1882), poco que decir.

[91] Lo mismo sucede entre nosotros; el que sirve los chorizos y los chinchulines, el cordero o el cerdo y los jugosos bifes de chorizo, es difícil que se siente un minuto. Porque el pobre sirve y sirve, pero no tiene tiempo de servirse.

[92] Repito lo que dije en el episodio 4: Todo un simbolismo entre el sol subiendo por el fondo del Tesoro de Erín, el gobierno propio, el subtítulo del periódico -Erín, un Pueblo- y el hecho de que el edificio del periódico fue en su momento sede del Congreso erinés. Todo esto ve Bloom, viendo el sol.

[93] En el sentido prístino o, si usted quiere, lector insomne, en el sentido místico o simbólico del término, el surgimiento de un nuevo bebé. Si usted no es uno de esos crípticos literiosos que viven metiendo el hocico en los textos de otros y que ven el yuyo en el ojo del prójimo pero no ven el riel en el propio, entiende lo que quiere decir Bloom con esto de un belén.

[94]

[95] Recuerdo los ojos de un cordero: promociono en este pie detesto u cuento que escribí; como siempre, si es deseoso, se lo empresto.

[96] Tengo suficientes motivos que me permiten el exclusivo uso de este giro insólito; si quiere conocerlo, pregúnteme y entérese, tiene que ver con un libro que torduje (reescribí) sin E,  de ese Perec ido.

[97] Es cierto que un poliedro no puede ser cónico y que el sílice como elemento es infrecuente, pero, desde lejos, en pleno desierto, uno ve Keops, o Kefrén o Miserino, y no puede decir que no se ven como conos; y en el polvo del desierto, si usted se detiene en los pormenores de los elementos que contiene, descubre que entre muchos otros, tiene sílice.

[98] Lo que comen los obreros sujetos con grilletes.

[99] Fíjese como es esto de confuso, quiero decir esto de los nombres: Don Gifford corrige Kerwin por Kirwen y yo distorsiono Kerwin donde E no es E, ni O, ni etc. Bueno, este Kxrwxn fue un costructor de Dublín que construyó pequeños refugios económicos en el oeste de Dublín, no lejos del zoo y del vergel del Phoenix.

[100] Quelconque es un tipo indefinido, un hombre del terno gris, un ignoto, un cero izquierdo; Quel con! Quoi/ Quelle connerie.  Ese es el concepto que me sugirió este neologismo que inventé recién. Úselo si quiere.

[101] Mr. Bloom come con deleite los intestinos (chinchulines), bofes y menudos de pollos y todo tipo de bichos comestibles. Si no me cree, busque en el principio del episodio.

[102] Me pregunto si Bloom no siente un hueco en el vientre y tiene deseos de comer. Creo que eso es lo que sucede, en el contexto…

[103] Despeje dos E.

[104] Es decir, del hombre notorio, el conocido, el glorioso Pornell.

[105] Recordemos: Círculo de Bolleros de Dublín.

[106] Despeje O, siendo que O no es O, etc. Después, busque el término correcto y qué quiere decir. No se olvide, querido, que leer es un juego y no un privilegio de intelectuosos como creen unos que yo me sé. Serios. Solemnes.Crípticos. Rigurosos.

[107] Hubiese querido escribir “en el potofé” , pero me contuve.

[108] Dos de ocho mujeres que tuvieron el mismo progenitor que Mr. Pornell y fueron mimbros eminentes del movimiento por el Eire Libre.

[109] Distrito del noroeste de Dublín.

[110] Del pulpo bifronte … Los miriópodos…: según Don, 8.520, este jeroglífico puede tener que ver con el tortuoso vínculo que George W. Russell tuvo con su compinche y cómplice de teosofismo Miss S. Liddell McGregor Methers (1854-1918). Pero recuerde, puede tener que ver. Seguro que dentro de un tiempo, esto se discute en el CLXX Congreso sobre Yo Hice y sus Miss Therious, en Hong-Kong.

[111] O. E. ¿Qué quiere decir?: Primero, ver pie detesto númeor 50.  O.E. especie de signo del complejo término ‘eón’, que en inglés y en criollo puede escribirse ‘oeón’. Russell dijo que vio este término en un libro que encontró sobre un escritorio y que lo consideró un indicio divino y optó por ponerse ese sobrenombre. O.E. Y esto lo escribo muy serio porque lo dice DG en 8.527-528.

[112] Puro sonido de repollo y puerros hirviendo en un pote negro; glugú espumoso, gorgoteo mullticolor.

[113] No chille, usted pone objetos en los lockers (roperos públicos donde por unos céntimos se le permite que usted deposite o consigne por un tiempo un sobretodo incómodo, un sombrero inoportuno o un truculento bolso con un explosivo) y conoce lo que es el dumping (vender en diez lo que el negocio del vecino vende en veinte, con intención de fundirlo y conseguir que cierre). Déjeme de joder con sus objeciones. No objete, che.

[114] Todo tiene que ver con todo en el monólogo interior de Bloom. En el episodio 6 supimos lo del suicidio de su progenitor en un hotel de Ennis. Y Bloom mencionó un compromiso ineludible en Ennis (ver el sepulcro de su viejo, pero esto no lo dijo, sino que fue Mertin Cunninghem que lo dedujo). Semestre por medio.

[115] Mostrenco es sin dueño, toro mostrenco, potro mostrenco, dinero mostrenco.

[116] No desepere, Bloom sufre de un delirio óptico, en el contexto es poco lo que se ve.

[117] El extremo….del sol: los druides tuvieron este gesto y sus efectos como símbolo del poder profético del hombre. No me mire con desdén por este pie detesto, Don Gifford lo dice en 8.566.

[118] Vimos los rejones de luz en el episodio uno, metiéndose por los ventiluces del torreón.

[119] Dunsink: pueblo no lejos de Dublín, conocido por su centro meteorológico. En Erín se tomó Dunsink como referente del tiempo unívoco (como si existiese un concepto como ese); son 25 minutos p.m. de Greenwich. El tiempo es suizo (un cuentito que escribí, si quiere se los muestro).

[120] Profesor de Trinity College, cosmólogo experto.

[121] Vimos los pectínidos sobre el escritorio de Mr. Doisy en el episodio 2 (Néstor) y el jugueteo de los dedos indiferentes de Stephen revolviéndolos en medio de sus incoherentes reflexiones sobre el dinero, los monederos y el pedido de Mr. Doisy sobre un correo que quiere que le publiquen en el Irsih Times (creo).

[122] Ver pie detesto 2 por esto del comosus.

[123] Mrs. Breen se lo dijo. ¿Y entonces, por qué no pongo Mrs. Breen y me libro de un piedetesto? Porque de este modo crece el número de pies y con el número de pies de texto que detesto los crípticos se vuelven benévolos, si bien es cierto que no los leen, porque ellos quieren decir que un número grotesco de pies detesto es sinónimo de exquisitez.

[124] Un negocio de indumentos de Corte (¿y confección?) en 4 Grufton Street.

[125] Pequeño río en el norte de Dublín, donde E no es E, etc. Despeje.

[126] Selene brilló…/…mi bien: versos del bolero (¿bolero erinés?, por qué no. Puede ser) “Selene brilló este junio”, compuesto por Tom Moore.

[127] Bloom comprende o intuye que su mujer le mete los cuernos con Él (¿Boylen?).

[128] No es Eden, pero es muy sencillo deducirlo.

[129] En mi pueblo los sifones son de vidrio y contienen el líquido elemento con un poco de presión con lo que podemos ver globitos en su superficie.

[130] Despeje el segundo E, etc.

[131] Un recinto en cuyo proscenio se cultivó el género del vodevil.

[132] Otro vodevil, posterior, por lo que veo.

[133] Los intérpretes de este hit de entonces, según DG en 8.602, fueron conocidos como Yum-Yum, Peep-Bo, y Pitti-Sing.

[134] El cordófono…: trozo de unos versos de Tom Moore.

[135] Ver pie detesto número 10 en el episodio 4 (Proteo). Recuerdos del correo que Bloom recibió de Milly.

[136] Lo del porte torpe es un plus que surgió solo; recién lo noto. El léxico restringido, o mejor dicho, restrictivo, tiene este tipo de benficios sorprendentes que los cítricos críticos no ponen de relieve ni en chiste.

[137] Il motivo è giusto!: verso del opus operístico Los hugonotes (1836), del compositor berlinés (supongo) Giocomo Meyerbeer (1791-1864).

[138] Recordemos, lo picó un bicho que produce miel; lo pensó en el episodio 4 (Proteo).

[139] Este quer quedó inconcluso en el orig.

[140] No, no despeje O, en este punto O es O. Es lo de Combridge, un pinturero, ferretero, etc.

[141] El mueble que dividió clientes y expendedores de licores en los boliches porteños, en un tiempo no muy remoto, recibió el nombre de zinc que recubre o mejor dicho recubrió los nobles topes de roble. Creo que el mismo término se reconoce en todo el mundo de los bebedores de ley.

[142] Dejededeje, no tocotoque que se repitepite molermolerlo.

[143] Despeje E.

[144] Este término, goloptious en el texto de origen, es un neologismo propio de los dublineses, entre goloso, voluble y delicioso. Pruébelo, millones de erineses no pueden vivir en el error.

[145] Ese último rey infiel … seguidor de Cristo: recuerdo histórico y mítico. Bloom tiene en mente unos versos, “El entierro del rey Cormec”, de Sir S. Ferguson (1810-1886), escritor erinés. Lo dice Don Gifford, en 8.663.

[146] Este jueguito inexistente e inofensivo es mío; pero bien puedo decir, en un congreso, que sí exsitió en uno de los textos primitivos y que después JJ lo desechó. Es coherente con el recuerdo que siempre vuelve en Bloom, el “te digo bribonzuelo porque ese término que escribiste es sin mundo” que le escribió Mertle Clifford.

[147] ¿Plumtree? Como el que se promocionó en el periódico después del sector informes necrológicos.

[148] ¿Qué guiño, por Dios? Oh, el dicho: Emergió del vientre con un tenedor de níquel en el morro. Niño rico, tenedor por cuchillo. No se pierde, el guiño sigue como un juego de niño.

[149] Dispositivo que sube y desciende los pedidos entre el cocinero y el comedor.

[150] todo hijo de mujer: ¿me cree si le digo que este sencillo grupo de términos es un, según dice DG en 8.706, guiño de ojo en dirección de W. Sheikspierre? Pues en efecto lo es. ¿Cómo pudo el sencillo Bloom tener en mente un trozo del Sueño nocturno de un estío?, me pregunto. Según Don, Peter Quince no quiere que el león en el proscenio se muestre muy convincente y genere terror entre el público femenino, pues si esto sucede los intérpretes pueder pender de un pino ipso pucho. Uno de los intérpretes repite, lleno de miedo: ¡todo hijo de mujer! Oh. Increíble pormenor. Qué imprescindible erudición. ¡Que los cuelguen por eruditos!

[151] Dicen que Queen Vic usó un sillón de mimbre en sus remojones ribereños en el estío del suroeste inglés. Un sillón movible, por supuesto, de los que tienen los tullidos.

[152] Bebedero público sobre el que estuvo el monumento de Sir Philip. Ninguno de los dos, monumento ni bebedero, ni mucho menos don Felipe, existen en el Dublín de hoy. Por Crumpton, despeje U.

[153] El clérigo O’Flynn se hubiese reído de ellos: Por mucho que detesto los pies de texto, quiero, lector insomne, detenerme dos o tres minutos en este punto. En honor de los eruditos y borrofesores, le cuento que Don Gifford, fuente de todo conocimiento sobre los pormenores y miles de secretos escondidos en este libro, dice que en este sector Bloom tiene en mente unos versos del folklore dublinés que tienen por título: El Clérigo O’Flyn y que dice: ni menciones tus prebostes y tus cómplices de Trinity/ célebres en griego y posetrusco/ ¡Midiós! Expertos en demoños y todo lo devino/ el Clérigo O’Flynn en los morros se les ríe / tú puedes me creer / no hubo en este mundo / un lógico como él / ni en cuentos mitológicos / o inventos teotelógicos / y ungüento filosófico… (Es extenso, pero los borrofesores comprenden lo que dice el Clérigo O’Flynn; porque no lo digo yo; no se enojen con el pibe del correo, che).

[154] Grillé o hervido y servido frío, el peceto es delicioso. O con el tuco de los ñoquis del domingo.

[155] ¿Quién? ¿Molly? Puede ser. Los Bloom vivieron en ese hotel en los primeros tiempos; y Bloom tuvo un empleo en lo de Cuffe, no lejos de ese sitio.

[156] Esto tiene un olorcillo de George Orwell, ¿no? Pero no puede ser, el distópico novelón de Orwell es bien posterior.

[157] Yes, pibe, not mozo neither mocito or jovenzuelo.

[158] Típico de Sydney. Es como un Hi!  Que es como un Hoy! O un Hello! Como un criollísimo y porteño ¡Che! Flynn es un tipo exótico, como veremos. Bloom le responde en su mismo léxico.

[159] Ídem.

[160] Este es un punto crítico en los pies de texto de mi torducción, pero si retrocedo me rindo, y no es posible, entonces sigo y lo intento. Este es un chiste, increíble. El chiste se entiende en inglés, pero es incomprensible en otro léxico; en breve, es un proverbio ficticio que dice que ningún hombre muere desnutrido en el desierto por todos los nutrientes que contiene.  Send (despeje E, polvo y silicio) which (que) de Hem (bíblico jefe de tribu, despeje E, y tenemos Hemón crió) on bred mustered (reunió) there.

[161] ciruelo: en inglés: plumtree.

[162] Esto puede ponerle los pelos erguidos, Herr Forrofesor, pero el chimichurri es nuestro condimento típico; dicen que el término se deformó de un prístino Jimy’s curry, pero eso es folklore.

[163] Insisto con los pinchos, o los pintxos, esos de Getxo y de Bermeo; que estuviesen o disponibles en los pubs de Dublín por ese entonces puede ser motivo de un congreso, pero Bloom tiene un enorme sentimiento efusivo por todo lo ibérico, y dice que Molly es del tipo ibérico. Y porque Molly vivió en el Peñón. En contexto, es posible. Como todo.

[164] Pretencioso Bloom; este olivo tiene por lo menos 30 siglos.

[165] Pensó en regusto, digo yo, pero no lo dijo.

[166] Recuerde lo que dije sobre el uso del término cuore. No se indigne.

[167] El reloj… en el futuro: con el propósito de no excederse en el tiempo límite de expendio.

[168] El suertudo fue Bleizes Boylen que puso dinero en los puños del vencedor.

[169] En el texto de origen no es Down sino Corlow (despeje O), pero en este contexto, boxeo, knock-out etc, Count(y) Down me resultó preferible, sobre todo por el tremendo golpe de Myler Keogh que terminó con el pobre pigmeo en teritorio inglés. Fiction whitin fiction, wheels within wheels, quoi?

[170] El mismísimo Gifford desconoce el sentido de este giro. Por consiguiente, pejerreyes o boquerones, es lo mismo, no se preocupe usted por lo deficiente de mi torducción.

[171] Dice Gifford (8.811) que esto es un verso del divertimiento operístico Don Giovine. ¿Por qué no creerle?

[172] Desconozco los efectos del unto sobre el repollo. Debe producir vientos, supongo.

[173] Un guiño explícito y visible entre los sesentones de mi pueblo, flor y truco dijo uno / el otro gritó retruco / y con un cinco triunfó/ misterioso como un cuco / mentiroso como un dios. Flor de truco, don gruñón. Usted hubiese preferido un guiño por el poker o el bridge; déjese de joder; conmigo no. Búsquese otro, borrofesor.

[174] Epsom: el mejor súper premio hípico del mundo, conocido como ‘El Derby’. Se corre en Epsom, Surrey, en suelo inglés el primer miércoles de junio.

[175] Prefiero ojeó, pero usted decide.

[176] Interrupted question in pectore.

[177] Recuerdos de Bloom sobre lo que leyó en el folleto de Egendeth neteim, en el episodio 4 (Proteo) que le ofreció un devoto de Elí, el gurú que visitó Dublín en junio de 1904.

[178] Pudo ser Rosshill, pero vi Doolin y me tenté. Sitio en el oeste de Erín, donde se recogen estos ostiones repelentes.

[179] Restó de Dublín, reconocido por los ostiones que sirven.

[180] Hubiese podido incluir en este piedetesto mi tesis sobre los moluscos y los diferentes métodos de producción en meses con erre y sin erre, pero me detuvo el respeto por el lector.

[181] Según Don Gifford (8.871-72) (qué bien se ven los números en este tipo de piedetesto) Bloom se confunde un Leopold con un King Otto. Como es confuso prefiero que usted lo busque si fuese de su interés.

[182] Henchido en el sentido del orgulloso, pecho henchido. Y reventón en el sentido de reviente, que en nuestro pueblo quiere decir excesivo disfrute, noches de reviente, jolgorio desmedido. Con esto justifico, herr borrowfessor, el infrecuente giro que elegí.

[183] Quilombo, despiole, bullicio, belén, bochinche, revoltijo, desorden, confusión; supongo que con esto explico lo del despelote.

[184] En el sentido del vino.

[185] Ovidio escribió un (¿soneto, cuento, novelón, mito escénico o simple vodevil?) en el que un rey de Chipre, deseoso de tener un cónyuge, lo buscó por todo el mundo, pero, como quiso tener un cónyuge perfecto, por supuesto no lo encontró. Decidió el rey, entonces, en vez del imposible himeneo, seguir viviendo solo y esculpir mujeres de bello rostro y dulces contornos. Se hizo por consiguiente escultor y esculpió cuerpos femeninos bellísimos, uno mejor que otro; un lelo, el pobre, por fin se chifló del todo con el último cuerpo que esculpió. Dice el mito de Ovidio, que este rey, de nombre Pigmoleón (despeje el primer O, etc.), oró y suplicó el socorro de Ofrodito y que luego se durmió. Ni bien se despertó vio el monumento convertido en mujer de muslos, glúteos, senos tez y huesos. Fue por gestión de Ofrodito quien reconoció de este modo los sinceros sentimientos del rey y lo premió con un cuerpo vivo de mujer que tuvo como nombre Golotée (despeje dos O, etc)

[186] Porrón de Quilmes: los quilmes fueron unos indios guerreros de tiempos precolombinos. En su honor los criollos bebemos un producto cervecero de excepción, económico broncíneo y espumoso. Los forrofesores gruñones tristes y gotosos, que sólo beben té frío y viven de congreso en congreso, posiblemente me critiquen por este desliz. Me divierten enormemente sus enojos.

[187] Los divinos cuerpos no tienen.

[188] Bloom quiere ver, si tienen o no tienen, lo que todos los que no somos monumentos, por el momento, tenemos.

[189] ¿El cuerpo de quién, en el nombre del Gurú? Bloom, me confundes.

[190] Lo que nosotros conocemos como pollitos BB, pechugones, deliciosos, comestibles, etc.

[191] Dinerillo, unos pocos pesos, ingreso insuficiente.

[192] El viejo…: Flynn repite el discurso del rito secreto de los constructores que dice seguir los “viejos ritos libremente consentidos”, en el que todos “los hombres libres pueden ser recibidos.”

[193] Ningún porteño puede desconocer este dicho; hermético, oscuro, esquivo; el culo de mono es un buen ejemplo de todo eso.

[194] Un hecho cierto referido por Don Gifford en 8.1000 (fíjese, mil pies de texto en un solo episodio y yo sólo pongo ciento y pico, doscientos). Yo digo que si uno quiere leer los pies detesto, no lee el texto; pero los pongo porque los críticos dicen que muchos pies de estos es mucho mejor que pocos pies de texto. Estos tipos prefieren versiones en dos tomos voluminosos, tres kilos de erudición, cueste lo que cueste. Y si ellos lo dicen los libros se venden. Ojo, los libros se venden, no ellos. Y los libreros que no leen, felices de vender lo que no entienden, repiten como loros lo que leen en los folletos del vendedor.  Hombres necios…

[195] Tiene que ver con un ducto en construcción por ese entonces y con el heroico hecho de Tom Rochford que se metió en un estrecho conducto del vetredero y recuperó el cuerpo inconsciente de un obrero; y con el hipo crónico que lo sigue, por lo menos en este jueves. Un congreso en Toulouse urgente. Que se despeje el hipotético hipo, si es crónico o efímero. Todo contribuye.

[196] Porque el whisky se usó como remedio de infecciones.

[197] Figúrese que le explique los pormenores de un proyector de destellos Röntgen. Un erudito de ley lo hubiese hecho, creyéndose Einstein, el pillo. ¿No es cierto, profe?

[198] Pocos pesos y bocones; eso lo sufrimos todos entre 2015 y 2019, pero sólo un porteño, un cordobés, un mendocino y un neuquino pueden comprender lo que digo; el resto cree que digo estupideces o que es un secreto chino.

[199] Don Giovine…/ Io t’invito el verso sigue “e son venuto”. Es lo que dice el monumento del Vizconde, el enemigo muerto de Don Giovine, en el último episodio. Don Giovine II.xvii.1-2 (Y mire cómo se lo cito, como si lo hubiese visto en el proscenio)

[200] Los kurdos beben y se vuelven intrépidos, por eso suele decirse, entre nosotros, que el Sr. Pérez se encurdeló. Beodo, en resumen.

[201] El cerdito con un orificio en el lomo es el mejor escondite del dinero. En un lustro lo rompemos y vemos lo que se juntó. Sin incrementos crónicos de precios tiene sentido, pero entre nosotros, por supuesto, es imposible; es menester romper el cerdito todos los meses.

[202] Un folletín de veintinueve folios escrito por el presbítero quebecois Telesphore Chiniquy

[203] Instituto protector de mujeres; institución que existe en nuestro territorio con el nombre de El Nido y es el refugio de mujeres que viven en riesgo de femicidio después de un divorcio o por vivir con un energúmeno violento.

[204] Este sinsentido es uno de los muchísimos puntos del texto en el que los profesores disienten y sobre los que discuten y escriben tesis ilegibles; los textos fuente de Ulises fueron diversos y discutibles. Sufrieron indecibles correcciones. Yo sigo lo que creo que es procedente, lo que me conviene, los que no es incongruente, lo que escribió Morel con conocimiento de Joyce, en fin, de todo un poco porque soy un flexible ortodoxo éter o genio, no lo sé, pero intento ir siempre por el medio.

[205] Recuerdos del retrete; episodio 4. Busque si es curioso.

[206] Coincide Bloom con el dicho folclórico ecuménico; y levemente incluso con lo que Stephen recordó enfrente de Heines, en el torreón, en el fin del episodio uno: cuerno de toro, hierros de potro, no, no, no; citemos bien: “Toro con cuernos, coces de corcel, ingleses sonrientes”.

[207] En el principio de este episodio, Bloom tiene en mente un nombre, que no surge, ¿Pendennis? ¿Pen…? Don Gifford, en su 8.178-79 (qué bien lucen los números en un pie detesto, ¿o no, proferudito Don Doble Tomo?) se extiende sobre lo impreciso de este punto, diciendo: Penrose, origen e interés inexistente, y sigue con los pormenores de este señor Pendennis y sus vicisitudes, un novelón de Will Theckerey, or so.

[208] Recuerdo muy bien el goce de los cientos de puchos que fumé en lo oscuro; los puchos que fumé después de goces oscuros, los puchos negros que fumé en mi juventud y en mi plenitud, en dormitorios oscuros después de goces que viven venciendo los límites imposibles del olvido. Por todo esto, querido lector gozoso, discrepo, si usted permite, con Bloom, con quien por lo común coincido, in toto.

[209] Gesto orondo o cuello tendido o gesto orgulloso, ese tipo de gesto lleno de presunción.

[210] En el cerebro del joven ciego, supone Mr. Leopold Henry Flower Bloom.

[211] Cristofori inventó el cordófono, por eso le dedico el guiño. Pero pudo ser un Förster, un Bösendorfer, un Boston, un Boyd, un Bremitz, un Brentwood o un Exeter. Los eruditos no coinciden en este punto y proponen que el Tesoro de los EEUU done el dinero que requiere un nuevo e imprescindible congreso. Sus luminosos currículums lo merecen.

[212]excursión pendidos fuego vivos y hundidos en New York: el Freemen’s publicó el 16 de junio de 1904 el terrible suceso ocurrido el miércoles 15 en New York. Un ferry, el Gnrl. Slocum, con un grupo de profesores y niños del colegio en un breve recorrido de excursión por el río, se incendió de repente y explotó. Murieron poco menos de quinientos hombres, niños y mujeres.

[213] Es imprescindible que despeje los dos E, siendo que E no es E, etc.

[214] Novedoso, lo que se dice novedoso, no es un procedimiento muy novedoso. Entre nosotros es frecuente. Los espiones, los jueces y el periodismo son el monstruo de tres tiestos. El poder elije sus jueces y los jueces obedecen lo que les pide el gobierno en el poder. Después, con el tiempo todo se revierte y sigue el eterno recomienzo. Trucho, por si usted no entiende, quiere decir pirulo, ilícito, ficticio, fingido, dudoso. Término polisémico como pocos.

[215] Tener cortito: ser severo con un súbdito, riguroso, imponer respeto.

[216] Es increíble que Bloom, justo Bloom, piense esto, pero no podemos esconderlo. Lo pensó y listo.

[217] Seguimos coincidiendo con Bloom. In toto. Tenemos jueces como esos.

[218] El Redentor: según Don Gifford en 8.1163-64, del compositor berlinés George Friedrich Hëndel (sic) (1685-1759). Lo compuso en Londres, y se estrenó en el New Music Room de Dublín en un concierto con el objeto de reunir fondos en beneficio del nuevo nosocomio Mercer.

[219] ¿Bloom ve un espectro? Veremos que no.

[220] Despeje O.

[221] Repetición de repeticiones; ¿me justifico?, Muy bien, me justifico de nuevo. Cuore es cuore donde Bloom lo requiere. Y listo. Reniegue si quiere.

[222] Molly le dijo que después de comer, Bleizes Boylen, etc.

Escribe Marcelo Zabaloy

Traductor aficionado y libros traducidos publicados por El cuenco de plata: Ulises y Finnegans Wake de James Joyce y El atentado de Sarajevo de Georges Perec

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El fantasma verde 5

Todos contentos: Lena la llamaba «le pâtisserie», el Flaco «la confi» y los ministros de la iglesia mormona «the bakery», la cuestión era que el barrio entero desfilaba para comprar los productos que salían del horno de Doña Tota

Un Comentario

  1. Extarordinaria ilustración, Mariano; un resumen perfecto del episodio 8. No hay en el mundo Ulises algo como lo que estás haciendo. El único Ulises con dibujos es la edición que ilustró Henri Matisse. Pavada de rival tenés.

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