Cuando el cuerpo te pide

me tomo una pasiflora a ver si se me pasa
agarraría un tenedor, me lo pedís a gritos
pero te lastimo, te machaco

el ardor y la picazón compiten con ganas
conozco la picazón, sí
en las piernas y ahí las uñas me tranquilizan de a ratos
no tengo nada para las ronchas
no puedo evitar los arañazos
en la cara todo se siente el triple
la experta me dijo que podía llegar a quedarme ciega
qué tengo que hacer para que te desactives
vos lo llamaste.

te activás según sus movimientos, su ir y venir
si no es él, son los demás y si no voy, aparecés vos para convencerme
lloro y se expande, no lloro y también se expande
no, así como no me rastrillo con el tenedor,
no me voy a ir para allá ahora a montar el show aunque ya haya pedido el remís
quedarme sin ojos es lo único que podría servir
además, ser ciega es mucho más sensual:
por algo la gente se excita cuando te vendan
los ojos

 

Escribe Denise Griffith

Estudiante avanzada del traductorado de inglés. Trabajó en librerías como Kel (libros en inglés) y el Ateneo Grand Splendid (una de las librerías más hermosas del mundo). Asistió durante un año a un taller literario dictado por el escritor Luis Mey y colabora en diversas revistas digitales, entre ellas, Suda la lengua y Liberoamérica.

2 Comentarios

  1. Una voz poderosa. Lo citaré como un mantra ante cada síntoma.

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