Respiro con la boca
Para pensar con el estómago
Mis entrañas hacen efecto
y solo puede sumergir
un vómito o dos.
Espeso y caliente
llena mi boca
de agridulce pensamiento polilógico
Dos verdades que no conviven
porque nunca se saben consigo.
Amantes sin saberlo,
una de la otra, y la otra de la otra.
De rituales simbióticos
desvirtualizán la incertidumbre
con energías diversas
Siendo
poseedoras de códigos universales
poco superfluos.
Mi andar fue poco común, como quien tropieza con dos piedras al mismos tiempo. Que sin terminar de entender la lógica de un movimiento también fue movilizado por otro. Poco que comprender con un razonamiento anglosajón que todo lo separa. Y mucho que sentir frente a lo inesperado, que conmueve y satisface pero también alarma y empuja. El cuerpo es uno, o dos, que frente a dos o tres remolinos solo puede dejarse llevar y confiar. Sin hablar de fe, lo siente como realidad. Él ya no quiere hablar, le basta y sobra con ser para meterse en lugares de los que solo el curso del tiempo podrá sacarlo.