Si Twitter es literatura o no es literatura, es un debate que ya arrastra casi un lustro, detalle que no es menor, más aún en estos tiempos donde todo envejece rápido, donde para que algo sea bueno tiene que ser nuevo, donde –siempre se vuelve a Marx:– todo lo sólido se desvanece en el aire.
Esa es la prerrogativa gracias a la cual podemos seguir consumiendo sin fin, porque lo consumido desaparece, se convierte en basura, y uno cree –erróneamente, claro– que la basura siempre es problema ajeno. Pero cuando hablamos de otro tipo de consumo, cuando lo que queremos es información y la información ya viene disuelta en el aire, no nos queda más remedio que tratar de desarrollar una antena. Esa antena selectiva es la que nos va a permitir separar la literatura del formato en el que viene y aceptarla por lo que es, por lo que siempre fue la literatura: palabra escrita con una intención estética (literaria) determinada. Una vez que entendemos que la literatura se manifiesta de formas misteriosas (y que no siempre necesita de un sello editorial, seiscientas páginas y el nombre de un escritor famoso) recién entonces podemos resucitar el debate, modificando ligeramente la pregunta para que no haya malentendidos: ¿Hay literatura en Twitter?
Y sí, viejo. Claro que la hay y de muchas formas distintas:
Hay literatura que viaja en tweets (llamémoslos tuits) porque le queda bien el espacio. Este es el caso de los haikus –poemas japoneses, sin rima, de diecisiete sílabas que entran bárbaro en esos asientos de 140 caracteres– y que, a menos que seas un monje zen, es poco probable que te toquen en ese lugar especial que sólo el arte sabe acariciar.
Hay literatura que pasa por la procesadora de Twitter y sale hecha picadillo por el otro lado. Tomemos como ejemplo la multitud de citas de Cortázar que andan dando vueltas, las cuentas específicas hechas con el único fin de recortar trozos de cuentos, novelas y poemas, para emitirlos online como una especie de repetidora o banda tributo. Pero las mismas condiciones espaciales que hacen que los haikus viajen bien y hasta estiren las patas, en el caso de las citas de autores a menudo provocan el efecto contrario, y los pobres textos originales terminan mutilados, despojados de un contexto que por lo general les hace falta. O lo que es peor, los mejores pasajes de un autor se dejan de lado simplemente porque no entran, mientras que “no haremos el amor, él nos hará a nosotros” se desparrama por el mundo con una impunidad espantosa.
Hay géneros literarios como el microrrelato que parecen haber sido creados para esta red social (sólo parecen, el microrrelato tiene antecedentes mucho más viejitos), que ni les falta ni les sobra y calzan más justo que zapato de cristal talle 140. Estos son los que usualmente se señalan como la twitteratura por definición, los exponentes más claros, la respuesta fácil a nuestra pregunta original como si por «literatura–en–Twitter» hubiera que entender «cuentos–muy–chiquitos». Incluso se hacen concursos al respecto como el Twitter Fiction Festival, cuyo eslogan dice que se trata de un festival “para abrazar, explorar y desarrollar el arte de contar historias en Twitter”. Sin embargo, un monstruo editorial –Penguin Random House– asoma detrás de la competencia, y ahí es donde creo yo que la twitteratura oficial da un traspié. Una de las mayores ventajas, la muerte del intermediario de la que hablaba Hernán Casciari allá lejos y hace tiempo, se anula de golpe en este festival cuyo jurado está compuesto en un 50% por especialistas en marketing.
También, en el otro extremo, hay hazañas bizarras. Matt Stewart publicó su novela “La Revolución Francesa” en 3.700 tuits porque no encontraba editor, gestando así una nueva modalidad que se repitió en el caso de Jordi Cervera y su “Black Chicken”; o bien dando pie a nuevas y más bizarras hazañas como “El espejo” de José Cohen, quien escribió cuatro capítulos y soltó el timón para que otros continúen la historia.
Pero vibrando en el medio de todo eso, tan a la vista que no la vemos, hay una literatura en Twitter que es, para mí, la mejor de todas, la verdadera twitteratura. Heredera del graffiti, nieta de la parábola, sobrina díscola del aforismo, del mensaje conciso, público, autoconclusivo, es una literatura que se expresa en memes –esa unidad cultural que puede reproducirse como un organismo vivo–, que nace de las mismas posibilidades que ofrece la red social. Que, lejos de encontrar en los 140 caracteres una limitación, los utiliza como un trampolín y va camino a constituirse como un género independiente, en lugar de meterse a presión en un formato que le es ajeno (reconozcámoslo, el microrrelato es un gato en una botella). Es una literatura más cotidiana y a menudo, contradiciendo en parte nuestra definición original, involuntaria. Es el tuit ingenioso, que alguien del otro lado lee y con el que se siente identificado. Es ese tuit que le mostramos al amigo que no tiene Twitter para ver si entiende de una buena vez por qué le conviene hacerse una cuenta. Ese que nos saca de la mesa familiar y nos hace reírnos solos bajo la mirada condenatoria de la abuela. El que hace que los usuarios se pongan verdes y griten “¡plagio!” cuando pasa el famoso trípode de la muzarella. Es lo que queda después de separar la basura, es decir el ruido, esa especie de enorme estática que se genera cuando todos gritamos al mismo tiempo.
Aclaro, por cierto, que hablar de ruido o basura por un lado incluye una valoración personal, terriblemente subjetiva (lo que yo considero basura a otro le puede servir), y a la vez traza cierto límite que se pretende objetivo (si es nocivo es basura para todos). No hay mala intención. Cada cual separe según su criterio. Todos recortamos la realidad, todos tenemos favoritos. Les dejo algunos de los vínculos para indagar sobre el tema.
Fuentes:
http://mundocabaret.com/es–la–twitteratura–una–nueva–forma–de–literatura/
http://twitterfictionfestival.com/
http://cultura.elpais.com/cultura/2014/03/11/actualidad/1394536561_399410.html
http://www.casamerica.es/literatura/twitteratura–literatura–o–escritura
Ilustración inicial: http://www.fernandovicente.es/ilustracion/ilustracion
Si quereis conocer bien la persona de Nostradamus he visto este lugar donde estan todos sus trabajos en castellano http://caesaremnostradamus.com/tienda/