Un repaso de sus oscilaciones como lectora a partir del libro Citas de lectura de editorial Ampersand.
Un hallazgo de librería da motivos de festejo. La colección Lector&s de la editorial Ampersand propone un recorrido por las lecturas que hicieron autores de reconocido prestigio a lo largo de su vida. Bajo el formato del ensayo, ellos abren la puerta a sus recuerdos y nos invitan a seguir el camino de su formación como sujetos particulares que surgen en el vínculo con los libros.
En esta oportunidad me detendré en Sylvia Molloy y sus Citas de lectura. Leo que el libro está dedicado “Al lector con el libro en la mano” y, al pasar la página, me encuentro con una serie de relatos que tienen mucho de secretos infantiles y juveniles. Un oscilar entre el recuerdo y lo que el paso del tiempo moldeó con esa arcilla. Lo que se recuerda y lo olvidado, plasmando una instantánea de un momento con la lente de hoy. Así, descubro entusiasmada que el camino evolutivo de la pequeña lectora a la escritora y profesora podría ser pensado como una serie de libros leídos que oficiaron de guijarros lanzados en el sendero. Podemos seguirlos y descubrir quién está al final del recorrido.
El tono autobiográfico comienza desde una pregunta: ¿La primera lectura fue en inglés o en español? El bilingüismo, se me ocurre ahora, implica fluctuar toda la vida entre dos lenguas, algo parecido a tener dos patrias. Enredados con memorias más o menos exactas (como son todos los recuerdos), en cada descripción vemos a la escritora en formación, a la niña que elegía a Catherine Mansfield entre otras lecturas posibles, a la joven que conoció a Borges y que tuvo iniciadores en el mundo literario, maestras y maestros memorables y siempre ese ser entre dos lenguas. La autora, como si le hablara al espejo o como si estuviera en una sesión psicoanalítica y recordara su vida anterior a través de lecturas, autores y libros, afirma: “El miedo de quedarme sin libro que leer me sigue rondando”.
En En breve cárcel, Sylvia Molloy insinúa que la escritura es un acto de subjetivación y como tal, cada elección y cada encuentro fortuito parecen tener un sentido íntimo y aparentemente insustancial. El tiempo, sin embargo, nos enseña que nada es aleatorio. Hay un canon literario propio e insustituible en cada sujeto lector y lo mismo podríamos decir del escritor. Un cuento puede ser escrito de infinitas maneras según los sutiles cambios que cada día se presentan en nuestra mente.
Encontrar en el recorrido del otro la esencia, el secreto de una forma particular de abordar la realidad. Lo que queda plasmado en el papel es una biografía inédita, que permite conocer al otro a través de sus lecturas y lo que dice de ellas, tal como la autora intenta descubrir en las lecturas secretas que hace su madre. Refuerza esta teoría el hecho de que la misma Molloy se identifica con su imagen de lectora, casi congelada en una fotografía de sí misma con un libro abierto, una “pose” que elige para ser retratada como si fuera la más cercana al ser íntimo y verdadero que la nombra.
Sylvia, a quien ya siento que conozco porque sé cómo es como lectora, cree en la lectura como un acto de posesión, encarna la voz del hablante y hace suyas sus circunstancias. La escena dramática de todo cuento o novela es una invitación a escabullirse de una realidad para encarnar otra. Sylvia personifica sus lecturas y es coproductora de cada libro que lee como el Pierre Menard de Borges en Ficciones es autor del Quijote. El borramiento de los límites respecto de los personajes, es la identificación necesaria para que tenga sentido escribir o leer. Así, cada lector hace su propia obra y entonces soy yo y no Menard reescribiendo el Quijote letra por letra.
Sylvia se describe a sí misma como la autora de la lectura que hace y, por lo tanto, la precursora de lo que está leyendo.
Este intríngulis detalla con gran desenvoltura como somos un entramado de palabras entre las que nos nombran y las que elegimos protagonizar. La seducción del lenguaje radica en ser la herramienta para construirnos como seres pensantes a nosotros mismos y a los que nos rodean.
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