Fragmento del Ulises de James Joyce con la palabra-eje del mes de mayo: «luna», traducción de Marcelo Zabaloy. Ilustración de Mariano Lucano.
¿Qué afinidades especiales le parecía que existían entre la luna y la mujer?
Su antigüedad en preceder y sobrevivir sucesivas generaciones telúricas; su predominio nocturno; su dependencia satelital; su reflexión luminar; su constancia en todas las fases, saliendo y poniéndose en los horarios establecidos, creciendo y menguando; la obligada invariabilidad de su aspecto; su respuesta indeterminada a una interrogación no afirmativa; su influjo sobre las aguas afluentes y refluentes; su poder de enamorar, de mortificar, de revestir de belleza, de enloquecer, de incitar y de ayudar a la delincuencia; la tranquila impenetrabilidad de su rostro; lo terrible de su aislada dominante implacable resplandeciente propincuidad; sus presagios de tempestad y de calma; el estímulo de su luz, su movimiento y su presencia; la admonición de sus cráteres, sus mares áridos, su silencio; su esplendor, cuando es visible; su atracción cuando es invisible.